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Balizas instaladas en el tramo. Avisan si hay un coche delante y desvían el tráfico cuando hay poca visibilidad. 2018
La autovía invisible

La autovía invisible

El tramo Mondoñedo-Carreira, en la A-8, permanece cerrado un mes al año por falta de visibilidad. Los intentos para vencer a la niebla han fracasado

JAVIER GUILLENEA

Domingo, 6 de octubre 2019, 11:55

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Para circular entre Mondoñedo y Carreira por la autovía del Cantábrico (A-8) hay que cruzar los dedos.Se comienza a ascender hacia el alto do Fiouco, a casi 700 metros de altura, y nunca se sabe lo que ocurrirá allí arriba. Por mucho que abajo haga un sol radiante, unos pocos kilómetros bastan para que el mundo cambie por completo. En realidad, lo que hace es desaparecer.

El tramo, de 15,9 kilómetros de longitud, está tan bien integrado en el verde paisaje de Lugo que en muchas ocasiones se funde en él, y lo hace literalmente. En primavera y verano, sobre todo, pero también el resto del año, las altas presiones provocan un viento del nordeste que llega cargado de humedad del Cantábrico hasta la zona de Fiouco, donde se ve obligado a elevarse para pasar al otro lado de las montañas. En cuestión de minutos una espesa niebla puede borrar la autovía.

Desde que se inauguró, el 3 de febrero de 2014, las horas en las que la baja visibilidad en ese tramo obligan a cerrarlo suman alrededor de un mes al año, con cortes que han llegado a prolongarse hasta cinco días consecutivos. Cuando los conductores no pueden ver a más de cuarenta metros, un sistema automatizado alerta a través de semáforos rojos del cierre del vial y desvía el tráfico por la sinuosa y vieja N-634.

«Nos dijeron que los técnicos habían optado por la mejor solución»

DARÍO CAMPOS CONDE. ALCALDE

Que en aquellas alturas la niebla es una constante lo sabían desde siempre los vecinos de la zona y así lo hicieron saber antes del comienzo de las obras, pero con escaso éxito. Varios alcaldes que avisaron del peligro obtuvieron los mismos resultados. Entre ellos estaba el actual primer edil de A Pontenova, el socialista Darío Campos Conde, quien lamenta que nadie les hiciera caso. «Nos dijeron que los técnicos habían optado por la opción que consideraban mejor».

Según esos técnicos, lo mejor era que la autovía pasara por Villalba, la localidad natal de Manuel Fraga, que presidía la Xunta cuando el proyecto comenzó a tomar forma. El argumento oficial para llevar el asfalto a 700 metros de altura era la inestabilidad de los terrenos situados a cotas más bajas, pero en Lugo es un rumor a voces que fue un empeño personal del veterano dirigente popular. «Es lo que se comenta por aquí, que hizo que se desviara», dice Campos Conde.

Pronto se vio que no se veía. «Muchos días los trabajadores de la autovía paraban las obras y bajaban porque había tanta niebla que no se distinguían unos a otros a pocos metros de distancia», recuerda Armando Gaute, responsable de la estación de servicio Cepsa de Pereces, en la N-634, donde repostan los vehículos que se ven obligados a desviarse cuando hay poca visibilidad. Ante las nuevas dudas e insistencias vecinales, los técnicos, que no daban su brazo a torcer, explicaron que iban a instalar sistemas antiniebla de última tecnología. Esa sería la solución definitiva, palabra de experto.

«Los trabajadores tenían que bajar porque no se veían unos a otros»

ARMANDO GAUT. CEPSA

Llegó el día de la inauguración y todo fue fenomenal. Ni siquiera la presencia de algunos alcaldes que reclamaban accesos a sus respectivos municipios y volvían a recordar lo de la niebla deslució un acto que estuvo presidido por la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor. En el tramo, que había costado cerca de 192 millones de euros, sobresalían diez viaductos que salvaban un terreno accidentado y desde los que se divisaba un paisaje idílico que ahora está moteado de aerogeneradores, porque por allí también sopla el viento en abundancia.

Entre la bruma

  • Alto do Fiouco. Con casi 700 metros de altura, es el punto más elevado del tramo entre Mondoñedo yCarreira de la A-8. Cuando sopla el nordeste la niebla puede envolver el lugar en cuestión de minutos.

  • Balizas. n 2018 se instalaron unas balizas que advierten al conductor a través de luces LED de alta visibilidad de que hay alguien circulando delante de él. El sistema permite mantener la autovía abierta incluso cuando la visibilidad baja hasta los veinticinco o treinta metros.

  • 15,9 kilómetros es la longitud del tramo, que forma parte de la autovía del Cantábrico, la A-8. En su construcción, que requirió de importantes trabajos de ingeniería al discurrir por un terreno accidentado y geotécnicamente muy complicado, se invirtieron 192 millones de euros. Fue inaugurado en febrero de 2014 y desde entonces no han cesado los cortes por la niebla. La infraestructura discurre por los términos municipales de Lourenzá, Mondoñedo, Villalba, Abadín y Pastoriza. Sus elementos más destacados son diez viaductos

  • Pilar deteriorado. La humedad del Cantábrico no solo está causando problemas de visibilidad en la autovía. ElMinisterio de Fomento ha reconocido recientemente que la lluvia está deteriorando los pilares de uno de los viaductos del tramo por un error en su diseño.

El accidente

El 26 de julio, seis meses después de los fastos, medio centenar de vehículos se vieron implicados en una colisión múltiple a la altura de Abadín provocada por la nula visibilidad en la autovía. En el siniestro murió una mujer y 49 personas resultaron heridas. Dos helicópteros que volaron hasta la zona para trasladar a los damnificados no pudieron aterrizar. «Las balizas antiniebla no se veían», declaró un testigo.

«Ese día retiré con la grúa veinte coches. Estuve trabajando desde el mediodía hasta las nueve de la noche», recuerda AntonioBarja, propietario de un taller de automecánica de Abadín. El accidente, que no era el primero pero sí el más grave, sirvió para que los técnicos cayeran en la cuenta de que, como dice Armando Gaute, quizá «habían hecho la A-8 por donde no tenían que hacerla». «Cometieron un error de cálculo porque todos saben que cerca del mar va a haber niebla a esa altitud», puntualiza Barja.

«El día del accidente retiré con la grúa veinte coches»

ANTONIO BARJA. TALLER DE COCHES

Tras el siniestro, la DGTy la Guardia Civil establecieron estrictos criterios para cerrar el tramo al tráfico en cuanto la visibilidad se redujera. Al mismo tiempo, Fomento reforzó la señalización tanto horizontal como vertical, con paneles informativos y luces laterales, y colocó balizas que avisan al conductor de que hay alguien circulando delante. Se probó de todo, pero el problema persistía. «Da igual lo que hagan», se resigna Margarita Barro, una taxista de Villalba que circula a menudo por la autovía. «La niebla viene de golpe, es tan densa que no se ve nada, cuando te coge tienes que circular a veinte por hora y eso es peligroso porque igual viene uno por detrás y te come».

En 2015 el Ministerio convocó un concurso de ideas para paliar la falta de visibilidad y reducir así las horas de cierre. De las 26 propuestas presentadas por grandes constructoras, empresas de ingeniería, química, iluminación y media docena de particulares, 19 fueron desechadas y el resto serán sometidas a un proceso de ensayos para determinar su validez técnica y económica antes de seleccionar la mejor opción.

Ventiladores

Algunas de las que se quedaron atrás parecen de ciencia ficción, como la que planteaba crear estaciones de climatización para enfriar el aire y calentarlo después hasta la temperatura ambiente, «mientras dos estructuras laterales generan un túnel virtual con ventiladores del tipo jet, para garantizar que el aire tratado se distribuye por la calzada». Otras propuestas consistían en instalar un sistema de calefacción por rayos infrarrojos, colocar un techado de metacrilato sobre un muro de piedra o utilizar reflectores de energía solar para calentar la calzada.

«La niebla viene de golpe. Es tan densa que no se ve nada»

MARGARITA BARRO. TAXISTA

Las ideas aceptadas han permanecido años en un cajón a la espera de que alguien decidiera calibrar su validez, pero los cambios de gobierno han ido posponiendo el momento. Con la llegada de José Luis Ábalos a Fomento, en junio de 2018, se incluyó en los presupuestos del Estado una partida de 5 millones de euros para un sistema de protección antiniebla en la A-8, aunque estos fondos se quedaron en el aire al ser rechazadas las cuentas presentadas por Pedro Sánchez. El Ministerio, no obstante, ha anunciado recientemente que destinará dos millones de euros para contratar los prototipos seleccionados y aplicarlos de forma experimental.

Tres de los proyectos están basados en tecnologías de ayudas a la conducción y consisten en un sistema de balizamiento lateral de la vía con luz láser, señalización horizontal con tecnología LED proyectada sobre la calzada y el uso de balizas inteligentes. Los otros cuatro buscan actuar sobre la niebla mediante métodos como la instalación de un sistema de difusión automático por aspersores de materiales higroscópicos, levantar barreras aerodinámicas cortavientos de porosidad variable, construir estructuras de hormigón abovedadas sobre cada calzada con aberturas laterales en toda su longitud o la combinación de barreras que emplean dispositivos fluido-mecánicos.

«Desvían el tráfico por una carretera que se halla en estado aberrante»

ELENA CANDIA. ALCALDESA

«Decían que iban a construir un túnel», resume Margarita Barro, que no está muy convencida de que se pueda hacer algo contra una niebla que siempre ha estado ahí. «Yo creo que nos vamos a tener que acostumbrar», añade. Según Armando Gaute, ese momento ya ha llegado. «Aquello es un infierno donde hay bastantes accidentes, lo que pasa es que ya no salen en los periódicos;la gente se ha acostumbrado», se lamenta.

Quien no se ha hecho a la idea es la popular Elena Candia, alcaldesa de Mondoñedo, «el área de descanso más bonita del mundo». Por esta localidad pasa la N-634, la carretera por la que se desvía la circulación cada vez que se cierra la autovía. Candia no ve mal el aumento de visitantes que esto implica, pero sí el peligro de una ruta «mal pintada, mal señalizada y mal iluminada, en la que muchas veces hay más niebla que en la A-8». Ella no cesa de exigir que la arreglen antes de que haya alguna desgracia, aunque con escaso éxito. «Espero que no ocurra, pero si un día cortan la A-8, que es del siglo XXI, y hay un accidente grave en la Nacional, que se construyó en 1992 y su estado es aberrante, alguien tendrá que dar explicaciones», advierte.

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