Un récord de alumnos pone a prueba la segunda selectividad en pandemia

Esta Evaluación de Acceso a la Universidad (EAU), no bajará la guardia en los protocolos sanitarios a pesar de la caída de contagios. Habrá entradas escalonadas de los alumnos, ventilación constante de las aulas, respeto a las distancias de seguridad, mascarillas, higiene de manos... y control para evitar aglomeraciones en los accesos.

Desde hace más de una década el número de estudiantes que se presenta a la Selectividad crece de año en año. En 2010 hubo poco más de 8.000 aspirantes que completaron la prueba. Este año se presentan 12.782, un 1,49% más que en 2020 y un 7% más que en 2019. Del Bachillerato llegan 11.947 estudiantes, de los que el 57% son chicas, y 835 son titulados en ciclos superiores de FP. El incremento de aspirantes tiene que ver con que la caída de la natalidad todavía no afecta a ese tramo de edad de 17 y 18 años. También influye que hay cada vez más jóvenes que después de completar una FP quieren continuar con sus estudios en la Universidad. Hay, además, otro grupo de aspirantes de años anteriores, 626, que se presenta a asignaturas para subir la nota media y poder entrar en una carrera para la que no les llegó la calificación en la anterior convocatoria.

En todo caso, los estudiantes vascos han tenido este curso más facilidades para llegar a la Selectividad. El Departamento de Educación ha permitido aprobar Bachillerato con una asignatura suspendida, siempre que se cuente con el visto bueno del claustro docente, una norma de la nueva 'Ley Celaá' y que será de obligado cumplimiento a partir del próximo año académico.

Una de las novedades de esta convocatoria es que los estudiantes que estén confinados pueden hacer la prueba en la cita extraordinaria y que les cuente a efectos de nota como si se tratara de la primera. A finales de la pasada semana solo once aspirantes habían pedido ir a la segunda convocatoria por estar aislados por covid, según los datos recogidos por la UPV/EHU. Una cifra mínima para el elevado número de participantes en la prueba, pero en la que influye la fuerte caída de los contagios desde mayo y que en estas últimas semanas muchos estudiantes viven autoconfinados, sin apenas salir de casa y relacionarse, para no correr el riesgo de perder un examen del que depende su futuro.

La prueba, como ya ocurrió el curso pasado, también va a ser más «flexible» para que los alumnos que se hayan visto perjudicados por la pandemia, porque hayan tenido que estar confinados o cualquier otro motivo, no se vean perjudicados. En concreto, los exámenes dan más opciones de preguntas por si los estudiantes no han podido ver en clase alguna parte del temario. De esa forma, podrán elegir cuestiones de los modelos A y B de los ejercicios en lugar de seleccionar solo uno de ellos.

Más de 800 profesores forman parte de los 38 tribunales examinadores que se han constituido este año, distribuidos en 28 sedes. «Se ha reforzado el número de docentes que participan en el proceso porque ahora se reparte a los alumnos por más espacios», detalla Jon Torres, responsable de la organización de la EAU en la Universidad del País Vasco. Estos profesores, que pertenecen a la UPV/EHU y a institutos públicos, se encargan de la corrección de los ejercicios y también de la vigilancia de los exámenes.

Los espacios que acogerán las pruebas, junto con los habituales en facultades y escuelas universitarias, son el BEC, en Bizkaia; FICOBA, en Gipuzkoa; e Iradier Arena en Álava. En Bizkaia se presentan la mitad de todos los aspirantes, 5.956, frente a los 4.346 de Gipuzkoa y 1.613 de Álava.

Los estudiantes han sido citados por turnos, en intervalos de diez minutos, a través de las notificaciones que han recibido los colegios e institutos. De esa forma, se quieren evitar aglomeraciones a las entradas de los centros en los que se celebren las pruebas. La Universidad ha pedido a los estudiantes que no lleguen con mucha antelación para que no se formen corrillos a las puertas como ocurrió el año pasado. Miembros de los equipos de seguridad de la UPV/EHU controlarán que los alumnos respeten las distancias en los accesos.

Los participantes en la prueba deberán llevar mascarillas quirúrgicas, lavarse las manos al entrar al aula y no compartir materiales, bolígrafos, calculadoras... El protocolo hace especial hincapié en la ventilación. Si es posible, se mantendrán las ventanas y las puertas abiertas durante todo el tiempo que dure cada examen. En todo caso, la aireación mínima de las aulas será de intervalos de 10 minutos cada 20 con las ventanas cerradas.

Superar la Selectividad no es complicado. El reto es sacar una calificación que permita al alumno acceder a la carrera elegida. El pasado año, aprobó el 97,29% de los estudiantes, un porcentaje similar al del año anterior. La nota media alcanzó el siete por primera vez, una subida de calificaciones en la que influyó las mayores facilidades que se dieron en los exámenes.

Uno de los desafíos en la prueba vasca son las Matemáticas para las Ciencias Sociales, que escogen estudiantes que van a hacer grados relacionados con economía y empresa y que se han convertido en la bestia negra. La calificación media en Euskadi no llegó al 5 en 2018 (4,65%) 2019 (4,57) y 2020 (4,66). De hecho, fue la única asignatura que se suspendió el año pasado a pesar de que en el ejercicio se podía elegir cuatro problemas de ocho. «Los coordinadores de esta materia en la EAU han trabajado de forma especial con los centros», destaca Jon Torres, responsable de Selectividad en la UPV/EHU.