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Aingeru Munguía
Martes, 19 de marzo 2024, 07:13
Esta vez la visita de Cayetano Martínez de Irujo al Ayuntamiento donostiarra no era para hablar con la concejala de Urbanismo sino para pedirle cuentas ... al portavoz del PP. El duque de Arjona, propietario de la finca Arbaizenea, estaba muy molesto por una intervención de los populares en una comisión en la que pidieron explicaciones al gobierno municipal sobre los usos que se pretenden dar a esta parcela ubicada entre Aiete y Amara Viejo, en la que tantos veranos disfrutó su madre, la difunta duquesa de Alba, Cayetana Fitz James Stuart.
El gobierno de Eneko Goia ha venido informando en las últimas semanas que las continuas visitas de Martínez de Irujo al Ayuntamiento tienen que ver con su pretensión de explotar las posibilidades hosteleras de esta casa de campo de estilo inglés y sus jardines. En la parcela se celebran eventos puntuales, como bodas, con una capacidad de hasta 1.000 invitados. El palacio dispone de dos carpas, la principal, de 500 metros cuadrados, y una segunda de ambiente 'chill out', según indica su página web.
En la actualidad se celebran algunos eventos, pero la propiedad quiere sacarle más partido a este 'cottage' construido en 1881 y que se encuentran en buen estado de conservación. Uno de los objetivos, por ejemplo, es poder elaborar el catering en la misma finca y no tener que contratarlo. Para ello, Martínez de Irujo solicitó hace unas semanas por error una licencia de actividad clasificada para restaurante, que al poco le fue denegada. Ahora continúa con los trámites, pero para obtener los permisos necesarios para elaborar y servir el catering propio en estos eventos.
Las conversaciones con el Ayuntamiento se encaminan igualmente a que la administración municipal pueda ser uno de los usuarios de la parcela para citas, encuentros o foros que organicen el consistorio o sus sociedades, un ofrecimiento que no se ve con malos ojos desde el equipo de gobierno. Fuentes municipales explicaron a principios de año que no se trata de convertir la mansión en «un hotel ni en un restaurante» sino de ampliar sus usos como sede de eventos, congresos o presentaciones.
En este marco, el grupo municipal del PP realizó en febrero una interpelación en la que preguntaba por los nuevos usos que se plantean para la finca Arbaizenea y sobre «los motivos por los que se ha llegado a un acuerdo con la propiedad». La concejala popular Vanessa Vélez aprovechó la interpelación para pedir a la concejala de Urbanismo, Nekane Arzallus (PNV), aclaraciones sobre si detrás de estas conversaciones con Martínez de Irujo no había un interés en efectuar «una permuta» de terrenos entre el Ayuntamiento y la Casa de Alba, del estilo de la que se produjo hace un cuarto de siglo y que permitió redimensionar la finca Arbaizenea para construir viviendas.
En 1997, el Ayuntamiento acordó con la Casa de Alba que la finca Arbaizenea, de quince hectáreas de extensión, quedase limitada a dos hectáreas: el Ayuntamiento asumía 10 hectáreas de terreno en la bajada hasta Morlans para convertirlo en un parque público, y las 3 hectáreas restantes se recalificaban para desarrollar 84 viviendas, como recogió el Plan Parcial aprobado en 2006.
Fuentes del gobierno municipal aseguraron ayer que Cayetano Martínez de Irujo «ni ha solicitado, ni quiere ni puede conseguir» en la actualidad una operación como la que se planteó en 1997 para redimensionar la finca original y desarrollar viviendas alrededor. Reiteraron que las conversaciones mantenidas durante las últimas semanas se han ceñido al deseo de dar un salto en la explotación del palacio y sus jardines con el fin de ofrecer nuevos servicios y usos.
La intervención de los populares en la comisión -las sesiones se graban y se envían a todos los grupos municipales por parte de la Secretaría del Ayuntamiento- llegó a conocimiento de Cayetano Martínez de Irujo, quien, muy molesto, no solo pidió una cita con el portavoz, Borja Corominas, sino que exigió explicaciones en Génova, la sede nacional del PP.
El tono del encuentro de ayer en la sede del grupo municipal fue «muy desagradable», según ha podido saber este periódico de fuentes municipales. Borja Corominas se sintió amenazado por el duque de Arjona, al que le aclaró que no iba en contra de sus intereses sino que defendía los del conjunto de los donostiarras. Martínez de Irujo se fue del Ayuntamiento no sin antes dejar claro al gobierno municipal que «había montado un pollo» al responsable del grupo popular.
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