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Aingeru Munguía
Miércoles, 20 de marzo 2024, 08:00
Cayetano Martínez de Irujo accede a abrir para DV las puertas de la casa en la que tantos veranos pasó su madre, la difunta duquesa ... de Alba. Arbaizenea está en el foco mediático en las últimas semanas por las conversaciones que mantiene con el Ayuntamiento su propietario para modificar los límites de la finca y por el enfrentamiento mantenido con el portavoz municipal del PP, desvelado ayer por este periódico. Este lunes Cayetano Martínez de Irujo se presentó en el despacho del PP y recriminó a su portavoz la postura crítica que ha mantenido hasta ahora. Tanto el alcalde, Eneko Goia, como Martínez de Irujo desmintieron ayer que haya una operación residencial como trasfondo de estas negociaciones y aseguraron que se trata de un intercambio de terrenos en beneficio de ambos. El dueño de la finca ha querido explicar a este periódico los detalles de este plan y enmarca sus movimientos en el objetivo de no vender y mantener la casa en el seno de la familia, como prometió a su madre.
Han pasado 10 años desde el fallecimiento de la duquesa de Alba, pero el tiempo parece detenido en esta casa de campo con aroma inglés de casi siglo y medio de antigüedad. Los sombreros que se ponía Cayetana flanquean la entrada al vestíbulo. Un gran retrato suyo preside el hall principal. En su dormitorio se mantienen todas las figuritas que ella adoraba y su ropa sigue intacta en los armarios. «La casa está igual. No he tocado nada desde que se murió mi madre», asegura el duque de Arjona y conde de Salvatierra. «Cayetana me dijo antes de morir: 'te dejo Arbaizenea a ti porque eres el único que va a defender esta casa'. No se equivocó», proclama. «Si la hubiera vendido para un Relais & Chateaux hoy sería rico, pero mantengo la finca porque si no se habría perdido. Y para mí es un honor cumplir el deseo de mi madre, algo que esta ciudad me agradece».
La casa fue construida en 1881 por el bisabuelo de Cayetano Martínez de Irujo. Su padre, Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, era el quinto hijo pero heredaría la finca al casarse en 1947 con Cayetana Fitz-James Stuart, futura XVIII duquesa de Alba. «No le correspondía heredar esta casa al ser el quinto hijo, pero el duque de Sotomayor consideró que al casarse con la duquesa de Alba tenía que aportar algo a ese matrimonio y le dio esta casa».
En la actualidad lo que se plantea es un reajuste de los límites de la finca, sin ganar ni perder extensión, en beneficio tanto del Ayuntamiento como de la propiedad de Arbaizenea.
La administración municipal está interesada en el bosquete que separa la finca de la calle San Roque, en la zona norte, primero por el valor naturalístico de este espacio y, en segundo lugar, porque es un ámbito próximo al camino que se plantea trazar alrededor de Arbaizenea, para comunicar Amara Viejo con Aiete. Se trata de una vieja aspiración municipal de crear un parque que partiría del lugar al que llegará el ascensor que construye ETS y que comunicará la estación del Topo en Autonomía con San Roque. A partir de aquí se habilitará una senda peatonal que partirá de esta zona boscosa, hoy propiedad de Arbaizenea, hasta el barrio de Aiete.
¿Y qué gana Arbaizenea con esta nueva delimitación de su finca? La propiedad podría aprovechar un terreno de césped de la misma superficie en la zona este de la parcela, hoy propiedad municipal, que es más recomendable para montar las carpas para las bodas que la ubicación actual, más próxima a las viviendas de San Roque y por tanto más molesta para los vecinos del entorno. Martínez de Irujo explica que en la actualidad celebra «entre 8 y 12 bodas al año» en Arbaizenea, no por gusto, sino porque le ayudan a costear «el 40% del mantenimiento de la finca». Las bodas se celebran en el exterior en carpas que se montan para estas celebraciones y solo se permite a la novia acceder al interior de la casa para utilizar una habitación donde se retoca su estilismo.
Admite que, en este marco, ha ofrecido al Ayuntamiento la posibilidad de un uso «puntual» de la casa para algún evento municipal. «Estaría abierto a esa posibilidad». Martínez de Irujo asume que fue un error la licencia solicitada en las últimas semanas para restaurante, pero explica que «desde hace 6 años hemos hecho la misma petición cada año para la celebración de bodas», una cuestión de trámites administrativos que espera solucionar en las próximas semanas.
Afirma que Arbaizenea «es un icono familiar» y una de las pocas casas de este tipo que quedan en la ciudad. «No hay ni una vez que me pasee por San Sebastián, que vaya al gimnasio, o que vaya al Ayuntamiento o a tomar pintxos que no haya 4 o 8 personas que me saluden y que me agradezcan que mantenga la casa». «Yo hago un esfuerzo enorme para mantenerla, pero gustoso porque soy de los convencidos de que es algo único, que se perdería si la vendo».
Explica que ha tenido muchas ofertas para venderla o alquilarla para transformarla en un alojamiento de lujo. «Me han ofrecido mucho dinero para poner un Relais Chateaux, o un hotel. He recibido todo tipo de ofertas turísticas y en ningún momento he tenido la menor duda de que esta casa se mantenga en nuestra familia. De hecho, ya estoy preparando a mis hijos para cuando yo falte. Yo soy así, llevo las raíces familiares muy dentro», concluye.
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