Las clases de refuerzo para los alumnos de la red pública vasca aumentan un 34% en un año
Las familias recurren a la formación no reglada para evitar que el rendimiento escolar de sus hijos empeore
A veces no basta con esforzarse para sacar adelante una asignatura que se pone cuesta arriba o reconducir un mal inicio de curso. Cada vez ... más familias recurren a clases de apoyo para apuntalar la formación que reciben sus hijos en los colegios. Antes de la pandemia, los escolares que precisaban acudir a academias o servicios de profesores particulares en casa ya mostraban una tendencia al alza, pero la crisis ha intensificado aún más esa necesidad. En la red pública de Euskadi el número de alumnos que recibe refuerzo escolar este curso en los mismos centros pero fuera del horario lectivo ha crecido un 34% con respecto al anterior.
Según datos aportados por el Departamento vasco de Educación, alrededor de 6.700 escolares de quinto y sexto de Primaria y de primero y segundo de ESO participan en el programa Bidelaguna, un recurso público que nació con el objetivo de atender a niños en situación de desventaja social, pero que desde hace unos años se ha generalizado y se dirige a cualquier alumno que se haya rezagado en sus estudios. En el curso 2019-2020, antes de que estallara la covid, participaban unos 5.000. Es decir, 1.700 menos que ahora.
LAS CLAVES
Impacto de la epidemia
«Se ha demostrado que la educación 'online' o no funciona o no estamos preparados»
Padres más previsores
«Antes esperaban a los exámenes de diciembre y este año ya les han apuntado en septiembre»
Pendimiento escolar
«La capacidad de aprendizaje es inferior que antes. La pandemia ha supuesto un bofetón»
Carencias
Las materias en las que más cojean los alumnos vascos son matemáticas, lengua y euskera
Fuentes de la patronal de las ikastolas, Ikastolen Elkartea, también confirman que han aumentado las clases de refuerzo para alumnos con necesidades de aprendizaje tanto de euskera como en otras asignaturas, pero no dispone de estadísticas oficiales. Tampoco las academias privadas de Bizkaia, donde han notado, asimismo, un incremento de la demanda.
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Nacho Ortiz regenta el centro Edison en el barrio bilbaíno de Indautxu desde 1981 y este año las matriculaciones han crecido un 20% respecto a antes de la epidemia. «El confinamiento supuso tres meses de enseñanza 'online' y no se pudieron dar bien las clases. Notamos a los padres más temerosos, con más dudas. Saben que esto no ha sido normal y que puede afectar al rendimiento de sus hijos y quieren prevenir», explica este profesional del sector.
De ahí que muchos progenitores no hayan aguardado ni siquiera a las notas del primer trimestre para apuntar a sus hijos. «Antes esperaban a los exámenes de diciembre y este año ya les han apuntado en septiembre y octubre», agrega. Expertos consultados por este periódico constatan que la crisis ha afectado al rendimiento escolar, ya que «la capacidad de aprendizaje es inferior a otros momentos», destaca Joxe Amiama, doctor en Psicopedagogía en la UPV/EHU. «La pandemia ha supuesto un bofetón y en especial a nivel educativo. Ha hecho mella en el aspecto psicológico y cuando no estamos bien a nivel emocional, no podemos aprender igual. El alumno no está bien y ya va siendo hora de hablar de estos temas», asevera con preocupación.
Alejandro Ortiz lo palpa cada día en Taldez, la academia que dirige en Santutxu, donde ve que los chavales «están cada vez más perdidos». Lo achaca a los meses del confinamiento general de la población en los que tuvieron que seguir las lecciones a distancia. «Se ha demostrado que la educación 'online' o no funciona o no estamos preparados», opina. Pero también a la «cultura del aprobado y el empobrecimiento de las titulaciones».
Este docente considera que muchos alumnos que deberían haber repetido el año pasado ahora se están encontrando con grandes dificultades para sacar el curso adelante. «Se ven con el agua al cuello. La política de aquí es que todos los chavales pasen de curso y disfrazar lo que podría ser el fracaso escolar que esta pandemia y que el propio sistema han traído», argumenta este maestro vizcaíno.
Carencias en 'mates' y lengua
Pero el repunte en el volumen de estudiantes no universitarios que necesitan clases particulares ya viene de antes. Un estudio realizado a nivel nacional concluye que en la última década se ha triplicado el gasto familiar para el refuerzo escolar. Y en Euskadi, según la tesis realizada por el doctor Amiama, alrededor de un tercio del alumnado recurre a estos servicios privados para sacar el curso adelante. Jesús Marauri, pedagogo en la Universidad de Deusto, también advierte que «los niveles han bajado» y que la presencialidad no puede verse sustituida por una pantalla. «La educación 'online' no suple el contacto directo con los niños», esgrime.
Las materias en las que más cojean los alumnos vascos son matemáticas, lengua y euskera. Las carencias se notan más en los saltos de ciclo. «Hay chavales que hace dos años estaban en quinto y han llegado a primero de ESO y no saben multiplicar», desliza el profesor Alejandro Ortiz, que también alerta de los problemas en lengua castellana. Una asignatura en la que se han perdido los dictados o la lectura en voz alta. «En bajo saben leer, pero muchos silabean cuando les dices que lean en alto», añade.
Lucía Torrealday, directora para la Diversidad e Inclusión Educativa en el Departamento vasco de Educación, reconoce que el confinamiento general de la población tuvo un impacto en el aprendizaje de los chavales por ser un curso marcado por meses de clases a distancia, pero en los dos posteriores la apuesta ha sido la de mantener la presencialidad «sí o sí», recuperando la dinámica habitual de las clases, a pesar de las cuarentenas puntuales por la aparición de casos de covid. «Es como cuando nos preguntan qué nos parece que haya más casos de acoso. ¿Suscita preocupación? No. No es que haya más, sino que ahora se detectan más y mejor. El hecho de que se detecten de forma temprana es consecuencia natural del buen hacer. Y es el reto: la detección temprana para evitar dificultades posteriores», señala.
Desde el punto de vista docente, también se constatan las consecuencias de las clases telemáticas en el rendimiento de los escolares. «El alumno que antes necesitaba refuerzo, ahora también lo necesita. Y el que estaba en el límite, ahora seguro que lo precisa», indica Zuriñe Aguirregomezkorta, profesora en la ikastola Urretxindorra de Bilbao.
En cambio, otros profesionales consideran que las clases particulares privadas no deben ser la primera opción si un alumno flojea en una materia. «Puede ocurrir que el profesor no lo haya explicado bien o que el niño esté sufriendo un problema en la familia. En el colegio se aprende y en casa se estudia», arguye Emilio de la Fuente, director del Berrio-otxoa.
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