El modelo D fracasa en el objetivo de formar alumnos bilingües
Más de la mitad de los escolares no alcanza esa meta a los 14 años y aumentan los no competentes en euskera y castellano
Las últimas evaluaciones a la enseñanza en Euskadi han puesto en alerta a la comunidad educativa ante la fuerte caída en el nivel de euskera ... entre los escolares. El modelo D, de inmersión lingüística y en el que estudia más del 70% del alumnado, no consigue alcanzar el objetivo del bilingüismo en más de la mitad de los estudiantes a los 14 años. Los resultados en comunicación lingüística en euskera son los peores en diez años. Y lo que empieza a ser ya preocupante: crece el número de chavales que no son competentes en ninguno de los dos idiomas oficiales.
El Gobierno vasco considera que un escolar es bilingüe cuando logra, al menos, un nivel medio en las dos lenguas -marca otras dos categorías: inicial y avanzado-. El examen realizado por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación (IVEI) en 2019, que se completó antes de la pandemia, arrojó malos resultados. Revela que el 49,1% de estudiantes de centros públicos y el 57,8% de los concertados no habían logrado llegar a ese listón del bilingüismo en segundo de la ESO. Dos años antes, en 2017, la situación era menos mala: el 43,6% de escolares de la línea D pública y el 32,5% de la concertada no dominaban las dos lenguas oficiales. El porcentaje de «bilingües equilibrados» es el más bajo desde 2009, advierte el informe. Además, los estudiantes vascos de la línea D obtuvieron la peor puntuación en comunicación lingüística en euskera de la última década.
En las aulas de la inmersión lingüística hay cada vez más chicos y chicas que a los 14 años siguen en el nivel inicial de euskera, lo que supone que están limitados para el aprendizaje del resto de materias. En diez años han pasado del 16% al 36% en la red pública y del 13,5% al 30,5% en la concertada. A ese grupo habría que sumar otro, el de los chavales que no son competentes en ninguna de las dos lenguas, cuyo porcentaje es el más alto desde 2009; ha crecido del 12% al 15% en la escuela pública, y algo menos en la concertada.
«El objetivo de la escuela es el éxito escolar, no la euskaldunización»
Ricardo Arana | Docente
El análisis de Educación apunta algunas de las razones por las que el modelo D no solo no ha sido la herramienta eficaz para impulsar la euskaldunización en las aulas que esperaba el Gobierno vasco, sino que ha emprendido una caída libre en resultados. «Entre los años 2009 y 2019 se constata una mayor diversidad de alumnado que puede haber influido en la pérdida de resultados, particularmente en la red pública», señala. Quiere decir que se han incorporado en mayor medida a esa línea escolares de estratos socioculturales y económicos más bajos, de familias castellanoparlantes y de origen extranjero, un perfil de alumnado que hace años optaba por aulas de los modelos A y B.
El informe refleja la influencia de la lengua materna en los aprendizajes y recuerda que únicamente el 16% de los estudiantes de segundo curso de ESO tienen como idioma familiar el euskera. Detalla que casi siete de cada diez adolescentes que no han podido superar el nivel inicial en lengua vasca pertenecen a hogares castellanoparlantes.
«Nos hemos conformado con un nivel de euskera de 'cursillo'»
Koldo Tellitu | Ikastolas
Un reto «exigente»
Educación concluye que la situación «minoritaria y minorizada del euskera» en algunas zonas del País Vasco así como la influencia del idioma materno hace que «el sistema educativo no puede por sí solo garantizar que todos los escolares se incorporen al bilingüismo». El Consejo Escolar de Euskadi coincide con esa valoración: «Ni siquiera se logra ese objetivo entre alumnos que han sido escolarizados exclusivamente en el modelo D desde Infantil», incide en su último informe.
Este órgano consultivo, en el que están representados Educación, profesores, centros, sindicatos y alumnos, admite la magnitud del reto en el que Euskadi ha invertido miles de millones y décadas de esfuerzos de estudiantes, docentes y familias. «El objetivo lingüístico planteado para el sistema educativo, y específicamente para el modelo D, de que todo el alumnado consiga un nivel competencial similar en euskera y castellano al final de la etapa obligatoria es un compromiso necesario, ineludible, pero muy exigente». Y lo es, añade, porque «es el mismo tanto para quienes tienen el euskera como lengua familiar y un contexto en el que ese idioma tiene presencia habitual», como «para quienes tienen el castellano u otra lengua materna y un entorno sociolingüístico con casi nula presencia del euskera».
En un modelo de inmersión lingüística no se puede incrementar más el tiempo de exposición al euskera, advierte el consejo escolar, por lo que cualquier «intento de mejora» deberá vincularse a cambios «en metodologías», propuestas de «formación docente» y «una mayor intensidad en el compromiso personal y familiar en el uso del euskera fuera del contexto escolar». El Gobierno vasco avanza que para mejorar son necesarias «medidas» dirigidas a dar respuestas «flexibles y adaptadas» a los diferentes tipos de alumnado.
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«Hace falta que las familias fomenten su uso»
El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, no oculta la preocupación del Departamento por los resultados del euskera en sus últimas intervenciones. Justificó la apertura de los barnetegis, cerrados por la pandemia, por la «necesidad» de impulsar la lengua vasca y ha marcado como una de las prioridades del curso mejorar «la comunicación en euskera» en las órdenes que ha enviado a los colegios.
El presidente de las ikastolas, Koldo Tellitu, coincide en esa «preocupación» y «alarma» en la comunidad educativa. «El retroceso del euskera en las aulas en los últimos diez años tiene que ver con que hay un desapego a nivel social. Nos conformamos con el nivel de euskera 'de cursillo' que alcanzan los alumnos. Hay un menor compromiso social y de las familias», destaca Tellitu, que opina que el cambio en el perfil de los estudiantes del modelo D, «puede influir, pero no es determinante».
Tellitu cree necesario lograr un nivel más alto en euskera si se quiere avanzar en su uso. «Los jóvenes van a utilizar siempre la lengua en la que se sienten más cómodos, en la que tienen más recursos. Por eso se pasan al castellano», apunta. Lamenta que haya «una relajación a nivel político y en el ámbito cultural por mejorar la calidad» del idioma.
«Un idioma no es solo vocabulario y gramática»
Andoni Unzalu | Escritor
El éxito académico, en riesgo
Las consecuencias del fracaso en la inmersión lingüística van más allá de que los jóvenes sepan más o menos euskera. El consejo escolar alerta de la importancia de lograr «un dominio suficiente» de la lengua para garantizar «un correcto aprendizaje» en el resto de asignaturas. «Cada vez hay más escolares en el modelo D y los resultados tanto en euskera como en otras materias cada vez son peores. El objetivo de un sistema educativo es el éxito escolar, nunca la euskaldunización del alumnado a costa de su éxito académico», valora Ricardo Arana, maestro y durante varios años representante sindical. «En la Educación vasca se ha colocado a los estudiantes una primera barrera que deben superar, el euskera, que va a influir en el resto de aprendizajes de todo su recorrido académico», subraya.
Arana advierte que es un error cerrar la puerta al castellano en las aulas a cal y canto. «La solución no es más euskera porque no nos lleva a ninguna parte. No debe ser la única estrategia. ¿Por qué no se pueden dar asignaturas o refuerzos en castellano para que el alumno logre mejores resultados? Ayudaría, además, a los escolares con menos recursos, que no tienen apoyos en casa», reflexiona. Rechaza el discurso del Gobierno vasco de que matricular a los escolares en modelo D facilita su integración en la sociedad. «La mejor integración para un menor es el éxito escolar, que continúe sus estudios, haga FP o una carrera universitaria», zanja.
El escritor Andoni Unzalu incide en que se ha «debilitado» el sistema educativo. «Euskadi tiene unos resultados escolares peores que la media española con un gasto que supera al del resto de comunidades» y habría que preguntarse por qué, apunta. «Se obligó a los profesores a euskaldunizarse a toda velocidad y el dominio del idioma es una herramienta fundamental para su trabajo. Se les ha obligado a enseñar con una herramienta mala y eso ha tenido una incidencia brutal en la enseñanza», valora. Es crítico con la exigencia de que todo el alumnado estudie en lengua vasca. «¿Por qué es una obligación ética y moral hablar euskera? La escuela ha anulado la libertad lingüística», censura.
El gran problema, advierte Unzalu, es que el euskera «no logra crear un ecosistema propio» porque un idioma «no es solo vocabulario y gramática». «La lengua tiene que facilitar las relaciones, dar acceso al conocimiento, abrir nuevas oportunidades... Y el del euskera es un ecosistema militante, artificial, cerrado», añade. Resalta que «aprender» euskera exige «un gran esfuerzo» y «¿qué motivación se tiene? En la mayoría de los casos lograr una plaza de funcionario».
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