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De izquierda a derecha, José Mari Reviriego, periodista de EL CORREO que moderó el encuentro, Mikel Mancisidor, Naiara Goia e Iñigo Arbiol en un momento del debate. Mireya López
Foro Mundo Futuro

«Hay una batalla cultural en la que nos jugamos la democracia»

Expertos advierten de que sin pedagogía y sin una participación real de los ciudadanos los populismos seguirán ganando peso

Sábado, 17 de mayo 2025, 00:53

Toca elegir «entre el consenso y la imposición; entre la deliberación y el espectáculo». Y, para ello, la sociedad debe ser «crítica» y «partícipe» de las decisiones. «Hay una batalla cultural en la que nos estamos jugando la democracia», alertó Mikel Mancisidor, investigador del Instituto Vasco sobre Conocimiento y Democracia de la Universidad de Deusto y uno de los tres ponentes de la mesa redonda del encuentro 'Democracia y fortalecimiento de la comunidad', con el que se han retomado los ciclos Mundo Futuro, organizados por EL CORREO con el patrocinio del Gobierno vasco, la Diputación Foral de Bizkaia, BBK e Iberdrola.

El desafío es considerable, con todo un presidente de Estados Unidos, uno de los países «padre» del sistema democrático, que tiene «una idea ácrata de libertad absoluta sin límites, donde todo se puede comprar y vender, y cualquier esfuerzo desde Europa para poner límites se ataca por una mala comprensión de la libertad de expresión», sostuvo.

Porque esa libertad de expresión, coincidió Iñigo Arbiol, director adjunto del Secretariado de la Coalición Local 2030 de la ONU y doctor por la Universidad de Deusto con una tesis sobre la política exterior de Estados Unidos, «no puede dar cabida a la mentira, la manipulación y el discurso de odio, que no son aceptables en la vida real y no deberían serlo tampoco en el ámbito digital». No es un «llamado a la censura», aclaró, sino a la «alfabetización digital», a unas «normas mínimas» que frenen la proliferación de 'fake news', que tanto daño están haciendo.

«La libertad de expresión no puede dar cabida a la mentira, la manipulación y el discurso de odio. Hay unas normas mínimas»

Iñigo Arbiol

Director Adjunto del Secretariado de la Coalición Local 2030 de la ONU

Y la mentira, siempre problemática, lo es en mayor medida, entiende Naiara Goia, directora general de Arantzazulab, centro de innovación de la gobernanza, si surgen de «un personaje que está dirigiendo la primera potencia mundial». Donald Trump está, afirmó, «deslegitimando a las instituciones» y tiene una «alta capacidad de contagio», con una Europa en la que «la ola autoritaria» cobra cada vez más fuerza.

«¿Qué hemos hecho mal?», cuestionó José Mari Reviriego, jefe de Opinión de EL CORREO y moderador del foro. Para Mancisidor, más que lo que se ha hecho mal, la pregunta es por qué estamos así. «La idea que tenemos de democracia como estado de derecho y de bienestar», expuso, se está «resquebrajando» porque «el mundo cambia» y el sistema «tiene dificultades para responder y adaptarse». Frente a eso, el populismo da «una esperanza que es reconfortante, soluciones simples a problemas complejos», y hay a quienes les agrada esa oferta de poner parches y buscar enemigos.

«Donald Trump está deslegitimando a las instituciones y tiene una alta capacidad de contagio»

Naiara Goia

Directora general de Arantzazulab

Pero lo que preocupa a Arbiol es que a esta situación nos ha conducido que desde la Academia, desde las instituciones, e incluso desde la propia sociedad civil «no hemos sabido explicar» que ese «individualismo» que se promulga desde algunos estados «es peor». Y urgió a que «todos aceptemos», desde las obligaciones que tenemos como ciudadanos, que cuestiones como «la pobreza y el hambre son inaceptables y no tienen ideología».

Es, añadió Goia, «responsabilidad de la ciudadanía preocuparse por el bien común», unos «valores» que, aunque «se están debilitando, siguen ahí». Y una sociedad «crítica, responsable y con unos valores» se consigue, en su opinión, haciéndola partícipe de las decisiones. «Hay que institucionalizar la participación, habilitar estrategias para que los ciudadanos tengan una implicación más significativa, y no una participación cosmética, que a veces la ciudadanía es llamada para resolver asuntos que pueden no ser muy críticos», enfatizó.

«La idea que tenemos de democracia como estado de derecho se resquebraja y el populismo ofrece soluciones simples»

Mikel Mancisidor

Investigador del Instituto Vasco sobre Conocimiento y Democracia de la Universidad de Deusto

Arbiol habló, en ese sentido, de «apropiación». «Rendir cuentas no se trata de decir a los ciudadanos lo que se ha hecho sin ellos, sino que hay que cocrear con ellos, porque alimenta la legitimidad y disminuye la polarización». Y esa legitimidad se gana en el momento en el que la sociedad «ve algo que ha salido de los consensos», que tienen potestad de «modificar» propuestas. No se consigue cuando «se les pregunta y no se les hace caso» o cuando las instituciones «crean nichos» y preguntan «a la academia, a la sociedad civil, al sector privado... en función del que vaya a dar la respuesta que más las conviene».

Democracia no es unanimidad

Coincidieron los expertos en que una de las bases de la democracia es «disentir». «Democracia no es lo mismo que unanimidad», insistió el representante de Naciones Unidas, para quien lo relevante es «evitar» que los diálogos sean «de diferencias, discusiones estériles» en las que cada uno se enroque en su postura. Y es ahí donde, defendió Goia, «si la polarización se convierte en confrontamiento partidista, se erosiona la confianza institucional y se bloquea un diálogo constructivo, que es lo que necesitamos».

Mancisidor emplazó a «preguntarnos si estamos aprendiendo a gestionar bien las diferencias», porque lo malo es que «la polarización va más allá de lo político». A nivel social, alertó, podemos incluso «caer en el cainismo», en «ir siempre contra el vecino o entender cualquier diferencia como algo que toca a lo esencial a lo moral, que no se puede discutir». Cree que se ha perdido «la ambigüedad», la «capacidad de entender la complejidad». «Si entendemos las cosas, estaremos más abiertos a discutir entre nosotros de forma constructiva y a llegar a acuerdos».

Asier Aranbarri, director de Innovación Social y Agenda 2023 del Gobierno vasco. Mireya López

«Una sociedad empoderada es el mejor contrapeso»

«Los valores de la democracia liberal están siendo muy cuestionados». Para el director de Innovación Social y Agenda 2030 del Gobierno vasco, Asier Aranbarri, «ante eso» hay que «poner pie en pared» y «reivindicar el sistema multilateral» configurado después de la Segunda Guerra Mundial. El representante del Ejecutivo autonómico destacó en su intervención para abrir el foro el papel que tendrá el Plan vasco de Innovación Social y Agenda 2030, puesto en marcha este año y que busca «dibujar escenarios de futuro para adoptar políticas públicas que respondan a los problemas de la ciudadanía». Uno de los objetivos de esa hoja de ruta es «fortalecer la comunidad a través de la profundización en los valores democráticos» como fórmula para luchar contra la «mayor desafección entre la ciudadanía y la política». «Para nosotros es una cuestión de vital importancia poner de nuevo encima de la mesa la Declaración Universal de Derechos Humanos», subrayó. Y el plan para los próximos años del Gobierno vasco es «una evolución» de ese documento internacional, una guía para caminar «hacia un mundo mejor». Los «datos objetivos», expuso, indican que «la Humanidad va a mejor», pero es en lo subjetivo, en la «percepción social», donde surge «un campo abonado para los populismos de todo tipo». Para hacerle frente, además de «resolver los problemas» de la gente, se requiere «fortalecer la comunidad, empoderando a la sociedad», porque, sostuvo, ese es «el mejor contrapeso a todo tipo de tentaciones autocráticas que podamos tener y que a día de hoy existen en el mundo».

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