Los chicos son más de derechas que las chicas en Euskadi
La reacción a ciertos mensajes feministas y el efecto polarizador de las redes sociales explican un fenómeno que va a más
Si en Alemania hubiesen votado únicamente los chicos menores de 24 años, habría ganado la extrema derecha de AfD. Pero si hubiesen votado solo las ... chicas en esa franja de edad, habría arrasado la extrema izquierda de Linke. La situación es insólita, casi una caricatura. Pero da pistas sobre lo que está pasando. De hecho, en el conjunto de España todos los estudios reflejan también que los varones jóvenes son más de derechas, y en ellos encuentra Vox una apreciable parroquia.
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¿Y en Euskadi? Pues algo parecido, pero atenuado. Aquí se declaran de derechas el doble de chicos que de chicas entre 15 y 29 años. Ellos piden más restricciones a la inmigración y ven con menos simpatía la discrimación positiva y las ayudas sociales. Ellas le conceden menos importancia a la religión y están menos de acuerdo con el modelo económico liberal.
Lo revela el Observatorio Vasco de la Juventud en su informe titulado 'Opiniones y actitudes de la juventud de Euskadi en relación con los cambios sociales y la participación', que se basa en más de 2.000 encuestas a vascos y vascas con una edad entre los 15 y los 29 años. «En líneas generales tanto chicas como chicos se sitúan más a la izquierda», apunta Miren Bilbao Gaztañaga, técnica del organismo dependiente del Gobierno vasco. De hecho, el 58,8% de todos los encuestados consideran que los cambios sociales deben orientarse en esa dirección, hacia la izquierda, frente al 12,8% que simpatizan con la derecha. Pero este último porcentaje entre los varones sube al 16,8% y entre las mujeres baja a la mitad, el 8,8%.
Lo que ocurre, y lo más llamantivo, es que cuando se va al detalle de ciertas cuestiones, sin poner de antemano etiquetas diestras ni zurdas, hay alguna sorpresa en asuntos que tradicionalmente marcan fronteras ideológicas. Por ejemplo, el 52% de los hombres están muy o bastante de acuerdo con restringir la inmigración, proporción que entre las mujeres baja al 38%. Mientras ellas respaldan en un 62,4% dar más ayudas sociales, ellos se quedan en el 56,7%. Y en cuanto a las simpatías por el modelo económico liberal, ganan los varones por 50,5% contra 49%. «Pero las principales diferencias se dan a la hora de valorar la discriminación positiva y las medidas para frenar el cambio climático». El primer asunto, relacionado con las políticas de igualdad, las chicas lo apoyan en un 82,8%, frente al 62,6% de los chicos. En el segundo, lo del calentamiento global, el 92,5% de ellas piden más medidas frente al 83,3% de sus coetáneos.
Ya se ve que las diferencias entre géneros no siempre son enormes, pero la pauta siempre es la misma, con ellos tendiendo más hacia posturas históricamente vinculadas con la derecha. Para la experta del Observatorio lo que hay detrás de este fenómeno es un feminismo que se consolida entre ellas y que «pone a la defensiva» a algunos hombres. Hace años que encuestas de distintos organismos vienen apuntando a un recelo creciente de los jóvenes hacia determinadas políticas de igualdad.
Eva Silván, politóloga, comienza confirmando que una parte de la explicación a esta disparidad entre géneros es debida a que «el feminismo ha atravesado socialmente a las mujeres»; que la conquista progresiva de derechos en la dirección a la igualdad «les ubica en los espacios progresistas», que tradicionalmente han abanderado estas posturas, por lo que ahora tenderían más a posiciones de izquierdas. «Este proceso no lo han vivido igual los hombres porque ellos no son sujetos de estos derechos». De hecho, y como ya se ha avanzado, hay varones que se sienten «amenazados». Además, «perciben el feminismo como un fenómeno 'mainstream'», es decir, dominante y convencional, de manera que una forma de rebeldía es revolverse contra él. «No cuestionan la igualdad, lo que creen es que el feminismo», o al menos una manera de entenderlo, «ha ido demasiado lejos».
Pero hay otra explicación cuyas implicaciones van más allá del análisis político y de género. Es algo que lo condiciona todo; el modo de estar en el mundo y cómo se configura la sociedad. Señala Silván que hasta hace un par de décadas el contacto con la política y la socialización en general se producía en las calles y en los medios convencionales, que llegan de un modo similar a mujeres y hombres. Pero ya no. Los jóvenes se relacionan y entran en contacto con las ideologías por la vía digital, y las distintas plataformas y redes sociales «proporcionan contenidos en función de tu sexo». «El algoritmo decide que si eres chica quieres consumir unas cosas y si eres chico, otras». Cualquiera que se haya dejado caer por esos pagos sabe que se despachan cosas muy machistas y bastante simplonas. En fin, que ahí se produce una fragmentación entre sexos que comienza a verse en la ideología, pero que lo puede condicionar todo. «Que personas como Elon Musk estén dominando las plataformas digitales», dirigiendo el sentido del algoritmo, les da vía libre para «mandar mensajes muy definidos».
La socióloga María Silvestre también incide en este papel de las redes sociales como elemento polarizador determinante que influye «tanto en ellos como en ellas». «Nos bombardean con mensajes muy populistas, hay muchos 'fakes'». Se refiere, por ejemplo, a proclamas antifeministas, antiinmigración o negacionistas del cambio climático, que son discursos «no regidos por un principio de realidad». Pero eso también va en la dirección opuesta, es decir, hay bulos de izquierdas. Y en un entorno en el que hay una «fortísima desafección política y pérdida de confianza en las instituciones y los políticos» tiene los efectos conocidos. «La juventud tiende a romper con lo tradicional», apunta la socióloga. Así que termina ocurriendo lo que ha ocurrido en Alemania, donde el voto joven se ha repartido entre los extremos dejando en la irrelevancia a los partidos tradicionales.
Las frases
Politóloga
Eva Silván
«La socialización política se produce en las redes, y el algoritmo ofrece contenidos diferentes a los hombres y a las mujeres»
Antropólogo
Jesús Prieto Mendaza
«Los jóvenes detectan las incongruencias, la hipocresía tanto a derecha como a izquierda, y eso genera desafección»
Catedrática en Sociología
María Silvestre
«Va todo en un 'pack': el negacionismo climático, el ver en el inmigrante un enemigo y el percibir la masculinidad en riesgo»
Observatorio Vasco de Juventud
Miren Bilbao Gaztañaga
«Tanto las chicas como los chicos se sitúan más hacia la izquierda, aunque en ellas tienen actitudes menos individualistas»
Doctor en Ciencia Política
Rafael Leonisio
«Entre la juventud hay mucha abstención que podría activarse si en ella calan ciertos estímulos en una u otra dirección»
Señales del pasado
Por supuesto, en Euskadi «no estamos en este punto porque no hay actores políticos que canalicen esa desafección», explica Silvestre, «pero sí es posible que llegue a ocurrir». Lo mismo opina el politólogo Rafael Leonisio, que da una clave adicional: «Hay mucha abstención entre los jóvenes vascos, y los abstencionistas generalmente no son abertzales». Ese colectivo amplio que no se acerca a las urnas «se podría activar», y podría hacerlo en cualquier dirección. Estamos en un tiempo en el que los cambios radicales llegan sin mucho aviso.
Bueno, en realidad algunas señales sí vienen de lejos. Jesús Prieto Mendaza, antropólogo, recuerda que desde hace dos décadas «advertíamos en los institutos ciertos cambios en los chicos, pero también en las chicas, que daban cuenta de retrocesos en la igualdad de género». Habla de actitudes de «control, celos e incluso agresiones». Entonces «nos dimos cuenta de que la juventud no está inmunizada respecto a este tipo de retrocesos».
Habla de un perfil, del «malote, el guerrero», de una forma de virilidad que aún está presente entre los jóvenes. Es algo que siempre ha existido y que por motivos diversos parece estar ganando presencia. En parte, por eso que señalan todos los expertos que participan en estas páginas y que viene a ser la respuesta a ciertas posturas feministas con las que se sienten atacados, «como cuando se dice que todos son potencialmente violadores; muchos no se ven reflejados en esto». Por otra parte, hay que tener en cuenta que el auge de ciertas manifestaciones culturales, estilos musicales como el reguetón, no juegan precisamente a favor de una visión muy igualitaria.
Prieto Mendaza hace otra reflexión: ese perfil de hombre dominante, de macho alfa, «ni mucho menos es patrimonio único de sectores conservadores». Habla de la «mitificación del gudari en grupos que se creen progresistas» pero que siempre han funcionado alejados de la igualdad de género. O los recientes casos «de Errejón y Monedero», que además fueron ocultados por sus formaciones, muy activas en el señalamiento de pecados ajenos. «El machismo es transversal. Y los jóvenes detectan las incongruencias, la hipocresía en derechas y en izquierdas». Y ahí llega más desafección y sus peligros.
Bajan los jóvenes que participan en movilizaciones
En 2019, un 68,1% de los vascos de entre 15 y 29 años participaron en algún tipo de movilización. En 2024, lo hicieron un 63,4%. En ese quinquenio, según los estudios del Gobierno vasco, el mayor descenso lo registraron las manifestaciones feministas, entre las que se incluyen las del 8-M y las del 25-N, en las que tomaron parte un 49,1% de los jóvenes (en 2019 un 58,4%) y las ecologistas (pasan de un 29,3% a un 20,3%). Sin embargo, crecieron las movilizaciones contra el racismo y a favor de los refugiados (del 26,9% al 28,6%) y las de carácter político y estudiantil (del 34,9% al 49,1%).
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