Más de 20.000 estudiantes pelean por 8.789 plazas en la UPV/EHU
Cada comunidad publica en fechas diferentes los admitidos en sus centros, lo que provoca un agotador baile de plazas libres y complica reservar residencia
La UPV/EHU publica este sábado la lista de admitidos a los distintos grados. En total, 20.638 estudiantes que han hecho la preinscripción pelearán ... por las 8.789 plazas que la Universidad oferta en primer curso en 106 carreras diferentes. Muchos tendrán que enfrentarse a una decisión: aceptar o no la plaza. El tiempo aprieta; el lunes tienen que realizar la matrícula.
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Las universidades públicas españolas conforman un distrito único. Es decir, un estudiante puede acceder a cualquiera de los 50 centros académicos. En las carreras más demandadas, como Física, Odontología y Medicina, es habitual que un joven haga la inscripción en varias universidades, a la espera de saber en cuál entrará. El problema es que cada comunidad anuncia en una fecha distinta los admitidos. En Andalucía fue el pasado día 3. En Cantabria y Navarra será el 15. Euskadi es una de las más rezagadas. En total, hay nueve fechas diferentes.
Las familias conviven durante unos días con la incertidumbre y, en algunos casos, incluso adelantan dinero por el alojamiento, que no siempre recuperan. Los decanos de Medicina han pedido un calendario común para evitar que, curso tras curso, se repitan las estampas de agobio. Y, al mismo tiempo, facilitar la vida de los gestores universitarios, que tienen que cuadrar el número de alumnos con las plazas existentes.
Israel Alonso, director del colegio mayor Unamuno, adscrito a la UPV/EHU, explica que aproximadamente la mitad de los estudiantes de nuevo ingreso se encuentran en esta situación de incertidumbre. Cada año reciben 250 solicitudes para 180 plazas. El 7 de julio publicaron el listado con los admitidos en el colegio y este viernes debían comunicar si están interesados o no, antes incluso de saber si han sido admitidos en la carrera. Tienen de margen hasta el 15 para abonar una mensualidad a modo de fianza, unos 920 euros por una pensión completa.
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«El problema es cuando alguien entra en Medicina en Bilbao pero está esperando a ver si entra también en Madrid, por ejemplo», señala Alonso. También tienen casos similares de una persona de Mallorca que quiere venir a estudiar Bellas Artes, otra de Zamora que aspira a entrar en Ingeniería... «En esas ocasiones, si la causa está justificada, devolvemos el dinero», afirma. Cuando la plaza queda libre, corren la lista. En poco tiempo se vuelve a ocupar.
Otro ejemplo típico es el de un guipuzcoano que quiere estudiar Medicina en Leioa y reserva una plaza. «Pero luego puede que no entren en la carrera y opten por su 'plan b', Enfermería, que se imparte en el campus de Gipuzkoa».
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Alonso también conoce casos de alumnos que llevan pagando una residencia privada «desde mayo» para «amarrar» que tienen alojamiento de cara al próximo curso, aun sin saber si entrarán en la Universidad, lo que muchas veces les lleva a perder ese dinero. «Es una locura», admite.
Un proceso «duro»
«Es un proceso duro para las familias», señala Urtza Garay, vicerrectora de Grado y Transformación Digital de la UPV/EHU. «Entendemos su incertidumbre y tratamos de mitigarla», añade. A su juicio, «sería interesante analizar la opción» de que todas las universidades armonicen la fecha de publicación de las listas de admitidos. No obstante, explica que no es una casuística que sea «excesivamente llamativa» en la Universidad vasca, aunque sí sucede «en los grados más demandados en el distrito único estatal».
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En cualquier caso, la responsable insiste en que, al realizar la solicitud, los alumnos escojan su carrera deseada como primera opción, aunque la nota de corte de años anteriores sea muy alta. «Si quedan plazas libres, siempre se asignarán a quienes han marcado el grado en primera opción. Y puede suceder que alguien entre a la carrera con menos nota que tú sólo por el hecho de haberla escogido como prioridad».
Para evitar problemas, algunas universidades cuentan con algoritmos que analizan el comportamiento de antiguas hornadas de alumnos para saber si muchos se matricularán en otras comunidades. Así calculan a cuántos pueden admitir. El problema es que, a veces, el cálculo falla y matriculan más estudiantes que plazas. La UPV/EHU, en cambio, no emplea este método, explica Garay. «Intentamos matricular a todos los alumnos en su primera opción y, si hay huecos libres, corremos la lista».
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