«Ser competente digital no es solo saber manejar herramientas»
Cuatro expertos abogan por que la comunidad educativa se ensanche y reafirme «su compromisosocial y político»
Iñigo fernández de lucio
Sábado, 15 de enero 2022
«¿Qué aprender como docente en un mundo cambiante?». La pregunta dio lugar ayer a una profunda reflexión conjunta en torno a los retos actuales que enfrentan los profesionales de la enseñanza. Cuatro expertos del mundo educativo debatieron sobre esta cuestión, vital para el futuro de una sociedad que debe enfrentar «un nuevo contrato social» tras la pandemia. La mesa, moderada por la inspectora de Educación Amaia Jai, se enmarcó en la jornada sobre competencias docentes organizada por EL CORREO y patrocinada por el Departamento de Educación del Gobierno vasco.
Uno de esos principales retos para los docentes tiene que ver con el impacto de la tecnología. «Cuando hablamos de tecnología no hablamos solo de un aparato. Es una forma de entender el mundo», señaló Linda Castañeda, profesora-investigadora de la Universidad de Murcia. En su opinión, sería «ingenuo» pensar que ser competente digital significa solo «saber utilizar las herramientas». Eso llevaría a los profesores a ser meros «operarios» que aplican un currículo determinado. Pero su labor debe ir «más allá».
«Ser docente competente para el mundo digital implica repensar cómo puedo ayudar en la misión del empoderamiento de las personas, de los alumnos, teniendo en cuenta la importancia de la tecnología en el mundo», afirmó. Todo ello exige «un compromiso político y social de los profesores, incluso ideológico» que tiene que ver «con la naturaleza misma de la educación».
Un nuevo contrato social
Ahí juega un papel fundamental la «responsabilidad individual» de cada docente, apuntó la maestra y pedagoga Nélida Zaitegi. A su juicio, la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer «un nuevo contrato social». «Tenemos que plantearnos qué sociedad queremos», cuestionó. Y para eso es vital la Educación. «Hay que empezar a hablar más de ciudadanía y de 'cuidadanía', la ética del cuidado», puntualizó. De ahí la importancia del «compromiso político y social» de la docencia.
Y ello pasa por «un aumento de la calidad del aprendizaje de los docentes». Así lo defendió Miquel Martínez, catedrático de Teoría de la Educación de la Universidad de Barcelona. «Es preciso aportar a los futuros profesionales del aprendizaje una mayor densidad cultural». Es decir, «que los profesores sean intelectuales». También señaló la intensa burocracia como un obstáculo: «No dejaría que ninguna Ley de Educación tuviera más de cuatro folios», censuró.
Una reflexión que compartió Jordi Collet, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Vic-UCC. «Tenemos que deconstruir el modelo burocrático actual y construir un marco que dote de más autonomía a los centros educativos», afirmó. Y esa «nueva gobernanza», a su juicio, «debe estar organizada por zonas educativas, no por centros». Porque, sostuvo, la escuela «tiene que ser un vector de inclusión y equidad». «Debe entender el contexto social en el que se inserta», señaló. En ese sentido, pidió «evitar las escuelas segregadoras». «Tenemos que prestar atención a las diversidades y las desigualdades».
