«El discurso de que los migrantes son la solución al reto demográfico es peligroso»
La investigadora cuestiona una visión «utilitarista» que puede dar paso a postulados «antimigración» en caso de crisis económica
Julia Shershneva dirige desde 2019 el Observatorio Vasco de Inmigración (Ikuspegi), impulsado por la UPV/EHU y el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. ... La socióloga califica de «tristes» los incentivos a policías en Irún por detener migrantes y advierte del riesgo de verlos solo como mano de obra.
- Ikuspegi se creó en 2004. ¿Cómo ha cambiado la inmigración desde entonces?
- Hace 20 años casi no había y el perfil era diferente, de personas europeas como franceses, italianos, portugueses... y también gente de Marruecos. La inmigración vasca ha tenido diferentes fases de boom y crisis y ahora se está recuperando.
- Según los últimos datos del INE, en un año han llegado más de 12.400 personas de origen extranjero a Bizkaia.
- Estamos viendo algo que era de esperar. Se vuelve a la dinámica anterior a la pandemia, porque las personas se mueven por unos procesos estructurales que no han desaparecido, por lo que esas personas que habrían migrado pero se lo impidió la crisis sanitaria, lo están haciendo ahora.
- ¿De dónde vienen?
- Más de la mitad de Latinoamérica, sobre todo de Colombia, Ecuador y Venezuela. Un 14% del Magreb, que se piensa que es el origen más importante en Euskadi, y no es así. Otro 20% de Europa...
- Los flujos se recuperan, pero la tasa de inmigrantes sigue siendo muy baja en Euskadi, cuatro puntos por debajo de la media estatal. ¿Qué les disuade?
- Los nichos laborales. Aquí tenemos más potente el sector de la industria y se insertan más fácilmente en servicios, turismo, hostelería, construcción, agricultura, que son sectores que aquí son bastante escasos. Eso explica en parte por qué tenemos el perfil de mujer latinoamericana, que viene a cubrir unos trabajos bastante concretos, el sector de los cuidados.
- Sectores de menor cualificación.
- Pero no es porque no tengan estudios o no tengan experiencia; es porque los procesos de homologación de títulos o experiencia son muy costosos y muy largos.
«Es muy triste lo de Irún. El control policial aquí en Euskadi no es como en otros sitios, pero también hay malas prácticas»
- Se habla de los inmigrantes como solución a la falta de mano de obra y a la caída demográfica. Parece oportunista.
- Es utilitarista. Los discursos han cambiado y este ha tomado mucha fuerza. No es un discurso negativo hacia la inmigración, se empieza a ver su aportación a la economía, en términos de crisis demográfica... Esa visión puede tener su parte positiva en cuanto a que no es un discurso antimigratorio, pero son personas. ¿Qué va a pasar cuando dejen de aportar? Lo que está claro es que es un discurso peligroso. En la crisis se vio que, cuando hay escasez de trabajo, la gente prefiere que no estén. El peligro de esta visión es que se puede convertir fácilmente en un discurso antimigratorio.
- Casi tres de cada diez vascos creen que los migrantes elevan los índices de inseguridad y delincuencia y que se benefician del sistema de protección social.
- Son ideas que, si miramos su evolución, han perdido muchísima fuerza. Hicimos tres estudios, el último en 2021, sobre la aportación económica de las personas de origen extranjero, y aportan más de lo que se gasta en ellos.
- La Policía Nacional planteaba premiar a agentes en Irún con días libres en función de las detenciones de migrantes.
- Son malas prácticas que sabemos que existen. A veces salen a la luz y otras veces, no. Realmente es un hecho muy triste. Aunque el control policial aquí en Euskadi no es algo que sea un problema, porque en el día a día no se hacen controles como se hace en otros sitios del Estado.
Distinta «simpatía»
- El trato parece que depende del origen. A los ucranianos se les ha recibido muy bien, pero la tolerancia con el Islam es de 3,2 sobre 10.
- Hay más simpatía hacia los colectivos que más se parecen. Eso no quiere decir que sea odio o rechazo muy negativo hacia los que son más diferentes, es simplemente no tener simpatías, no tener confianza. El Islam se sigue viendo como algo desconocido para la sociedad vasca.
- No es solo falta de simpatía. Los delitos de odio racistas aumentan cada año, sobre todo contra árabes.
- El aumento de las denuncias se debe en gran parte a que la gente conoce mejor sus derechos: no ha empezado una ola de odio, estaba en la sociedad y ha empezado a detectarse. Pero hay personas que sufren discriminación de manera sistemática, como el pueblo gitano.
- Cuatro de cada diez familias no llevaría a sus hijos a un colegio con muchos gitanos.
- Y ese dato no sé hasta qué punto refleja lo que está en la sociedad realmente, porque estamos hablando de una encuesta personal, en la que lo tienes que manifestar delante de una persona, y hay una parte de corrección política. Es la punta del iceberg.
- ¿Está la educación a la altura?
- Se están haciendo muchas iniciativas que lo que intentan es repartir al alumnado vulnerable de manera equitativa, pero hacen falta recursos. Y existe un sistema dual, con colegios de clase media alta y otros de clase más baja.
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«Somos más políticamente correctos, pero el racismo sigue ahí»
- El racismo en el deporte está despertando todas las alarmas.
- Nos sorprende cuando se manifiesta y es porque la sociedad ha aprendido a ser más políticamente correcta, pero sigue ahí. Expresamos menos nuestro rechazo, pero eso no quiere decir que no esté.
- ¿En Euskadi somos racistas?
- Hay cada vez más apertura, pero hemos aprendido la respuesta correcta. No hay delitos muy graves, pero hay microrracismos, que es lo que más daño hace a la convivencia: cambiar de acera, no querer sentarte al lado de alguien, miradas... Cuando hablamos de integración, hablamos de interculturalidad, de contacto, de una relación normalizada.
- ¿Ese sería el reto?
- Sí, porque esas cosas van a minar la convivencia y va a ser más difícil de gestionar en el futuro. Se ha visto en Francia, que se ha enquistado y ha habido problemas y conflictos. Todavía estamos a tiempo de trabajarlo, porque para Euskadi la inmigración es un fenómeno nuevo.
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