Hay más agua en la Luna que la que se creía
Dos estudios confirman su existencia en cantidad suficiente para facilitar el establecimiento de base humanas
Hay más agua en la Luna que la que se creía y no está solo en las zonas más frías y oscuras. «Confirmamos agua ... en la superficie de la Luna iluminada por el Sol por primera vez usando el telescopio SOFIA. Todavía no sabemos si podemos usarla como recurso, pero aprender sobre el agua en la Luna es clave para nuestros planes de exploración de Artemisa», ha tuiteado Jim Bridestine, administrador de la NASA, segundos antes de que se diera a conocer el hallazgo.
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Artemisa es el actual proyecto de vuelos tripulados a la Luna de la NASA. Donald Trump ya anunció en 2019 que los estadounidenses volverían al satélite en 2024 con una misión en la que viajaría a la Luna la primera mujer. Aunque la NASA maneja oficialmente esa fecha, nadie cree que sea posible, dado que ni siquiera existe el cohete capaz de lanzar la misión. El calendario más creíble apunta al regreso al satélite a finales de la próxima década, para saltar a Marte a finales de los 30.
SOFIA (de Observatorio Estratosférico para la Astronomía Infrarroja) es un Boeing 747 de la NASA equipado con un telescopio alemán de infrarrojos. Explora el Sistema Solar desde una altura de entre de 38.000 y 45.000 pies, por encima del vapor de agua de la troposfera, que dificulta desde la superficie las observaciones en el infrarrojo. SOFIA ha detectado en la Luna moléculas de agua (H2O) en el cráter Clavius, de 225 kilómetros y el tercero más grande visible desde la Tierra. ¿Cuánta agua? Entre 100 y 412 partes por millón, el equivalente a una lata de refresco por metro cúbico de suelo esparcido por la superficie. En comparación, indica la NASA, el desierto del Sáhara tiene cien veces más agua.
«Antes de las observaciones de SOFIA, sabíamos que había algún tipo de hidratación. Pero no sabíamos cuánta de esa hidratación era en realidad moléculas de agua como la que bebemos todos los días o algo más parecido a un limpiador de desagües»,ha dicho Casey Honniball, la autora principal del estudio. «Este descubrimiento desafía nuestra comprensión de la superficie lunar y plantea preguntas intrigantes sobre los recursos relevantes para la exploración del espacio profundo», sostiene Paul Hertz, director de la División de Astrofísica en la Dirección de Misiones Científicas de la NASA. «Sin la protección de una densa atmósfera, el agua en la zona de la superficie lunar iluminada por el Sol debería perderse en el espacio. Sin embargo, de alguna manera la estamos viendo», ha indicado Casey Honniball, la autora principal.
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'Trampas frías'
El hallazgo se publica este martes en la revista 'Nature Astronomy', donde otro grupo de investigadores calcula que, además, habría unos 40.000 kilómetros cuadrados del satélite donde no llega nunca la luz del Sol que podrían contener hielo de agua. Son las llamadas 'trampas frías', sitios que el Sol no ha iluminado en miles de millones de años. Los autores de este segundo estudio se han basado para sus cálculos en datos de la 'Lunar Reconnaissance Orbiter. «Si estamos en lo cierto, el agua va a ser más accesible para beber y usar como combustible de cohetes, para todo lo que la necesita la NASA», asegura Paul Hayne, de la Universidad de Colorado y autor principal del trabajo.
El agua es un elemento indispensable para la colonización de otros mundos. No solo para beber, sino también para obtener de ella el hidrógeno que sirva de combustible de las naves y el oxígeno que respiren los seres humanos. La NASA todavía ignora si esa agua lunar será fácil de sacar del suelo. «Siempre se podrá extraer de algún modo. Esto va a facilitar la exploración humana y robótica y el establecimiento de bases», afirma Agustín Sánchez Lavega, director del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco.
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La 'OSIRIS-REx' capturó mucho polvo y rocas del asteroide
La sonda 'OSIRIS-REx' de la NASA recogió el pasado miércoles mucho polvo y rocas de la superficie de Bennu. Tanto que el dispositivo de toma de muestras no pudo cerrarse completamente después de la maniobra y algunas partículas están escapando al espacio, según se ve en imágenes tomadas por una de las cámaras de la nave. Ante esta situación, los técnicos de la NASA han decidido depositar cuanto antes las muestras en la cápsula de retorno para garantizar su conservación. El objetivo de la misión era conseguir entre 60 gramos y 2 kilos de material en una maniobra que tuvo lugar a 330 millones de kilómetros. «Aunque es posible que tengamos que movernos más rápido para almacenar la muestra, no es un problema grave», ha dicho Thomas Zurbuchen, administrador asociado de Ciencia de la NASA. Bennu se formó en los primeros 10 millones de años del Sistema Solar y desde entonces, hace unos 4.600 millones de años, no ha sufrido alteraciones. Es un fósil del Sistema Solar primitivo. La 'OSIRIS-REx' emprenderá la vuelta a casa en marzo de 2021 y, el 24 de septiembre de 2023, las muestras de Bennu aterrizarán en el desierto de Utah.
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