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T. N.
Miércoles, 7 de mayo 2025, 07:12
La quema de las papeletas que usan los cardenales para elegir al nuevo Papa, o fumata, es la forma de informar al mundo de lo que realmente ha ocurrido entre de los muros de la Capilla Sixtina durante el cónclave. Para que el humo se haga visible, se instalan en el edificio una estufa y una chimenea provisionales antes de que comience el cónclave. No está del todo claro cuándo comenzaron a quemarse las papeletas, pero el humo blanco que anuncia la elección de un nuevo Pontífice no es especialmente antigua: se remonta a finales del siglo XIX o principios del XX. En cambio, las papeletas de las votaciones fallidas -cuando ningún candidato ha recibido más de dos tercios de los apoyos-, al darse fuego, emiten humo negro.
Hasta 2005, el Vaticano añadía a las papeletas materiales naturales como paja húmeda para el blanco y brea alquitranada para el negro. En 2013 los cambiaron por productos: una mezcla de clorato potásico, lactosa y resina de conífera para el blanco, y perclorato potásico, antraceno y azufre para el negro.
En 2013, apenas unas horas antes de que el humo blanco saliera del Vaticano, una solitaria gaviota del mismo color se posó en lo alto de la chimenea. Los observadores lo interpretaron como una señal esperanzadora de que la espera de un nuevo Papa estaba a punto de terminar. Y estaban en lo cierto. El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio (el actual papa Francisco) había sido elegido para el cargo por sus pares.
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