El conflictivo divorcio de los 180 juicios
La expareja de Josean acaba de ingresar en prisión tras incumplir las sentencias judiciales por intento de agresión
Josean vive con «inquietud» desde que en noviembre de 2013 su exmujer se presentó en su casa con una barra de hierro. Hacía tiempo que ... no sabía de ella porque se había marchado a vivir a Valladolid. Pero estaba claro que «no venía con intenciones pacíficas». La mujer había ido hasta allí con su hijo y le decía por el portero automático que saliese de la vivienda, pero él sabía que si cruzaba la puerta podía «ocurrir cualquier cosa». Josean hizo caso a su nueva pareja y optó por llamar a la Guardia Civil. Cuando llegaron los agentes se encontraron con que le había «destrozado» el coche con la barra de hierro. «Vino desde Valladolid con la idea de matarme. Si llego a estar solo y le abro la puerta hoy igual no lo cuento», asegura este bilbaíno residente en Castro.
La historia de Josean con su exmujer es larga. Vivieron juntos en Amorebieta durante años y tienen hijos en común. Él es ingeniero y ella trabajaba en el juzgado. Tenían una vida acomodada. La convivencia fue «relativamente normal» hasta que se separaron. Discutían, pero «sin agresiones ni faltas de respeto graves». Todo cambió cuando «ella decidió» hacer vidas separadas. Fue entonces cuando comenzó un conflicto que fue enquistándose con el paso del tiempo y que se prolonga hasta hoy.
Tienen decenas de denuncias cruzadas. Se han enfrentado en unos 180 juicios, la mayoría entre 2007 y 2010, pero también hay muchas más denuncias que no prosperaron. A Josean le denunciaba sobre todo por incumplimientos en los regímenes de visita de los niños. Pero también ha tratado de llevarle al juzgado «por otras mil cosas». Por ejemplo, tiene una por no agregarla al Facebook que fue admitida a trámite. También una vez le llevaron a comisaría, cuando estaba con sus hijos en el PIN del BEC, porque le había denunciado por romperle la lavadora y la secadora. «Tuve que demostrar que yo estaba con mis hijos en ese momento. Hubo una vez que la jueza nos juntó después de un juicio y nos echó la bronca. Nos dijo que todos los lunes se levantaba pensando qué juicio tendría esa semana con nosotros», relata.
«Antes de entrar en prisión estaba furiosa, ahora está todavía más. Necesitamos protección»
Josean no tiene antecedentes penales ni ha sido condenado por agresión. Sí arrastra sentencias por asuntos como no entregar a los niños en la hora establecida. Pero insiste en que nunca habían tenido una relación violenta hasta que su exmujer empezó a «obsesionarse». Lo que no perdona es el fin de semana que pasó entre rejas después de que, tras mudarse de Bilbao a Castro, no recibiese en su casa una notificación para asistir a un juicio. Un día le pararon en un control policial y en el sistema aparecía en «búsqueda y captura» porque no había acudido a la citación judicial. «Como era fin de semana tardaron dos días en darse cuenta de que había sido todo un error y que yo no me había fugado a ningún sitio», lamenta.
A partir de ese momento la relación entró ya en un punto de no retorno. Las denuncias seguían llegando a los juzgados con regularidad. En un momento dado su exmujer decidió mudarse a Valladolid. Josean también tenía pareja y el ambiente se enfrió bastante.
Trabajos comunitarios
Josean asegura que llevaba mucho tiempo sin tener noticias de su exmujer hasta que se presentó en su casa de Castro. Aquel incidente -el más grave de los que habían vivido hasta ese momento- se saldó principalmente con una condena por intento de agresión. La pareja de Josean también tenía miedo y solicitó una orden de alejamiento, que le fue concedida. En principio, no podía acercase ni a él ni a su domicilio de la localidad cántabra.
La primera sentencia de 2014 se hizo firme en 2017. Debía cumplir siete meses y quince días de prisión. A la mujer le propusieron conmutarle la pena con una serie de condiciones. Debía pagar una multa, no volver a delinquir y realizar una serie de trabajos en beneficio de la comunidad.
La expareja de Josean no pagó la multa -tampoco le compensó por los desperfectos en el coche- ni realizó los trabajos sociales que le habían impuesto. En este contexto, el pasado septiembre se ejecutó la sentencia y se ordenó su ingreso en prisión.
Tampoco cumplió con esa resolución y el Juzgado de lo Penal número 1 de Santander decretó el pasado 13 de octubre su búsqueda y captura. La mujer ha pasado más de un mes en paradero desconocido hasta que, hace dos semanas, fue detenida por la Ertzaintza y conducida a prisión de Valladolid.
Josean no oculta que tiene «miedo» de lo que pueda suceder cuando salga de prisión. Ha pedido una nueva orden de alejamiento, pero está convencido de que no se la van a conceder «por ser hombre». «Si antes estaba furiosa, ahora lo va a estar todavía más. Es injusto», se queja.
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