Denuncian que la figura del coordinador de bienestar en los colegios no está bien implantada un año después

En la práctica, el proceso depende de la buena voluntad de cada colegio y de las ganas que sus profesionales. Quienes se encargan de velar por la salud mental de los alumnos a menudo son profesores que han recibido una formación escasa y deficitaria. En la mayoría de casos no cuentan con horas suficientes para dedicarse a este asunto y tampoco reciben un complemento salarial. En definitiva, queda un largo camino por recorrer para que la atención emocional de los estudiantes sea integral.

Este es el panorama que han descrito este miércoles los responsables de la ONG Educo y la asociación Hezi Herb, que han presentado el informe 'Coordinador/a de Bienestar y Protección: balance del primer año – el caso de Euskadi'. El documento ensalza el hecho de que al menos ya se habla de la necesidad de que los colegios cuenten con una figura que vele por la seguridad emocional del alumnado. «Es positivo que se reconozca la situación de desprotección de la infancia», se ha felicitado Paula San Pedro, coordinadora de incidencia de Educo. «Pero en la práctica hay muchos obstáculos y lo que vemos es que es una figura vacía de contenido», ha lamentado. «Hay un escaso impulso institucional y político».

Hace tiempo que la salud mental está en el foco del debate. Los datos lo avalan, aunque sólo representan la punta del iceberg. Entre 2019 y 2021 las notificaciones de violencia contra niños y adolescentes han aumentado un 40%; los abusos sexuales en la infancia se han disparado un 300% (cada vez hay más conciencia, por lo que se denuncia más); y 22 menores se han quitado la vida en el conjunto del país.

Sin embargo, según los expertos, los pasos que se están dando aún son insuficientes. Se trata sin duda de un trabajo que necesariamente tiene que ser coordinado y colectivo entre familias, colegios, servicios sociales, sanitarios... En lo que respecta a los centros educativos, el informe presentado este miércoles apunta que la mayoría opta por asignar las funciones del coordinador de bienestar a profesores con buena voluntad pero a menudo sin la preparación suficiente. Docentes de Matemáticas, Gimnasia, Lengua... que apenas reciben una formación 'online' de unas pocas horas.

Entre las funciones de esta figura están formar al resto del claustro, la coordinación con servicios externos al colegio (sanitarios, policiales e incluso judiciales si hiciera falta ante un caso grave de acoso, por ejemplo), la elaboración de protocolos... Y lo más normal, según han expuesto, es que apenas cuenten con dos o tres horas semanales para desarrollar estos trabajos. Tampoco tienen un complemento salarial ni la mayoría de centros cuenta con espacios específicos en los que los alumnos se sientan cómodos y así poder atenderles adecuadamente.

En Euskadi la situación no es diferente al resto de España. El departamento de Educación recoge en las circulares que al inicio de curso envía a todos los centros la necesidad de que incorporen esta figura. Pero no especifica mucho más. La parte positiva, según se recoge en el documento, es que el Gobierno sí dice que es preferible que las funciones del coordinador del bienestar las desarrolle la persona responsable de igualdad o coeducación del centro. Como es una figura que ya existe en la mayoría de colegios, tienen una experiencia «que resultará de mucha utilidad para el desempeño de esta nueva función».

Además, esta misma figura del coordinador de bienestar está contemplada en la nueva ley de infancia y adolescencia que está tramitando el Parlamento vasco, aunque tampoco la desarrolla mucho más que la Lopivi. A esto se une que el País Vasco cuenta desde hace un año con un protocolo específico para prevenir la conducta suicida. En su primer curso se ha activado 386 veces en colegios vizcaínos.

Euskadi es, además, pionera es en el impulso al bienestar emocional de los adolescentes en el ámbito deportivo, tal y como ha explicado Iñaki Alonso, especialista en violencia contra la infancia y exresponsable de Protección a la Infancia del Athletic. Según ha expuesto, los clubes deben contar con un responsable en este sentido y hay cursos 'online' y plantillas con protocolos adaptados a la realidad deportiva. «Es un avance importante pero queda camino por recorrer», ha señalado.

Por ello, llegados a este punto, Educo pide revisar la normativa actual, que se pulan los fallos detectados y que la Administración central establezca «unos criterios mínimos claros y evidentes que luego cada comunidad autónoma pueda elevar a máximos» para que la implantación de la nueva figura no dependa de la buena voluntad de cada centro.

Se trataría de una medida temporal para mejorar la formación de los coordinadores. Pero, en el medio-largo plazo, «lo lógico» es que estas funciones las desempeñe un especialista, como un psicólogo, para no cargar a los docentes con una responsabilidad para la que muchas veces no están preparados. Educo y Hezi Herb, de hecho, plantean que sea un puesto al que se acceda a través de una oposición.

El problema es que en muchos lugares de España es poco probable que los centros incorporen la figura del psicólogo educativo. Uno de ellos es Euskadi. Sin ir más lejos, poco antes del verano el Parlamento vasco rechazó la creación de este nuevo perfil argumentando, básicamente, que ya hay orientadores.