

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Oskar Ortiz de Guinea
Jueves, 2 de enero 2025, 07:42
Habían transcurrido unas cinco horas desde que presenció parte de los hechos, el apuñalamiento de cinco personas en tres momentos consecutivos en un margen de apenas 250 metros en pleno casco histórico de Oñati, y el chaval aún llegó con mal cuerpo a su domicilio. «Estaba blanco cuando nos lo ha contado al llegar a casa», asegura su madre en la calle Aita Madina, donde dos charcos de sangre señalaban los lugares donde habían sido acuchillados una pareja y un joven oñatiarra. Este herido «es amigo de mi hijo, así que imagínate el mal rato», asegura la mujer camino de comenzar el año nuevo con un café con unas amigas. «Según nos ha dicho, hace dos semanas el mismo agresor también sacó un cuchillo –añade–. Por suerte no ha muerto nadie, pero podía haber pasado una desgracia». El presunto autor del apuñalamiento múltiple fue detenido por la Ertzaintza después de que varios jóvenes lograran darle alcance y desarmarle en la plaza del ayuntamiento, donde tuvieron lugar los dos últimos heridos. «Que salgas a celebrar la Nochevieja al lado de casa y pase esto es preocupante», lamenta la mujer. «No quiero ni pensarlo», apostilla otra oñatiarra cuya hija dormía tranquila tras una noche festiva.
Dos años después de la muerte de Lukas Agirre, el hernaniarra de 24 años que falleció tras ser apuñalado en el centro de Donostia tras una discusión entre dos grupos de jóvenes la madrugada del día de Navidad de 2022, Gipuzkoa volvió a amanecer ayer sobrecogida por unos hechos similares. Esta vez, durante la mañana de Año Nuevo y en Oñati, donde no se hablaba de otra cosa según se desperezaba la mañana, aunque el boca a boca era confuso. En varios grupos de WhatsApp se llegó a comentar que había fallecido una mujer por un corte en el cuello. Afortunadamente, solo lo segundo era cierto.
Noticia relacionada
Oskar Ortiz de Guinea y Antton Iparraguirre
Según informó la Ertzaintza, los hechos ocurrieron sobre las 6.25 horas, «en el exterior de un local hostelero de Oñati, cuando, según testigos, se ha iniciado un discusión entre dos individuos enzarzándose posteriormente en una pelea». Según la nota policial, «en el momento que amigos de uno de los implicados han tratado de separarles y socorrerle el otro implicado ha sacado un cuchillo y les ha atacado, hiriendo a cinco de ellos con el arma blanca».
En el transcurso de la agresión, «las víctimas han conseguido desarmar al agresor, que ha huido del lugar, pero posteriormente ha sido arrestado por una patrulla de la Ertzaintza». En las próximas horas pasará a disposición judicial. Cuatro de los heridos fueron trasladados al Hospital de Alto Deba de Arrasate, donde uno de ellos presentaba un corte profundo en un muslo que precisó ser operado, y un quinto fue evacuado a un hospital de Vitoria. El chico intervenido quirúrgicamente, de 25 años, está fuera de peligro pero se encuentra en observación en una habitación de planta.
Conforme fue avanzando el mediodía y se animaba el poteo previo a la comida de Año Nuevo, fue asomando algún testigo de los hechos. Según relató un joven a este periódico, todo se inició frente a la iglesia de los Agustinos, en una pequeña plazoleta de la calle Aita Madina, donde se junta la clientela de los bares Ikatz y Ongi. Por causas que se desconocen, al parecer medió «una discusión» y el agresor terminó atacando «primero a una pareja», a muy pocos metros de la entrada del bar Ongi. Ambas víctimas «se refugiaron en el interior de un coche», y el atacante, vecino de la localidad aunque al parecer de origen subsahariano y «unos 35 o 40 años», trató de huir a la carrera «mientras varios jóvenes le empezaron a lanzar botellas. Fue todo muy rápido, y da miedo porque no sabes cómo va reaccionar alguien con un cuchillo de madrugada».
En su huida hirió a un tercer joven. Apenas hay 50 metros entre el cerco de sangre que dejó la pareja y este nuevo ataque, que dejó un rastro sanguíneo mayor. «Pilló a un chico que no tenía nada que ver, simplemente pasaba por ahí y le hirió en un muslo, creo que el derecho». Debió de ser un corte considerable, porque «comenzó a sangrar bastante, y un amigo suyo se quitó la camiseta y le hizo con ella un torniquete. Uno de los trabajadores del bar sacó gasas para auxiliar a los heridos». Sobre una mesa de la terraza había una toalla.
Este joven asegura que «serían las cinco y algo de la mañana. Aún estábamos bastante gente en la calle». Otro chico también sitúa la trifulca sobre esa hora. «Acababa de llegar a casa, y un amigo me llamó para que moviera mi coche porque lo tenía aparcado ahí mismo y se había manchado bastante de sangre». Una vecina que se despertó al ver «luces de sirenas», salió «al balcón a las seis y cuarto y ya había dos coches de la Ertzaintza y tres ambulancias». Quienes presenciaron el suceso sostienen que «tardaron una media hora en llegar».
Tras causar los tres primeros heridos, el atacante siguió corriendo por Aita Madina hasta Foruen enparantza, donde fue alcanzado por varios jóvenes, que lograron reducirle, aunque dos de ellos también sufrieron lesiones por arma blanca, tal como acreditaban varias gotas de sangre junto a las terrazas hosteleras de la plaza consistorial. La Ertzaintza pudo arrestar al agresor «a la altura de la frutería Sustrai, al comienzo de Kale Barria», a la vuelta de la casa consistorial, según relató un vecino que se asomó a la ventana «a las 6.30».
Según precisó la Ertzaintza, el arrestado tenía «pendiente una orden de detención», aunque no precisó el motivo. Bien pudo ser por un incidente que tuvo lugar hace poco más de dos semanas, en el bar Ongi. «Era la hora de cierre, así que se nos dijo a la gente que nos teníamos que ir. A veces pasa que algún joven se queda dentro mientras recogen, y este hombre se quejó, decía que le echaban por ser negro y sacó un cuchillo. Estuvo a punto de herir a un chico», contó una joven. Otro chico dijo que durante este altercado el agresor «lesionó a un amigo mío en el brazo, pero no con el cuchillo». Según ha podido saber este periódico, a la mañana siguiente, agentes de la Policía vasca pidieron las imágenes de las cámaras de seguridad del local. Una patrulla de paisano también se acercó ayer a estos dos bares para tratar de hablar con sus responsables.
«Lo que no es normal es que en dos semanas no hayan podido detenerlo, y ahora haya pasado esto. Era algo que se podía esperar de alguien así, que sale de casa con un arma blanca. Es alguien conocido en el pueblo porque ya había liado alguna», apuntaban varias personas. «Suele ir siempre solo, con un gorro y unos auriculares. Toma café en un bar del barrio de San Lorenzo y en este bar siempre se ponía contra la pared y pedía la misma marca de cerveza. No hablaba mucho, pero no le habíamos vuelto a ver estas dos semanas por aquí». Hasta ayer.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.