Los ovnis vuelven a despegar: revive un mito del siglo XX
En el candelero. Unas declaraciones de Obama y un informe del Pentágono que se publicará en junio hacen que reviva el gran mito del siglo XX
La evidencia presentada sobre los objetos volantes no identificados no muestra indicios de que estos fenómenos constituyan una amenaza física directa a la seguridad nacional», ... sentenció el Panel Robertson en enero de 1953, seis años después de la visión de los primeros platillos volantes. A instancias de la CIA, cinco científicos liderados por el físico H.P. Robertson, del Instituto de Tecnología de California, habían examinado 75 casos y concluido que nada indicaba la necesidad de una revisión de los conceptos científicos de la época.
Publicidad
Setenta años más tarde, el anuncio de que el Pentágono va a publicar un informe sobre avistamientos recientes protagonizados por militares y unas declaraciones de Barack Obama en la televisión han vuelto a poner de actualidad el fenómeno. «El Pentágono cree que los ovnis pueden existir después de todo... y la evidencia está creciendo», aseguraba el diario londinense 'The Telegraph' el 21 de mayo. «Cómo los avistamientos de ovnis pasaron de ser una broma a una preocupación de seguridad nacional en Washington», titulaba 'The Washington Post' un reportaje dos días después.
«El fenómeno de los ovnis alienígenas es un mito creado durante 70 años por la literatura y el cine»
Vicente-Juan Ballester Olmos
Lo cierto es que el Pentágono casi siempre se ha tomado los ovnis en serio. Cuando en junio de 1947 se registraron los primeros avistamientos, en Washington saltaron las alarmas. La Fuerza Aérea y la inteligencia estadounidense se volcaron en la investigación del fenómeno ante el temor de que detrás estuviera una potencia enemiga. Prácticamente nadie creía entonces que los platillos vinieran de otros mundos. Según un sondeo de opinión de agosto de 1947, para el 15% de los estadounidenses se trataba de armas secretas de su país, mientras que un 1% pensaba que eran soviéticas. Los extraterrestres ni se mencionaban.
Platillos y espionaje
La Fuerza Aérea puso en marcha en 1952 el Proyecto Libro Azul, su tercer programa de investigación ovni y el más longevo, y un año más tarde el Panel Robertson tranquilizó al Pentágono: los platillos no suponían una amenaza. Extendida ya entre el público la creencia de que eran naves extraterrestres, cuyo principal impulsor fue el exmilitar Donald Keyhoe con su libro 'Flying saucers are real' (Los platillos volantes son reales, 1950), en agosto de 1955 la Fuerza Aérea y la CIA estrenaron unas instalaciones secretas para sus aviones espía en el desierto de Nevada, la ahora famosa Área 51. En cuanto despegó de esa base el primer U-2, los avistamientos de ovnis se multiplicaron.
Publicidad
El Proyecto Libro Azul fue clausurado en 1969 tras la publicación del llamado 'Informe Condon'. Un grupo de casi cuarenta científicos, dirigido por el físico Edward Condon, había analizado una cincuentena larga de casos, algunos muy complejos, y determinado que en veintiún años el estudio del fenómeno ovni no había aportado nada a la ciencia ni cabía esperar que lo hiciera en el futuro. Poco a poco, Estados Unidos y otros países -España, entre ellos- fueron desclasificando la casuística recopilada durante décadas, sin que asomara ningún marciano entre las montañas de papel. Y el mito acabó recluido en esas revistas y programas esotéricos de radio y televisión donde lo mismo se culpa a unos alienígenas cabezones de secuestrar humanos que del asesinato de Kennedy, y se sostiene que en el Área 51 hay congeladores con cuerpos de hombrecillos grises que se han estrellado en sus platillos volantes.
«Cuando analizas los vídeos de la Marina, no hay evidencia objetiva de nada extraordinario»
HÉctor Socas-Navarro
Los ovnis parecían cosa del pasado cuando en diciembre de 2017 'The New York Times' reveló que, entre 2007 y 2012, el Pentágono había mantenido un programa de investigación sobre lo que ahora denomina fenómenos aéreos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés). Acompañaban al anuncio tres vídeos de supuestos objetos extraños captados por las cámaras infrarrojas de cazas sobre California y Florida entre 2004 y 2015. Las películas procedían de To the Stars Academy of Arts & Sciences, una empresa creada por Tom De Longe, exguitarrista de Blink-182, que se dedica a la promoción de lo paranormal. El músico y sus socios -entre quienes destaca Harold Puthoff, el parapsicólogo que apadrinó a Uri Geller en EE UU en los años 70- sostienen que los UAP son la demostración de «tecnologías exóticas que podrían revolucionar la experiencia humana». Es decir, naves extraterrestres.
Publicidad
Los vídeos de la Marina
«Hay imágenes y grabaciones de objetos en el cielo que no sabemos exactamente qué son. No podemos explicar cómo se mueven, su trayectoria», dijo Barack Obama sobre esas películas el 17 de mayo en 'The Late Late Show with James Corden', el programa de medianoche de la CBS. Sin embargo, para escépticos como el escritor científico Mick West, en los vídeos -cuya autenticidad reconoció el Pentágono en abril del año pasado- no hay nada inexplicable: los tres UAP son dos aviones y un globo.
«Las prodigiosas maniobras de los objetos no son tales, sino que se deben a cómo fueron grabadas las imágenes», indica el estudioso Vicente-Juan Ballester Olmos, principal impulsor de la desclasificación de informes militares sobre ovnis en España. «Cuando analizas los vídeos, no hay una evidencia objetiva de nada extraordinario», coincide Héctor Socas-Navarro, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y director del Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife. Por ejemplo, en una de las películas se ve un UAP en el centro de la pantalla y de repente sale disparado, pero esa gran aceleración no es real. «El objeto sale bruscamente del campo de visión porque la cámara del caza, que hasta entonces lo ha tenido centrado, deja de seguirlo», explica el astrofísico canario.
Publicidad
Ballester Olmos teme que, cuando el Pentágono publique en junio toda la información que tiene sobre casos de UAP protagonizados por militares en los últimos años, se trate de un montón de sucesos sin cribar, no investigados como es debido. Está seguro de que algunos al principio resultarán sorprendentes, pero también de que, como los vídeos de 2017, acabarán siendo explicados convencionalmente. «No hay un fenómeno ovni inexplicable. El fenómeno de los ovnis alienígenas es un mito creado durante 70 años por la literatura y el cine», dice con el conocimiento de quien estudia el tema desde hace medio siglo.
Para él y para Socas-Navarro, está claro por qué el Pentágono habla ahora de UAP y no de ovnis. No es algo trivial. Distancia a los objetos vistos en los últimos años en las inmediaciones de instalaciones y despliegues militares de los clásicos platillos volantes. Porque lo que al Departamento de Defensa le inquieta no es que haya extraterrestres de por medio, sino actividades de espionaje de potencias como China y Rusia con drones y otros ingenios.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión