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Audaz. Su nariz grande y carnosa le tenía acomplejada y se sometió sin éxito a la primera operación estética de la historia.

El arte de ser Peggy Guggenheim

- Tal día como hoy - ·

Valedora de los grandes pintores y escultores del siglo XX cuando solo eran artistas desvalidos, a la heredera de un magnate muerto en el 'Titanic' no le perdonaron que fuera mujer, rica y libertina. Hoy cumpliría 120 años

Sábado, 25 de agosto 2018, 23:52

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De no ser por su apostasía de los rancios convencionalismos de la época, le aguardaba una biogafía de un capítulo, en el que se desposa ... con un joven de abolengo y le procura descendencia mientras se deja entumecer lentamente por la futilidad de su ecosistema burgués, judío y sexista. Pero Peggy Guggenheim (Nueva York, 1898) no estaba hecha para ser domesticada. Hija de un magnate de la minería que murió en el 'Titanic' cuando ella solo tenía 14 años y de una madre negligente descendiente de un poderoso clan banquero, puso los pies en polvorosa en cuanto a los 21 heredó una fortuna. Al terminar sus estudios había trabajado en una librería vanguardista donde conoció el arte moderno europeo, así que puso rumbo al Viejo Continente. Primero a París, la meca de la 'bohéme', donde se divertían e intentaban pintar algo un tal Man Ray, para quien se convertiría en musa; Marcel Duchamp, su mentor y consejero; Yves Tanguy o Salvador Dalí. Más tarde a Londres, donde hacían lo propio otros talentosos aún desconocidos como Kandinsky, Cocteau o Lucien Freud. Los dos mundos, a priori antagónicos, quedaron mutuamente deslumbrados. Ellos, con aquella americana enérgica, sensual y decidida; ella, con su creatividad inédita e indómita.

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