El 26% de los vascos no puede pagar a sus hijos extraescolares, advierte Save the Children
Dos de cada diez han dejado de llevar en el último año a sus hijos al dentista y al oculista al no poder costear la factura
Algunos niños tienen veranos enriquecedores, con visitas a museos, viajes familiares y campus deportivos, pero muchos otros pasan los días en casa sin actividades estimulantes ... porque sus padres no pueden pagarlas. No son pocos los que se habrán quedado estos meses también sin campamentos, porque a sus familias les habría supuesto un quebradero económico. Y ahora que empieza el curso, más de lo mismo. Hay casas en las que apuntar a inglés, a música, a ballet o a karate a los 'peques' después de las cinco está descartado porque el presupuesto no llega, sobre todo teniendo en cuenta que su coste se dispara si se llevan a cabo fuera del colegio.
Según el estudio sobre percepción de la pobreza elaborado por Save the Childen, una de cada cuatro familias vascas (el 26%) no podrá proveer a sus hijos de clases adicionales al salir del colegio por falta de dinero. Y un porcentaje aún mayor tendrá dificultades para permitirse estas actividades tan comunes entre los alumnos de Primaria y tan necesarias cuando se quiere alargar los horarios de los 'peques' y cultivar la conciliación familiar.
Save the Children estima que en el último año dos de cada diez familias no han llevado a sus hijos al oculista ni al dentista porque no podían pagar la factura mientras un tercio no les ha apuntado al comedor escolar para ahorrarse este pico y otro tanto ha tenido que dejar de pagar el servicio de atención psicológica o refuerzo escolar a pesar de que el niño los necesitaba. «No todos los niños llegan en las mismas condiciones a septiembre. Los veranos condicionan la vuelta al 'cole' mucho más de lo que podríamos imaginar», sostiene Andrés Conde, director general de Save the Children.
«El día a día es otra cosa»
A Iñigo Salaberria, presidente de la federación de asociaciones de directores de centros de Primaria y Secundaria públicos Heize, estos datos le parecen «definitorios de por dónde nos encaminamos» y «resultado de la época de crisis que hemos atravesado». «Aunque los números 'macro' hablen de mejora, el día a día de las familias es el que es». En el caso de la red pública, Salaberria reconoce que «puesto que uno de los objetivos de la escuela es la integración de personas con dificultades, los centros vascos, asumiendo un nivel de autonomía grande y muchas veces aplicando medidas ocurrentes y creativas, ayudan a que estas famiilas puedan tener apoyo más allá de lo que los colegios ofrecen».
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