La desdicha del Gordo

Les proponemos un ejercicio de memoria – avisamos de que entraña dificultad para el sector millenial- ¿Qué les dice el nombre de Clive Arrindell? Le conocen más de lo que se imaginan. Así que daremos algunas pistas: 1. Trabajó incitando a consumir suerte. 2. Desde 1998 y hasta 2006, volvía a casa por Navidad antes del 22 de diciembre. 3. Siempre le acompañaba una reinventada frase de «La Guerra de las Galaxias». 4. Su alopecia le hizo objeto de una de las metonimias más extendidas dentro del lenguaje popular televisivo. Si nos referimos a él como «El calvo de la Lotería», la cosa cambia.

Durante varios años, Loterías y Apuestas del Estado se valió de Arrindell como imagen, junto con el 'Vals de estudiantes' de la bso de Doctor Zhivago, para dar ánimos en lo de conseguir el Gordo. Poco sabíamos de él antes de aparecer en el spot, como poco hemos vuelto a saber desde aquel entonces.

Además de repartir cuartos entre los afortunados y salud entre el común de los mortales, este Sorteo Extraordinario también ha contribuido a llenar el imaginario colectivo con figuras capaces de ilusionarnos o emocionarnos. Pero detrás del mito siempre hay alguien. Puede que se trate del celebérrimo Raphael ('Pon tus sueños a jugar', dirigido por Pablo Berger en 2013), los mismos niños de San Ildefonso ( 'La fábrica de sueños', 2011) o figuras con cierto peso dentro del panorama de la actuación como Luis Bermejo en ( '22 otra vez', aquel que emulaba 'El día de la Marmota', 2018) o el propio Ramón Barea este año. Mención especial para Justino, ese adorable vigilante animado protagonista del homónimo 'Justino y la fábrica de maniquíes' (2015); por cierto, uno de los anuncios más premiados de la historia.

El de Clive Arrindell no es el único nombre al que le cayó encima el peso del Gordo en forma de ostracismo mediático. Volvamos al ejercicio de memoria: ¿Les suenan Julián Valcárcel y Alfonso Delgado? Con cierto atino, sucederá lo mismo del inicio. Pistas: 1. Barra de bar, 2. Bar de esos de toda la vida. 3. Buen amigo. Y, ahora sí, una especial para millenials: 4. El rostro de uno de ellos se viralizó gracias a multitud de memes y parodias. Ellos fueron los protagonistas del spot de 2014: el primer anuncio que capaz de humanizar el cuantioso premio y en el que el buenismo era el verdadero protagonista junto con una barra de chapa.

«Cinco años después de haberlo grabado, me quedo con dos cosas. Fue una historia hermosa y capaz de tocar la parte más noble de cada ser humano, recuerda que hay algo bueno de cada uno y que puede salir. Por otro, lado, esa historia inauguró una tanda de anuncios de la lotería que buscan este mismo centro», cuenta ahora Julián Valcárcel. Como empezarán a recordar, Antonio era un camarero con pinta de bonachón y muy buen amigo de sus amigos. Manuel, que no había comprado décimo –se intuía que por problemas económicos-, baja entre a regañadientes y triste a felicitar a su amigo. Este, con mucho saber estar pide un café y en medio de la fiesta descubre que su amigo se ha acordado de él. A continuación, el diálogo se corta, pero el primer plano de Manuel emocionado habla solo.

Aquel anuncio dirigido por Santiago Zannou llevaba como lema 'El mayor logro es compartirlo' y era la primera apuesta de la Lotería de Navidad que apelaba al interior de cada espectador: «No creo que fuese capaz de ser tan noble como ese personaje, pero sí que conozco a personas con tanta bondad y por eso pude interpretarlo», recalca el actor.

Quizá uno de los factores que facilitan esa identificación era el factor anónimo. Como los actores reconocen, casi por arte de birlibirloque saltaron desde el suelo de la Gran Vía a la fachada de los cines de Callao. «Fue apabullante. Entre nosotros no nos conocíamos, pero después del rodaje Alfonso me decía: 'Oye Julián, ¿Tú crees que cuando esto termine nos pagarán también el psicólogo?'».

«Me mostraban cariño por una tontería. Todo el mundo me paraba... Una locura que poco a poco se fue diluyendo», dice Alfonso Delgado. Lo cierto es que fue una fama veloz y fácil. Tanto que incluso uno de ellos, Julián Valcárcel, que se autodefine como 'abogado de día, actor de noche', se planteó dejar su trabajo y cerrar su bufete: «Mi representante me dijo que podría vivir de esto. Que me iban a seguir saliendo cosas de este calado. Pero como lo muy importante nunca salió, he seguido trabajando», reconoce.

Ahora, ambos actores coinciden en la misma situación. «No he vuelto a hacer ningún anuncio en cinco años. Ya no he vuelto a vivir de la publicidad», dice Alfonso Delgado, que continuó siendo siendo autónomo, propietario de un pequeño local y actor siempre que se podía. Mientras que Valcárcel sostiene que «las marcas no te quieren ver asociado a un producto con tanta intensidad como fue nuestro anuncio. Después de eso, pasé un casting para un director bastante famoso pero cuando me vio dijo 'si este es el de la lotería' y ya no supe nada más».

Paradójicamente, el Gordo les hizo caer en desgracia en el ámbito de la publicidad, tan usado como recurso de supervivencia en la interpretación; precisamente, «por estar muy bien pagado». Pero estos dos actores han seguido siendo fieles a su verdadera vocación: el teatro. Después del anuncio, Alfonso Delgado ha trabajado en cortometrajes de jóvenes realizadores: 'Condamned' (2018), premiado en el Festival de Sitges; 'Linda Vista', con Toni Cantó o 'Monsieur Goya', de Sanchís Sinisterra. Por su parte, Julián ha trabajado en un total de 10 películas con papeles secundarios y el próximo 6 de diciembre estrena 'La venganza del señor Pellicer' en el Teatro de las Letras de Madrid e insiste: «Poder hacer teatro profesional es un lujazo que en parte, agradeceré siempre a Antonio y a Loterías y Apuestas del Estado».