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El desafío financiero del cambio climático

Este fenómeno es la mayor disrupción en los negocios jamás vivida por la humanidad

Antoni Ballabriga Torreguitart

Miércoles, 10 de noviembre 2021, 00:12

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El cambio climático supone la mayor disrupción en los negocios jamás vivida por la humanidad. Requiere una profunda transformación sobre cómo generamos energía, cómo nos movemos, cómo producimos bienes y servicios, cómo nos alimentamos, en definitiva, cómo vivimos. Debemos repensarlo todo. Tenemos que cambiar en 30 años lo que hemos ido construyendo en miles de años de historia.

Una profunda transformación que requiere una ingente inversión: entre 100 y 150 billones de dólares en los próximos 30 años. Y no es una movilización solo hacia actividades que puedan calificarse de plenamente sostenibles. Tenemos que asegurar que facilitamos la transición de toda la economía y sin dejar a nadie atrás.

Por ello el rol del sector financiero es fundamental. Todas las entidades financieras deben integrar el cambio climático en su gestión para que se aprovechen al máximo las oportunidades y se minimicen los riesgos.

Pero el éxito del sector financiero como facilitador clave depende de que todos jueguen su parte. Los gobiernos fijando objetivos ambiciosos de descarbonización, sendas de transición que den certidumbre a los sectores, una regulación adecuada y la creación de incentivos. Las empresas integrando la sostenibilidad en sus estrategias y fijando planes para bajar las emisiones con metas a 2025 o 2030. Necesitamos invertir en el despliegue masivo de tecnologías ya existentes pero también en nuevas tecnologías que aporten soluciones a actividades todavía difíciles de descarbonizar como la producción de acero, cemento, la aviación o el transporte marítimo. Y necesitamos también un gran cambio en los comportamientos en nuestro día a día. Abordar el cambio climático es la mayor tarea colectiva a la que nos hemos enfrentado nunca.

La cumbre en Glasgow es clave. Se parte de la ambición de limitar a 1.5ºC el aumento de temperatura para el final de este siglo, y para ello, necesitamos llegar a las cero emisiones netas en 2050. Muchas son las expectativas puestas en la cumbre. Necesitamos más ambición y multilateralismo por parte de los gobiernos en sus metas de descarbonización a medio plazo. Ha habido avances pero necesitamos ir más allá.

Necesitamos también un mayor apoyo de los países desarrollados a los países emergentes. En la cumbre en Copenhague se comprometió a movilizar 100.000 millones de dólares al año pero hasta hoy se ha sido incapaz de pasar de los 80.000 millones. Se debe dar un paso decisivo para crear un marco robusto y una clara asignación de responsabilidades.

Y finalmente en esta cumbre se necesita que las empresas y el sector financiero fijen planes para actuar ya. En el ecuador de la COP26 lo que sí podemos afirmar es que el sector financiero está listo para actuar. Esta semana se presentó la GFANZ (Global Finance Alliance for Net Zero) que agrupa a más de 450 entidades financieras comprometidas con cero emisiones netas a 2050 y con 130 billones de dólares en activos.

En BBVA nos sentimos muy orgullosos de formar parte como miembro fundador junto a más de 90 bancos, más del 40% del sistema bancario en el mundo. Además, hemos sido de los primeros bancos en fijar objetivos de descarbonización a 2030 en sectores que representan el 60% de emisiones de carbono en el mundo.

Es preciso que todos pasemos de las palabras a los hechos. En esta cumbre el sector financiero ya ha dado la señal de que está listo para financiar esta transformación. En BBVA lo asumimos en primera línea con objetivos concretos y con la aspiración de acompañar a todos nuestros clientes y a la sociedad en su conjunto hacia un futuro sostenible.

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