«Todos los días nos llegan situaciones de sospecha de conductas suicidas»
Las llamadas a Zeuk Esan, si se dispararon en algún ámbito, fue en el del malestar emocional. Crecieron un 50%, hasta alcanzar las 421, y ... lo más preocupante es que, en torno al 32,5%, estaban vinculadas a conductas autolíticas, lo que comúnmente se conoce como autolesiones. Un 29% de los menores que levantaron el teléfono refirieron sentir soledad y otro 27%, tener problemas de ansiedad y depresión. Estas situaciones no tienen por qué estar motivadas por el entorno escolar, pero sí es un lugar en el que los menores pasan muchas horas y en el que hay «una responsabilidad inmensa» porque las familias «dejamos a nuestros hijos en manos de ese centro».
Así se expresó Xabier Balerdi, inspector general del Departamento de Educación, en la jornada sobre violencia en la infancia. «No podemos mirar a otro lado cuando sospechamos algo. Es necesario responder de forma rápida y coordinada en casos de acoso», subrayó, aunque hizo extensiva esa necesidad de celeridad a la desprotección familiar, la posibilidad de que el menor sufra abusos sexuales... Y, para ello, lo «fundamental» es la «coordinación» dentro de la consejería, pero también con otras instituciones, para lo que se cuenta con «protocolos de actuación».
Uno de los más recientes es precisamente la estrategia que se publicó en octubre, que iba dirigida a detectar las conductas suicidas. «Ha habido un aumento importantísimo; todos los días nos llegan situaciones de sospecha», aseguró Iñigo Ramos, asesor de innovación y gestión de la diversidad del Berritzegune Nagusia, centro de apoyo vinculado a Educación.
En su opinión, hay un buen material sobre el que trabajar, pero la clave no está en «la sensibilización», ya muy extendida en los centros escolares, sino en aprender a «gestionar aquello que hemos visto». «Ese es el reto, la dificultad, porque los centros escolares son el reflejo de la sociedad, y hay violencia», insistió.
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