El Gobierno se plantea arrancar el próximo curso con la mitad de alumnos en las aulas

El arranque del próximo curso escolar amenaza tanta incertidumbre como el cierre del presente, en el que los centros educativos llevan clausurados desde el 16 de marzo por el estado de alarma y su reapertura, y solo para casos muy concretos, está condicionada por la evolución de la pandemia. El regreso a la normalidad en los colegios aún se demorará varios meses, según se desprende de las últimas declaraciones de Isabel Celaá.

La ministra de Educación asegura, en una entrevista publicada ayer por el 'Heraldo de Aragón', que «si no hay un remedio (para el Covid-19), los centros tendrán que estar a la mitad de su capacidad». «Esto obliga a que una parte de alumnos estén trabajando presencialmente y otra parte, telemáticamente», agregó Celaá. Según las previsiones más optimistas, la vacuna no estará lista hasta principios de 2021, lo que obligaría a extender esas condiciones al menos durante todo el primer trimestre.

La titular de Educación argumentó que «hasta que tengamos un remedio o una vacuna, la única herramienta para combatir al virus es el confinamiento». «No podemos poner en riesgo todo lo avanzado -avisó Isabel Celaá-. Si todos los niños acuden a la vez, no podremos salvaguardar la distancia obligada».

De hecho, el Ministerio de Educación ya está estudiando con las comunidades autónomas cómo organizar la vuelta a clase en septiembre «guardando las imprescindibles medidas de seguridad sanitaria» en el caso de que no pueda haber grupos de más de quince alumnos por aula. Así lo manifestaron ayer a la agencia Efe fuentes del departamento, que explicaron que dicha reestructuración se está preparando sobre la base de las medidas de distanciamiento dictadas por las autoridades sanitarias para evitar contagios por Covid-19.

En la entrevista al 'Heraldo', la ministra no descartó por completo, en cualquier caso, que los estudiantes de cuarto de la ESO, segundo de Bachillerato y ciclos superiores de FP -aquellos que afrontan «un examen serio», señaló- puedan regresar todavía a las aulas este curso. Lo mismo en el caso de educación especial, la infantil de 0 a 6 años «si los padres no pueden atender al niño porque trabajan», o los alumnos de primaria o secundaria con necesidad de refuerzo.

Esta posibilidad, prevista para la fase 2 del proceso de desescalada, según recordó Celaá, choca con la posición de sindicatos como CSIF o STES. Los primeros rechazan la reanudación de la enseñanza presencial este tercer trimestre y piden que «se planifique ya con plenas garantías de seguridad y evitando la improvisación» el curso 2020-21. En su opinión, entre otras medidas son necesarios «test masivos, desinfección de centros, ratios de doce alumnos por aula, entradas y salidas escalonadas y mascarillas obligatorias».

En similares términos, los docentes agrupados en la central STES rechazan que una parte minoritaria del alumnado vuelva a las aulas este curso «durante solo cuatro semanas y después de más de dos meses de confinamiento» por el «enorme esfuerzo organizativo y sanitario» que supone. «Creemos sinceramente que toda la energía de la administración educativa debiera estar centrada en ir pensando la gestión del comienzo del curso siguiente», apuntan.