Los espráis de pimienta para defensa personal «vuelan» en las armerías de Euskadi
La venta de este producto de defensa se extiende por la mayor percepción de inseguridad y también después de que la UE recomendara tener un kit de supervivencia
B. Arnaiz y J. García
Lunes, 23 de junio 2025, 00:08
La seguridad personal es una cuestión que la ciudadanía se está tomando muy en serio. Un síntoma es lo rápido que se agotan los espráis ... de autodefensa, conocidos como de pimienta, en las armerías vascas en los últimos meses. Es en estos establecimientos donde, por un precio aproximado de veinte euros, se pueden adquirir estos aerosoles legales y homologados que tienen el objetivo de protegerse ante una potencial agresión. «Cuando llega este producto, vuela», coinciden muchos profesionales que se dedican a su comercialización.
En la Armería Sarasketa de Amorebieta aseguran que las ventas han crecido «muchísimo» este año. «Hemos percibido, sobre todo, que este fenómeno se ha acentuado después de que la Unión Europea recomendara a los ciudadanos tener un kit de supervivencia en su casa», señala Iñigo Sarasketa. A partir de esa petición, muchos ciudadanos han pensado que es una opción interesante contar con estos espráis.
En la Armería Palacios, en el Polígono 27 de Martutene de San Sebastián, este elemento de defensa ha estado agotado durante semanas. Mientras se entrevistaba a su responsable para este artículo son dos los clientes que acceden al local para interesarse por la compra de varios aerosoles de este tipo. Solo hace falta ser mayor de edad.
Los compradores son de lo más variado: taxistas, agentes de seguridad (recientemente se ha autorizado su uso a los profesionales que vigilan la estación de Abando en Bilbao), trabajadores y trabajadoras con turnos nocturnos, personas que regresan a sus hogares a deshora o por sitios poco frecuentados, o mujeres que salen de noche. Todos ellos, según sus circunstancias y lo que buscan, escogen uno de los dos tipos de aerosoles que existen principalmente en el mercado. O en algunos casos, se hacen con los dos. Marc Gallego, empleado de la armería donostiarra, explica que «un espray es rociador, que se conoce como espray fitodefensa, y el otro, el balístico, es de gel porque suelta un chorro que tiene un alcance de unos tres o cuatro metros efectivos».
La diferencia en su composición se debe al lugar en el que es recomendable emplear cada uno. «El balístico se aconseja utilizarlo en espacios interiores, porque no puede afectar a uno mismo». Entre los clientes habituales de este producto destaca que «los taxistas nos compran mucho el de gel».
El rociador, en cambio, el que suele estar disponible durante más tiempo, es para exteriores por el peligro que tiene de lesionarse a uno mismo en espacios cerrados. Es lo que sucedió, por ejemplo, en una discoteca de Irún en mayo, cuando una mujer fue hospitalizada después de que una persona rociara con gas pimienta dentro del establecimiento. Otros jóvenes tuvieron que ser tratados por inhalación del aire contaminado.
Además, otra característica más particular del espray balístico -aunque el rociador también lo tiene- es que también «marca» a la persona que lo recibe. Según su color, rojo o rosa en la mayoría de casos, la cara o la zona de impacto del agresor queda manchada «durante unas 24 horas», lo que permite facilitar la identificación por parte de la policía.
Tanto uno como el otro producen «malestar y la persona que lo recibe se queda inmovilizada». La ceguera temporal, la irritación de ojos, el fuerte ardor, la sensación de quemazón, vómitos o la asfixia inicial son las consecuencias más frecuentes que los receptores de estos espráis sufren. Precisamente esta semana la Ertzaintza ha detenido a un ladrón después de que tratara de asaltar una vivienda y fuera sorprendido por el morador de ella, quien le roció con un espray irritante. El hombre huyó del lugar, pero se dejó el teléfono móvil y unos guantes por el camino que le delataron.
Ambos dispositivos son ligeros y cómodos para llevarlos en bolsos, riñoneras o bolsillos. «Lo más importante es guardarlo en un sitio que sea accesible y rápido en el caso de que nos veamos en peligro o abordados por alguien», explica Gallego. Sobre su modo de empleo, ambos espráis cuentan con un seguro. «Llevan una pestaña en la boca que simplemente hay que girarla para que salga la boquilla. Una vez hecho eso, se puede aplicar el gel balístico o el rociador presionando hacia abajo».
El gel balístico requiere cierta precisión, ya que se trata de un «chorro», mientras que el rociador tiene menos alcance, unos tresmetros, al emplearse como cualquier otro tipo de aerosol.
«Ojalá caduque»
Mientras se realizan las fotografías de los espráis para el reportaje entró a la tienda Javier, un vecino de Irún que había preguntado anteriormente por teléfono si habían llegado ya los de gel. Se dispone a comprar tres, para su hija de 14 años, para su mujer y para su padre, y el motivo final que le ha llevado a ello es el ataque que un varón recibió esta semana en el barrio donostiarra de Amara, en el portal de su casa. «Es algo de extrema necesidad, no sé ya cómo calificarlo. De momento no han tenido ningún susto, pero es ya el miedo que tenemos todos de sufrir una agresión porque todos los días suceden cosas».
Una frase que repiten los clientes es que «ojalá no haya que utilizarlo y caduque», aunque apuntan que «desgraciadamente» ven «necesario» contar con este tipo de herramientas de defensa personal. Efectivamente, será buena señal si no hay que emplearlo hasta 2028, fecha en la que «empiezan a perder efecto».
Un llavero que emite un ruido «escandaloso» a 140 decibelios
Los espráis son lo que más se vende en las armerías en el apartado de defensa personal, pero otro dispositivo que también suele tener salida es el llavero de autodefensa. «Lleva una luz alertante que puede ayudar a que las personas de alrededor identifiquen que alguien está en una situación delicada», explica el armero Marc Gallego, aunque el recurso estrella de este llavero es el ruido que puede llegar a emitir. «Tiras de una anilla y empieza a sonar de forma escandalosa». Efectivamente, el ruido, que alcanza los 140 decibelios, es insoportable. «Además de para espantar al agresor, también sirve para alertar a la gente que se encuentra en las proximidades de que algo está sucediendo». Este llavero tiene un precio de nueve euros.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.