Las lágrimas de una estudiante que no llegaba a su examen por culpa de la tractorada en Granada
La joven se bajó del coche desesperada, porque los agricultores habían bloqueado uno de los accesos a la ciudad
A. Mateos | P. Moreno
Granada
Miércoles, 7 de febrero 2024, 10:05
Una joven estudiante de la Universidad de Granada se vio afectada por la tractorada que organizaron ayer los sindicatos locales en los accesos Granada. Ella, afectada porque no iba a llegar al examen que tenía programado, rompió a llorar en plena carretera y les suplicó a los agricultores que la dejasen pasar: «Tengo un examen a las 4 y si llego más tarde no me van a dejar hacerlo».
Los agricultores decidieron levantar momentáneamente el corte hasta nuevo aviso para que pasase la estudiante. «Como no apruebes te vas a enterar», le dijo uno de los manifestantes en broma.
Las movilizaciones de los agricultores se extiende por todo el país, después de observar cómo en numerosos países europeos se han paralizado las principales carreteras reclamando poner fin a los tratados de libre comercio y garantizar precios justos.
Ayer también fue el turno de la tractorada en Vitoria. La protesta, convocada por la Unión Agroganadera de Álava (UAGA), y la marcha de viticultores independientes que ha partido desde localidades de Rioja Alavesa concluyó en el polígono industrial de Júndiz tras provocar atascos y kilométricas retenciones. Esta histórica tractorada -se calculan más de medio millar de máquinas- se concentró en las inmediaciones de la plataforma logística de Mercadona. Desde allí, los agricultores realizaron un recorrido por otros centros de distribución de cadenas de alimentación como Eroski o Lidl con el fin de bloquear sus accesos.
Y este viernes será el turno de la otra gran capital vasca, Bilbao. La movilización del 9 de febrero consistirá en una concentración de tractores que saldrán de distintas comarcas de Bizkaia y confluirán en el Arenal de Bilbao. En ese mismo espacio se llevará a cabo un mercado transparente, ofertando cuartos de cordero envasado al vacío a un precio justo, con los objetivos de «denunciar la amenaza que supone la entrada de cordero de Nueva Zelanda inundando los mercados y poner en valor la producción local de nuestra alimentación».
