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Amaia Arruabarrena, Aran García-Lekue y María José Sanz. MIreya López

«Las mujeres, en general, no ven la ciencia como una competición, y ellos sí»

Las investigadoras María José Sanz, experta en cambio climático, Aran García-Lekue, en nanoelectrónica y materiales cuánticos, y Amaia Arruabarrena, en cáncer, reciben el reconocimiento de Ikerbasque

Jueves, 19 de junio 2025, 01:52

Estudiantes del Instituto Miguel de Unamuno asistieron este miércoles en el edificio del mercado del Ensanche al reconocimiento que la Fundación Vasca para la Ciencia, Ikerbasque, otorgó a tres científicas por su brillante carrera investigadora. Coincide que son mujeres pero no es coincidencia, pues como admitió Juan Ignacio Pérez Iglesias, consejero de Ciencia, Universidades e Innovación y presidente de la propia Ikerbasque, a lo largo de su amplia experiencia se ha encontrado con que las científicas con las que ha trabajado «han tenido que soportar más cargas, más obstáculos» que sus compañeros hombres: «Con las consecuencias que esto ha tenido en sus carreras científicas, algo a lo que tenemos que dedicar especial atención. Hay muchas cosas que se pueden hacer para afrontar algunos de los aspectos más perversos a los que se enfrenta una científica en su carrera».

Se refirió a la necesidad de dedicar proyectos y presupuestos al ejercicio de la igualdad de oportunidades, derechos y reconocimientos: «Muy importantes son los reconocimientos, pues si uno se fija en la lista de premios Nobel, por ejemplo, hay un desequilibrio, no refleja la presencia de las mujeres. Y hay casi el mismo número, pero los reconocimientos siguen yendo mayoritariamente a ellos. Una manera de compensar es hacer distinciones específicas a investigadoras valiosas para dar visibilidad, que sean referentes. Reconocimiento que es un acto de justicia».

Añadió que estamos en un momento «muy difícil para el mundo occidental, con reacciones a los avances de años anteriores, con una oposición virulenta. La popularidad que están ganando estas actitudes es un peligro real para la igualdad y la civilización, hay que estar en guardia y combatirlas de manera activa».

Contra el cambio climático

La larga carrera investigadora de María José Sanz (Valencia, 1963)  se inició estudiando los efectos de la contaminación atmosférica sobre la vegetación. Doctora en Biología, en la actualidad es la directora científica del Basque Centre for Climate Change (BC3). Además, ha trabajado para la FAO y en 2023 fue nombrada miembro de la Mesa del Panel Intergubernamental contra el cambio climático (IPCC). Nació en una explotación agraria: «Estaba claro que me gustaban el campo y las plantas, tengo alguna foto comiéndome los geranios. Todos empezamos siendo científicos y algunos se desvían del camino, pero otros deciden seguirlo porque les apasiona esa aventura continua de ir descubriendo cosas».

Notó la desigualdad al elegir carrera. «Me inclinaba por las ciencias agronómicas, pero solo había hombres, y eso hizo que viera que quizá las oportunidades de trabajo pudieran ser menores en el futuro. Así que me fui a Biología, pero sobre todo influyó que había menos cola».

– ¿Hay menos científicas?

– No creo que haya menos, solo son menos visibles. Si tú miras los perfiles en una institución como la mía, los estudiantes predoctorales o postdoctorales son mayoritariamente mujeres, pero les cuesta llegar a perfiles altos de profesor o líder de un grupo. El mundo de la ciencia está hecho por hombres; ellos valoran unas cosas y nosotras otras. Cuando se hacen evaluaciones, el sistema no está adaptado a lo que a ti te llama más la atención en ciencia, la colaboración, la multidisciplinariedad, la reflexión. Las mujeres, en general, no ven la ciencia como una competición. En cambio, en los hombres ha primado en la superespecialización, la competición, son más individualistas. Si consiguiéramos equilibrar las evaluaciones se nos visibilizaría más.

Experta en nanoelectrónica

Aran García-Lekue (Amorebieta, 1975) es doctora en Ciencia e Ingeniería de Materiales. Se convirtió en investigadora de Ikerbasque y trabaja con la nanoelectrónica y los materiales cuánticos. Dice que durante la carrera en la UPV/EHU había casi un 'fifty-fifty' de sexos, y fue al llegar de Erasmus a Holanda cuando se dio cuenta de que se había metido «en un 'campo de hombres'. Dos chicas y todos los demás chicos. Pero incluso aquí, a medida que vas progresando, empieza a haber menos mujeres. Son inercias sociales difíciles de cambiar.

– ¿De quién es culpa?

– La maternidad es inevitable pero no es lo único, porque hay formas de afrontarlo y los hombres lo afrontan diferente. Pero la sociedad espera de ti cosas diferentes. En la ciencia, las mujeres han estado en un segundo plano, haciendo un trabajo silencioso. No nos han educado en la necesidad de brillar. Según vas progresando, hay una lucha contra ti misma, contra cómo quieres organizar tu vida, qué quieres sacrificar, qué no...

– En su campo de acción y a su nivel, ¿cuántos hombres y mujeres son?

– Por goleada somos minoría. Siempre me encuentro rodeada de hombres, ya me he acostumbrado. Aunque a mí me gusta enfatizar que muchísimas de las personas que más me han animado han sido hombres.

Contra el cáncer

Amaia Arruabarrena (Donostia, 1987), doctorada en Biología Molecular y Biomedicina, es investigadora principal en la UPV/EHU, donde estudia la conexión entre el metabolismo y la regulación epigençetica en el cáncer de mama. Tiene un niño de 3 años que es «su mejor experimento» pero que la ha sumido «en el caos»  dice. Cree que ahí radica gran parte del problema. «En la tesis no noté nada, de hecho, la mayoría éramos mujeres, quitando el jefe, el investigador principal. Después, en el postdoctoral que hice en EE UU, a lo mejor porque era una cultura diferente ya empecé a notar no obstáculos, pero sí un entorno menos propicio. Tenías que demostrar más para que te tuvieran en cuenta, y eso se solucionaba con tener confianza, hablar claro y más alto. O repetirnos».

«La parte más difícil viene con la maternidad, a mí me ha parecido el caos ser madre e investigador principal a la vez, pues aunque vayas a la par, empiezas a quedarte atrás. Hay un parón muy claro por mucho que se intente  dar más plazos para becas o proyectos A veces me siento pesada con la maternidad, pero ha sido lo que lo ha cambiado todo.

– ¿Qué solución le ve?

– Por ejemplo, hay institutos de investigación europeos donde, cuando una mujer es la investigadora principal, se le provee de ayuda de personal, un técnico de investigación que no va a cubrir el trabajo que tú haces, te ayuda en temas administrativos, cosas del laboratorio. Implica dinero, pero eso ayudaría mucho.

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