Marlín azul, oriundo de las aguas templadas del Atlántico, golfo de México, Pacífico y océano Índico. Puede llegar a medir 4,5 metros y pesar 900 kilos. En pequeño, el pez volador, muy habitual en aguas tropicales y subtropicales.

Grandes peces de aguas tropicales se acercan a la costa vasca por el calentamiento del mar

El cambio climático propicia la llegadade marlines y peces voladores, mientras que el bonito y el verdel se van al norte

Domingo, 28 de agosto 2022, 18:25

El hábitat de las especies marinas depende de las condiciones del entorno. Allí donde no hay comida, ninguno entra voluntariamente. Eso sí, a la mínima ... oportunidad, queda claro que se impone el espíritu explorador de los organismos nectónicos (es decir, los que pueden moverse libremente, no así las algas).

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Ese afán aventurero y colonizador explica que el cambio climático esté contribuyendo a ampliar el radio de acción del verdel y el bonito, que no han dudado en desplazarse más al norte que antaño. O que se atisben en las aguas del Cantábrico cada vez más ejemplares de gran tamaño propios de zonas cálidas o tropicales, ya sean peces voladores, marlines, peces vela o llampugas, según los avistamientos confirmados por el naturalista Gorka Ocio, uno de los mayores expertos en fauna marina de la costa vasca. Incluso llegan a verse yubartas (ballenas jorobadas), habituales en zonas atlánticas y áreas del Pacífico, como los dos ejemplares que en las últimas semanas han resoplado tranquilamente en las costas de Matxitxako y Llanes.

Todo apunta a que su presencia se hará más familiar en el futuro, en gran medida porque las capas más superficiales del Cantábrico se están calentando a un ritmo de entre 0,10 y 0,25 grados por década. Una cifra espeluznante en términos geológicos. Tampoco tranquilizan los embates de las olas de calor que este verano casi no han dado tregua en Europa, ni los 24 grados registrados hace un par de semanas en la costa vasca, algo insólito conforme a los datos registrados desde 1992 por las boyas que controla el ente público Puertos del Estado, que depende del Ministerio de Transportes.

Llampuga, presente en todos los océanos del mundo, típico de mares tropicales. También aparece en el Mediterráneo. Gorka ocio

«No hay marcha atrás. Se nos acaba el 'edén climático', que es lo que ha permitido vivir de lujo a la humanidad. En los últimos 10.000 años la temperatura apenas ha variado y eso era el paraíso. Eso ya es historia. Hace tiempo que nos enfrentamos a un periodo nuevo», apunta el biólogo marino y divulgador científico Alberto Santolaria, corresponsable de la Basque Environment Ocean Week Bilbao. No hay vuelta de hoja para los expertos. El escenario futuro solo tiene tres alternativas: malo, muy malo o bien horrible.

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En este contexto de extrema gravedad, el 'turismo gastronómico' de los peces que llegan al Cantábrico o de los que marchan de aquí hasta el Ártico no supone todavía un fenómeno de proporciones catastróficas. Circulan fuera de sus latitudes acostumbradas, pero sin pulverizar los cimientos del ecosistema marino. «No se trata de migraciones definitivas que impliquen una nueva distribución de las especies. Es un proceso con muchos factores en juego. Como las conquistas de los hombres, no suponen una transformación brusca del panorama. Va poco a poco y no hay que sacar conclusiones precipitadas», razona Antonio Punzón, investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en la delegación que tiene el centro en Santander.

La crisis de la anguila

En definitiva, los peces están ampliando sus horizontes pero eso no significa que al mismo tiempo hayan dejado despoblados sus lugares de origen. Y en casos como la anguila europea, «en estado crítico» como advierte Azti (Centro Científico y Tecnológico especializado en el medio marino con sede en Bizkaia), no hay que perder de vista que, además del cambio climático, han influido la sobreexplotación y la mortalidad en las turbinas de las centrales hidroeléctricas. «Cada especie es un mundo y hay que estudiar todos los detalles. La situación es alarmante pero no hay que perder la cabeza. Lo importante es tomar medidas efectivas», subraya Punzón.

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A su juicio, una estrategia constructiva no debería pasar por alto las necesidades de las pesquerías locales y artesanales. «Es un sector a proteger y ahora más que nunca. La autosuficiencia, la seguridad alimentaria y la calidad del producto son muy importantes. ¡Depender de otros sale muy caro! No hay más que ver ahora cómo estamos por la crisis y la guerra de Ucrania», reflexiona el especialista del Instituto Español de Oceanografía. También defiende «un incremento racional de los precios», porque el pescado es un producto que «tradicionalmente se mantiene en valores muy estancados».

Pez ballesta, abundante en todo el Mediterráneo y el Atlántico.

El presidente de la cofradía de arrantzales de Ondarroa, Eusebio Arantzamendi, aplaude los postulados de Antonio Punzón, aunque también admite que «las cosas van mejorando, céntimo a céntimo, y eso nos da un respiro».

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Pescador durante 43 años, él también reconoce que últimamente hay «más bichos raros en la mar y no solo chicharros limoneros de Canarias». Pero no le preocupa, porque todavía se encuentran con bonitos, verdeles, rodaballos, chicharros.. al echar las redes. «Luego ya veremos, aunque la verdad es que estos calores no ayudan».

Las frases

Biólogo marino

Alberto Santolaria

«Se acaba el 'edén climático'. En estos 10.000 años hemos vivido de lujo»

Instituto Español de Oceanografía

Antonio Punzón

«De momento no vemos que estas migraciones sean definitivas»

Presidente de la cofradía de arrantzales de Ondarroa

Eusebio Arantzamendi

«Es verdad que cada vez hay más bichos raros en la mar y no solo chicharros amarillos de Canarias»

Ballena jorobada, en la costa de Matxitxako. g. ocio

Con una cinta de embalar incrustada alrededor de la cabeza

Gorka Ocio es un naturalista que siente debilidad por las ballenas. Como capitán y avistador de cetáceos, se llevó una sorpresa «tremendamente agridulce» la semana pasada. En una de las habituales excursiones que organiza para los amantes del 'ecoturismo', descubrió en la costa de Matxitxako la silueta inconfundible de una ballena jorobada (yubarta). Un ejemplar soberbio, habitual en las aguas tropicales pero que últimamente aparece cada vez más en el Cantábrico. «Lo triste es que tenía una cinta de embalar incrustada alrededor de la cabeza. Justo detrás del espiráculo, por donde respira. Se notaba que llevaba tiempo con ella. Estaba fuerte y puede que termine liberándose de la cinta. Ojalá, ojalá...», suspira el responsable del servicio turístico santurtziarra Verballenas.com.

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