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A Rafa Gorrotxategi, maestro chocolatero, su padre le advirtió que no fuera nunca a contracorriente. Que sucumbiera a las modas, que eso era bueno para ... el negocio. Desde hace dos meses vende en su pastelería de la parte vieja de Donostia el famoso chocolate Dubai, un dulce oriental de cacao relleno de pistacho. Es el último fenómeno gastronómico, cortesía de las redes sociales, que lo han hecho viral. «Los turistas se vuelven locos, ha sido un auténtico 'boom'. Hay dulces muchísimos más ricos que este, pero como está de moda…», cuenta Gorrotxategi. Ellos lo venden a 19 euros la tableta de 250 gramos.
Más barato que aquella chica que lo puso en Vinted hace unas semanas –20 euros–. En realidad lo 'regalaba' porque la plataforma de artículos de segunda mano no permite vender comida. Así que puso a la venta un alcoholímetro y obsequiaba al comprador con el chocolate. Lo hizo porque ese mismo día los supermercados Lidl habían colocado en sus lineales tabletas de chocolate Dubai por 4,50 euros... y se agotaron en horas.
En Mercadona las tienen a 1,95 euros; a 7,50 y a 15,90 en El Corte Inglés; en Amazon se puede conseguir una versión belga por 19,90; la multinacional Lindt lo comercializa a 9,99 y a 12,99... No hace falta que pongan un anuncio, TikTok hace la promoción gratis.
Silvia Martínez
Profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC
El estallido de la fiebre, que ha llegado a España hace dos meses aproximadamente, lo originó la influencer de TikTok María Vehera, cuando en diciembre de 2023 colgó un vídeo dentro de su coche probando el chocolate. Acumula 128 millones de visitas y 7 millones de 'likes'.
Detrás de ella, han venido los demás: «Qué cosa más buena», «recomiendan comerlo en tres días, pero no me va a durar ni uno». Un chico sale en TikTok untándolo en leche, otra chica de Madrid se pone a hacer una versión casera en su piso a las tres de la mañana. Y, así, like a like, se ha obrado el milagro.
Silvia Martínez, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, explica cómo es posible que un chocolate se haga viral. «Su textura crujiente por fuera y blando y verde por dentro despierta la curiosidad por probarlo y 'vivir la experiencia'. Además, se presenta como algo exótico, de lujo y exclusivo. Probarlo significa que formas parte de algo, que estás a la última. Contar en redes que lo has probado te da popularidad».
Además, «cada vez somos una sociedad más sofisticada en experiencias gastronómicas. Antes solo hablaba de vino la élite, pero hoy cualquiera es 'enólogo' en TikTok. El postureo es algo facilísimo, basta un móvil», añade el sociólogo Cristóbal Torres.
Siguiendo precisamente con el móvil la pista de este dulce exótico llegamos a la confitería de Dubai que vende el producto original. Se llama Fix Dessert Chocolatier y la abrió en 2021 Sarah Hamouda, una mujer de origen británico-egipcio. Cuentan que este hallazgo dulce es fruto de un antojo: estando embarazada de su segunda hija, su pareja se hartó de recorrer las pastelerías buscando dulces que combinaran sus sabores favoritos: el cacao y el pistacho. Y a ella se le ocurrió levantar este negocio. En su web, ofrecen versiones con chocolate blanco, con leche y negro, todos por 68,25 euros, aunque exigen una compra mínima de 400 euros para el envío.
¿Y cómo llega este dulce Oriental de Dubai a la pastelería de Donostia? Vía redes sociales, «que es la mejor campaña de marketing y la más rápida», apunta Cristóbal Torres. «Si hubieran querido hacer una campaña tradicional, una empresa tendría que haber viajado a Dubai, 'traer' el producto a España, publicitarlo en el competido mercado de los anuncios y vencer la resistencia del cliente, que cede más fácil cuando otro como él pone un vídeo en la red que cuando una marca trata de venderle algo».
A falta de saber lo que durará la fiebre, Rafa Gorrotxategi ya trabaja en un turrón relleno de pistacho. «Lo lanzaremos en noviembre y llevará los mismos ingredientes que el chocolate Dubai, pero dispuestos de otra forma porque el turrón tiene que tener una consistencia más dura», avanza el maestro artesano.
En septiembre se recogerá la siguiente cosecha de pistacho, que se cultiva en España desde los años 90 –empezaron en Lleida–. Si para entonces sigue la fiebre del chocolate Dubai, se van a quedar cortos con las existencias porque en nuestro país solo hay 80.000 hectáreas dedicadas a este cultivo –el 80%, en Castilla La Mancha–. «La moda de este chocolate es solo la punta del iceberg y la confirmación de que el pistacho es un alimento en auge», confirma Claudia Calzada, cofundadora de Generación Agro, plataforma que conecta a agricultores y empresas de servicios. «Cuando yo era niña no te daban pistachos, pero hoy están en la carta de los mejores restaurantes y los echan a las ensaladas y a las tartas de queso o como 'topping' a la carne». Dice que para atender la demanda de la UE, España necesitaría «300.000 hectáreas a plena producción». Y están en ello. «Se ha hecho una inversión muy fuerte y se ha plantado mucho desde 2021. Como el pistacho tarda unos 5 o 6 años en salir, en menos de una década estaremos en el 'top 3' de exportadores, junto a Irán y California (Estados Unidos) y superaremos fácilmente a Turquía». Sobre la moda viral del chocolate relleno de pistacho, no le sorprende. «Aunque dentro del negocio de este fruto seco es solo una anécdota, se suma a la corriente de productos que están popularizando el pistacho. En este caso es más llamativo porque se ha hecho viral en TikTok». Claudia no lo ha probado aún, pero cree que le gustará. «Gastronómicamente el pistacho tiene muchas opciones, al no ser ni dulce ni salado se adapta bien a casi cualquier sabor». Una curiosidad: «Los pistachos que llegan a las bolsas de los supermercados son los 'bonitos', los que se abren solos. A los que están cerrados se les quita la cáscara y se usan para harinas o cremas de pistacho, embutidos y hasta cosméticos».
La receta
Ingredientes El chocolate Dubai se hace con kadaif, un tipo de fideo fino que se usa mucho en la repostería de Medio Oriente, tahini (pasta de sésamo tostado), crema de pistachos molidos y chocolate.
La recomendación del maestro artesano Rafa Gorrotxategi recomienda usar fideos de repostería muy finos o ralladitos, «para que el crujiente quede más rico y haga el efecto del barquillo al morder». Algunos lo rebozan con aceite de coco, aunque es opcional. «El tahini es un sabor que ya se nos va haciendo familiar y el pistacho también, de hecho cada vez se cultiva más en España. Sin ser un dulce que digas '¡ay qué rico sabe!', tiene un sabor que podemos asimilar fácilmente».
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