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«¿Qué diferencia hay de un 4,5 a un 5? Aprobar y aprender no van necesariamente de la mano», afirma Lucas Gortázar, director de Educación en EsadeEcPol. Las novedades curriculares que los colegios de Euskadi tendrán que implementar a partir de septiembre en los ... cursos impares caminan hacia una visión más global de la enseñanza: buscan relegar la tradicional cultura del aprobado y el suspenso en la que se basa el sistema educativo y reforzar las competencias clave y la evaluación continua, que tratan de dejar atrás una metodología basada en la memorización de datos y contenidos.
El objetivo es que los estudiantes desarrollen recursos y habilidades que les permitan ofrecer respuestas a las demandas del contexto al que se enfrenten en su futuro y para ello se necesita ir más allá de la mera repetición. Sin embargo, expertos consultados por este diario afirman que los cambios en las estructuras académicas -los planes que definen las materias, los contenidos o los criterios de evaluación en las diferentes etapas- «no tienen sentido» si la EBAU, la antigua Selectividad, se mantiene como está y no se reforma hacia un modelo que fomente el razonamiento y la reflexión. «Tenemos una Selectividad que es poco exigente y memorística. Si no cambia hacia algo más competencial, no vamos a mejorar. Esto va más allá de aprender problemas concretos, sino de desarrollar capacidades», se cuestiona el experto bilbaíno.
Lucas Gortázar
EsadeEcPol
Según explica, en la prueba de acceso a la Universidad algunas materias como lengua castellana sí promueven el pensamiento crítico y la capacidad de expresión. Pero el examen de matemáticas «repite la misma estructura, con el mismo tipo de ejercicios, rutinarios y algorítmicos, que no requieren reflexión ni elaboración propia». Por ello, Gortázar insta a seguir el modelo de Portugal «con un examen más largo en el que te puedes llevar fórmulas y te enfrentas a la resolución de problemas que te exigen pensar».
Naiara Bilbao
Profesora en la UPV
Naiara Bilbao, investigadora y profesora de la facultad de Educación en la UPV/EHU, también aboga por una reforma «para terminar de dar sentido a los cambios que se instauran desde Infantil». «En las universidades se echa en falta estudiantes con una alta capacidad de pensamiento crítico, y con los cambios propuestos, se abre una puerta muy interesante», arguye. Aunque los currículos de Euskadi que ultima Educación cuentan con alguna diferencia con respecto a los aprobados recientemente por el Ejecutivo central -las autonomías con lengua cooficial tienen un margen del 50% para decidir sus contenidos- las enseñanzas mínimas aprobadas por el Ministerio son del agrado de Lakua. Presentarse a la EBAU con la evaluación negativa en una materia, que en el País Vasco ocurrirá desde este mismo curso; promocionar en la ESO sin límite de suspensos o la eliminación de las notas numéricas son algunos de los cambios más significativos.
Los expertos consultados consideran que estas novedades no suponen una merma de la calidad ni una rebaja de la exigencia a los estudiantes. «No se trata de darles facilidades, sino de hacer un planteamiento de la evaluación global y formativa», subraya la docente de la UPV/EHU. Javier Aguirregabiria, profesor de la facultad de Educación y Deporte de la Universidad de Deusto, recuerda que la obtención del título con un suspenso no será algo generalizado. «El decreto pone que excepcionalmente y con unas condiciones el equipo docente decidirá si el alumno está preparado. Esa sensación que se ha dado de gratuidad no es así», recalca el profesional, que valora como muy «positivo» el poder de decisión del profesorado, que tendrá la última palabra. Asimismo, señala que «un alumno puede tener conseguidos los objetivos generales de la etapa sin una asignatura aprobada».
Javier Aguirregabiria
Docente en Deusto
Así, se va a priorizar el esfuerzo de todo un año en lugar del que muestra un examen a final de curso. «Contar suspensos y aprobados es una neura que tenemos en España y ya no ocurre en otros países del entorno. Nuestro sistema de motivación se basa en la amenaza del suspenso, pero es muy ambicioso pensar que eso va a funcionar con todos los alumnos», advierte Gortázar, que asegura que muchos niños repetidores sí promocionarían de curso en Francia o Alemania, donde se tiende a prescindir de la repetición.
«Generaríamos menos desafección en alumnos de capas bajas y gastaríamos menos dinero. Repetir curso nos cuesta una millonada al año, en Euskadi, más de 30 millones», agrega. Bilbao también considera que «tenemos muy interiorizada la cultura de la calificación. Lo importante es que se pondrá el foco en comprender para qué están aprendiendo».
El currículo de la ESO implementa el trabajo por ámbitos en Primero para reducir el número de profesores que pasan por el aula y evitar que el salto entre Primaria y Secundaria sea tan brusco. Lucas Gortázar, director de Educación en EsadeEcPol, insta a «cuidar las transiciones entre etapas» para reducir el abandono temprano. «Los docentes de Primaria se centran en una formación más de trabajo con los alumnos y menos apegada a la materia, pero en Secundaria están más especializados y es problemático porque todo se mide hacia la asignatura y eso dispara la repetición».
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