La brecha de género en las profesiones tecnológicas empieza en el colegio
En Primaria las niñas perciben las Matemáticas como más aburridas y difíciles que los niños, y esas diferencias llegan hasta el mundo laboral
Las profesiones tecnológicas (conocidas por las siglas STEM, en inglés) son las mejor retribuidas, las que ofrecen mayores oportunidades de empleo, y un mayor desarrollo profesional. Tres de cada cuatro de estos empleos están ocupados por hombres. El origen de esta brecha de género se sitúa mucho antes de acceder al mercado laboral, incluso en la Educación Primaria.
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Así lo atestigua el último informe del 'think tank' educativo EsadeEcPol 'Mujeres en STEM: Desde la educación básica hasta la carrera laboral'. El documento, que cuenta con el apoyo de banco Santander, se basa en una ingente documentación y distintos estudios científicos a nivel internacional.
10% de los estudiantes
de ciclos superiores científico-tecnológicos de FP en Euskadi son mujeres.
Es conocido que ellas obtienen peores notas que ellos en Matemáticas, que a fin de cuentas es la asignatura fundamental para que luego opten por itinerarios tecnológicos. Es una constante en todas las ediciones de la prueba internacional PISA desde el año 2003. También lo reflejan los exámenes periódicos que realiza el Departamento de Educación del Gobierno vasco.
Más allá de los meros resultados, la brecha es también un problema de autopercepción. Ya en 4º de Primaria (10 años), las niñas aseguran disfrutar menos que sus compañeros con las Matemáticas y las catalogan en menor medida como su materia preferida. También hay más chicas, proporcionalmente, que confiesan que las 'mates' les ponen nerviosas, que consideran que se les dan mal y, en fin, que admiten que les provocan ansiedad. Todo esto se traduce, según distintas investigaciones, en que las chicas pierden más rápido el interés por esta materia.
Quedarse en el camino
Si todas estas percepciones no se corrigen en el tiempo, difícilmente acabarán las mujeres decantándose por itinerarios STEM, donde, además, la probabilidad de tener un empleo a tiempo parcial es mucho menor. De hecho, en las pruebas de acceso a la universidad, las chicas eligen menos las materias de Física y Dibujo Técnico que sus compañeros. «El problema es que haya mujeres con vocación y perfil tecnológico que se queden por el camino», resume Teresa Raigada, directora de proyectos de EsadeEcPol y coautora del informe.
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A la hora de dar el salto a los estudios superiores, los datos son aplastantes. Apenas el 15% de los estudiantes de Informática son mujeres. La proporción aumenta en Ingenierías (26,5%), Matemáticas y estadística (37%), Servicios (40,6%) o Ciencias físicas y químicas (42,5%). Las ramas más feminizadas son Educación (78% de mujeres), Salud y servicios sociales (73%), Ciencias sociales y periodismo (63,4%) y Artes y humanidades (62%).
En Formación Profesional (FP) la cosa no varía mucho. Según el último informe de Hetel, la patronal de centros de FP concertados de Euskadi, los ciclos superiores STEM apenas matriculan un 10% de mujeres. «Es evidente que aún queda trabajo pendiente en el ámbito de la orientación», analizaba al respecto su presidente, Julen Elgeta.
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En un reciente artículo en este periódico, la directora general de Parque Tecnológico de Euskadi, Itziar Epalza, afirmaba que la mayor presencia de mujeres en FP permitiría, entre otras cosas, satisfacer la creciente demanda de mano de obra cualificada que precisan las empresas vascas. No obstante, «la idea de crecer profesionalmente en el ámbito de la ciencia y la tecnología tiene que haber sido implantada con anterioridad» al momento de decidir los estudios superiores.
Clases «más atractivas»
La pregunta del millón es ¿cómo se hace eso? Los investigadores de EsadeEcPol plantean una batería de propuestas que abarcan desde la educación obligatoria a la legislación laboral. Así, por ejemplo, abogan por fomentar la participación de las niñas en áreas STEM a través de extraescolares o cursos de verano; reforzar los servicios de orientación de los colegios; o eliminar los sesgos de género en el material escolar. A fin de cuentas, al ser los oficios tecnológicos tradicionalmente cosa de hombres, las niñas apenas tienen referentes femeninos, lo que se refleja en los libros de texto. Es la pescadilla que se muerde la cola.
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En este sentido, Raigada censura que la forma de enseñar Matemáticas «no ha cambiado en décadas» y pide hacerlas «más atractivas», con una educación más individualizada, dinámica y centrada en la resolución de problemas en grupo.
Los expertos abogan por un cambio cultural radical que comienza en el propio hogar. Plantean «concienciar» a las familias para que los conceptos matemáticos tengan presencia en el hogar y que los padres se impliquen en los procesos de aprendizaje de matemáticas.
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En el plano laboral, los investigadores proponen «fomentar un entorno de trabajo inclusivo», ya que la evidencia científica demuestra que casi un tercio de las mujeres que abandonan ocupaciones STEM citan una «cultura poco acogedora» como factor clave en la decisión. También apuestan por impulsar una conciliación corresponsable, para que no sean ellas las que elijan en mayor medida acogerse a jornadas reducidas para cuidar de los hijos.
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