Arturo, ex de 'Gran Hermano', a punto de perder a su mujer y a su hija por la DANA: «Todo esto se puede prever»
El exconcursante de televisión es dueño de un restaurante en la localidad albaceteña de Letur, que ha sufrido graves daños por la riada
La DANA que este martes arrasó Valencia y azotó con fuerza otros puntos de España, como Málaga o Albacete, deja al menos 211 fallecidos, numerosos desaparecidos y duras historias personales. Una de ellas tiene rostro conocido, el del exconcursante de 'Gran Hermano' Arturo Requejo, quien saltó a la fama en la edición número 11 del programa, hace ya quince años, por un sonado romance con Indhira.
Alejado ya de las cámaras, después de pasar por otros programas como 'Supervivientes' y 'Mujeres y Hombres', el de Irún dio un giro a su vida y se instaló hace cuatro años en el municipio albaceteño de Letur, de unos mil habitantes, donde montó un restaurante, junto al Mirador de la Molatica. Allí estuvo a punto de perder a su mujer, Tamara Vera, y a su cuarto hijo, un niño de tan solo 22 meses, llamado Sua.
Tal y como ha relatado el exconcursante vasco al periódico El Mundo, desde el Colegio Nuestra Señora de la Asunción, reconvertido en centro de operaciones y donde se ubica el puesto de mando que coordina las labores de rescate de esta localidad de la Sierra del Segura, la DANA estuvo a punto de arrebatarle a dos de las personas más importantes de su vida. Y es que su esposa y su hijo se quedaron atrapadas en el restaurante, sorprendidos por la riada.
Ella estaba cortando lomo, junto a su bebé, cuando vio llegar el agua con fuerza. Cogió a la pequeña en brazos y vio como en pocos minutos se había inundado ya su negocio. Arturo en ese momento descansaba en su casa, aquejado de una lumbalgia, y a salvo puesto que el hogar familiar se encontraba en la parte alta del municipio. Cuando se percató de lo que estaba ocurriendo sintió una gran impotencia por no estar allí presente para tratar de ayudarles. «No podíamos salir y hubo un momento que pensé: '¡Ostras, estamos vendidos porque esto se viene abajo!'», ha relatado Tamara.
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Tanto ella como su marido, con su negocio muy afectado y con el gran susto todavía en el cuerpo, han contado además que cuando llamaron al 112 para pedir auxilio, la comunicación se alargó solicitando todo tipo de datos. Ambos se muestran muy críticos por cómo se sucedieron todos los acontecimientos, y sobre todo por las horas previas. «Todas estas cosas se pueden prever. Había que haber desalojado a la gente que vive en plena rambla, en el cauce del río. Si un helicóptero de rescate hubiese llegado a tiempo, se habría podido salvar el matrimonio que sigue desaparecido. Los equipos de rescate llegaron tarde», han declarado, después de compartir Arturo un vídeo en su perfil de Instagram, en el que se puede ver parte de la destrucción de la DANA, con edificios abiertos en canal, una bombona de gas colgando y calles impracticables. También se puede ver parte del restaurante Aloha, con barro y muchos desperfectos.
El pueblo de Rozalén
Este pequeño pueblo de Albacete, zona cero de esta catástrofe en la provincia manchega, presume de contar con otro rostro conocido, la cantante Rozalén. La artista no quiso dejar pasar la oportunidad y este pasado jueves se acercó a su pueblo natal para tratar de ayudar en todo lo posible.
«La riada se ha llevado por delante todo por donde ha pasado. Todo. Ha partido en dos el pueblo desde la Cruz Blanca (que ya tampoco está). Ha derribado los edificios, levantado las calzadas, los jardines. Ya no existen las Canales (la piscina natural) y tantas otras cosas… Cuesta entenderlo sin verlo y cuesta verlo sin romperse. Los metros y metros de escombros, de lodo, las entrañas de las casas abiertas y los recuerdos esparcidos por las calles», ha relatado en sus redes sociales, asegurando que se palpa allí «un dolor en el pecho por encima de todo». «Faltan cinco de los nuestros», ha apuntado, haciendo referencia a los desaparecidos. «Y han enterrado a una de nuestras vecinas. En un pueblo así de pequeño lo que ocurre a uno le ocurre a todos. Solo queremos que aparezcan los no localizados. Solo eso. Después el pueblo se levantará, de eso no hay duda. Aunque ya nunca sea el Letur de antes, el nuevo pueblo se construirá, aún más bello, pero con una cicatriz profunda».
