El 'Aita Mari' rescata a un centenar de personas cerca de la costa de Libia
El buen tiempo ha propiciado la salida del barco de madera con más de un centenar de personas a bordo
BEATRIZ CAMPUZANO
Viernes, 19 de febrero 2021, 09:36
La noche en el barco de rescate 'Aita Mari' no ha sido tranquila. Más bien frenética y con la tensión propia de tener que asistir a un rescate y asegurar que la vida de esas personas no corre peligro. Durante esta noche, la tripulación de la ONG guipuzcoana ha rescatado a un centenar de personas que se encontraban a la deriva en el Mediterráneo. Según confirman fuentes de la misión, se trata de un barco de madera que estaba a 180 kilómetros de la costa de Libia, pero todavía no se ha determinado si habían salido de allí o de Túnez.
Ha sido al amanecer cuando se ha localizado la patera y, tras algunas horas de incertidumbre, se ha procedido al rescate. A bordo de la embarcación iban 102 personas, 8 mujeres y un bebé, pero esta cifra podría varias tras el conteo a bordo. Por el momento, no se ha reportado hasta el momento urgencia sanitaria. «Ahora mismo las estamos embarcando en el 'Aita Mari' después de que hayan pasado muchas horas de incertidumbre en el mar», aseguran desde Salvamento Marítimo Humanitario. Tal y como contaba ayer a este periódico Izaskun Arriaran, integrante de la tripulación, el buen tiempo que se esperaba para estos días podía propiciar que más embarcaciones salieran desde la costa africana.
El 'Aita Mari', que partió el viernes pasado desde Almería, llegó ayer a la zona de búsqueda y rescate (también conocida como SAR, del inglés search and rescue). Actualmente, solo se encuentra el antiguo atunero vasco surcando las aguas del Mediterráneo Central después de que el 'Ocean Vikings' y el 'Astral' volvieran a puerto para realizar la correspondiente cuarentena. «Estamos solos en la zona. El 'Sea Watch', por temas de su organización, ha tenido que retrasar su salida», detalla la integrante de la tripulación.
Miles de personas en pateras
En las última semanas, la flota civil ha sido testigo de la salida de miles de personas desde las costas de África en naves sobrecargadas. Solo entre ayer y el miércoles, casi 400 personas cruzaron desde Túnez a Lampedusa y Pantelleria (ambas islas italianas). Además, se conocieron dos naufragios el 14 y el 15 de febrero en Túnez (23 muertos) y en Libia (1 cuerpo recuperado) respectivamente. Muchas de las personas que fueron capturadas en alta mar y fueron devueltas a Libia, donde, según las Naciones Unidas, no se respetan los derechos humanos de las personas que migran.
Y es que diez años después de la revuelta en Libia, apoyada por la OTAN, y que terminó con 42 años de dictadura de Muamar Gadafi, el país sigue siendo escenario de conflictos y caos y la población está cada vez más empobrecida. La caída de Libia en la anarquía ha convertido al país en el principal centro de tráfico de migrantes del norte de África, desde donde decenas de miles de personas tratan de llegar a Europa en peligrosos viajes en barco.
Desde que comenzó la crisis migratoria en 2015 el Mediterráneo Central ha sido el escenario donde miles de personas han muerto ahogadas. Otras, sin embargo, han corrido mejor suerte y durante su travesía hacia el suelo europeo han sido interceptadas por barcos de rescate y llevadas a puerto seguro. Pero lo cierto es que aunque lleguen a tierra firme la realidad con la que se topan dista mucho, en la mayoría de los casos, de la que se imaginan. De hecho, en el mejor de los casos acaban tramitando una petición de asilo desde un campo de refugiados. Una petición que puede durar años y cuya resolución para muchos subsaharianos suele ser rechazada al no considerarse que vienen de países en guerra o que estos no huyen por una persecución política o religiosa.
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