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Tres mujeres dependientes pasean con sus tres cuidadoras en Bilbao. EFE

30.000 mujeres vascas han dejado de trabajar para cuidar a un dependiente

Las madres de hogares monoparentales que han aparcado su profesión por problemas de conciliación se triplica en cinco años

TERESA FLAÑO y AMAIA CHICO

Lunes, 8 de marzo 2021, 07:43

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Casi 30.000 mujeres vascas han tenido que interrumpir su trabajo o directamente dejarlo para poder conciliar con su vida familiar y cuidar a sus hijos o a personas dependientes que precisan de atención continua. La cifra, en sí, es elevada. Pero si se compara con la de hombres que han hecho lo mismo, algo más de 9.000, se constata el desequilibrio en la balanza que sigue existiendo en materia de cuidados y conciliación, pese a los últimos avances normativos que ya igualan los permisos de maternidad y paternidad.

La Encuesta de Familias y Hogares 2019 realizada por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco disecciona, por sexos y por tipo de hogar, el número de ciudadanos que tienen que renunciar a su vida laboral para encargarse de su familia. En total, lo hace un 2,1% de la población vasca de entre 16 y 69 años, la media entre el 3,2% de las mujeres, y el 1% de los hombres. 24.319 mujeres lo han interrumpido, de forma temporal, pero 5.238 directamente «no pueden trabajar».

Un paso adelante en el reparto

El porcentaje general es ligeramente más elevado (1,9%) que el registrado en 2015, de cuando data el informe anterior, debido sobre todo al incremento de personas dependientes, 6.000 más en un lustro. Y lo positivo, es que en los últimos cinco años, ese aumento en la carga se ha repartido mejor entre hombres y mujeres. Esas tres décimas de incremento se vinculan a la población masculina que ha dejado el trabajo por esa razón, que pasa del 0,7% de 2015 al 1% de 2019. En las mujeres, el indicador se mantiene estable. A pesar de ello, el 77% de las personas que aparcan su vida profesional son mujeres, en 2015 eran el 83,2%.

Hogares monoparentales

El análisis según los tipos de hogar muestra también brechas de género relevantes, especialmente entre los hogares monoparentales, la gran mayoría formados por mujeres. En su caso, el número de madres que han interrumpido su trabajo por problemas de conciliación casi se ha triplicado en cinco años, ritmo paralelo al que se han incrementado estas familias. De las 5.623 personas que integran estos hogares, habían dejado en 2019 el trabajo por problemas de conciliación 4.714 mujeres y 909 hombres. En el caso de ellas, la mayoría, 4.333, por tener hijos dependientes. También se ha duplicado en hogares unipersonales el número de personas que renuncian a su empleo por problemas de conciliación. En este caso, el número de hombres es mayor, 1.434, respecto a 613 mujeres.

El incremento de mujeres de hogares monoparentales con hijos dependientes obligadas a esa renuncia (pasa del 1,7% en 2015 al 8,1% en 2019) contrasta con la reducción significativa en el grupo hasta ahora más afectado, el de las mujeres en hogares parentales con hijos pequeños, donde pasa del 6,9% que tenía que dejar de trabajar en 2015 al 5,3%. Mientras, sube el de los hombres que aparcan su empleo para cuidar de sus hijos, del 0,8 al 1,4%. La brecha entre ambos sexos en este tipo de hogar compartido a la hora de interrumpir su trabajo para conciliar sigue siendo amplia, aunque menos. Casi 8 de cada 10 son mujeres, el 78,5%, cuando en 2015, eran 9 de cada 10.

El estudio, además del género, revela que las problemáticas asociadas al abandono del trabajo por razones de conciliación de la vida laboral y familiar sigue asociada a esos dos tipos de familia, las que tienen «prole dependiente». En total, el 60% de las mujeres vascas que no pueden trabajar por tener que encargarse de menores o personas dependientes pertenecen a hogares parentales con hijos pequeños –el mismo porcentaje que en 2015–, y el 18% forman hogares monoparentales, el 10% de ellas con hijos dependientes.

Cargas excesivas

El peso de la mujer es también claramente dominante entre las personas de 16 a 69 años que, en los últimos 10 años, han abandonado su empleo por cargas excesivas de trabajo familiar o por el nacimiento de un hijo o una hija. A pesar de reducirse respecto al 86,4% de 2015, se sitúa todavía en un 78,8% en 2019.

LOS DATOS

  • 78% De quienes interrumpen su trabajo para cuidar de sus hijos, son mujeres. Un 10% menos que hace cinco años.

  • 9% De las parejas optan por cuidar a su hijo menor de un año en casa, frente al 23% de 2015.

La proporción de ciudadanos vascos que han tenido la necesidad de abandonar el trabajo por este motivo se sitúa en un 2,3% en 2019, un incremento notable respecto al 1,65% de 2015. En este caso, se observa una línea más nítidamente alcista en ambos sexos (de 0,46% a 0,98% entre los hombres y de 2,79% a 3,65% entre las mujeres). En números absolutos, son 34.891 personas, 27.497 de ellas mujeres y 7.394 hombres.

Pese a recurrir más a servicios de cuidado a mayores, la atención de la familia supera las dos horas

DEPENDIENTES

Hogares con dependientes

La encuesta también desvela un incremento de los hogares en los que reside una persona dependiente pasando del 5 al 5,3%. En todos los tipos familiares se observan incrementos de al menos un punto porcentual en la presencia de personas con dependencia continuada entre 2015 y 2019. En este caso, la proporción de personas dependientes, que no se encuentran en residencias, y que tienen acceso a las ayudas del sistema de dependencia pasa del 39% de 2015 al 66% de 2019. El mayor aumento se produce en las ayudas para el cuidado en el hogar, lo que entronca también con las renuncias a la vida laboral en favor de los cuidados de progenitores u otros familiares de edad avanzada.

El principal incremento en las líneas de ayuda a la atención se sitúa, no obstante, en la contratación de personal en el domicilio, con un incremento de 9,6 puntos entre 2015 y 2019. También se duplica el recurso al servicio institucional de ayuda a domicilio y a los centros de respiro, para aliviar la carga del cuidado a los familiares durante unos días. En cambio, el recurso a los centros de día pierde algo de relevancia.

Atención familiar

No se reduce, sin embargo, la atención familiar directa. Así, aunque ligeramente a la baja respecto al 88,5% de 2015, todavía un 86,9% de las personas analizadas reciben una atención familiar diaria superior a una media de dos horas diarias. La media de horas de atención diaria por familiares se sitúa en 9,9 en 2019, en ligera línea de cierta estabilidad respecto a las 9,7 de 2015.

Aparte de un aumento en el uso de centros de respiro (de 3,2% a 4,5%), en este caso el mayor repunte en los niveles de atención se asocia al apoyo de la ayuda a domicilio (de 7,3 a 14,4%). El uso de centros de día también se reduce en este tipo de dependencia ocasional (de 1,2 a 0,7%).

Un rasgo común a los distintos tipos de población con dependencia de terceras personas es la existencia de una demanda al alza de atención en residencias. En cinco años, aumenta del 0,3 al 1,5% en personas con dependencia ocasional y del 3,1 al 3,9% en las personas con dependencia continuada o extendida.

Caída de la fecundidad

En lo que respecta a los menores, la presión asociada a la atención familiar a niños con menos de 3 años tiende a reducirse, salvo en las familias monoparentales, provocada principalmente por la caída de la fecundidad. Sólo aumenta la atención en el caso de niños y niñas menores de un año. Se observa una significativa caída del peso de la proporción de hogares en los que hay niños de menos de tres años, del 6,1% en 2015 al 4% en 2019. Esta tendencia no afecta a todos los tipos de familias puesto que se observa una línea significativa de aumento en el caso de las monoparentales con prole dependiente (de 5,2% a 6,7%).

Los padres recurren más a las guarderías para atender a hijos de entre 1 y 2 años

AYUDA

En paralelo a la caída de la proporción de hogares con menores de 3 años, aumenta en general el recurso a guarderías para cuidar de los niños. En el caso de los de un año, pasa de la mitad al 71,2% en un lustro. Y en los de dos, el porcentaje aumenta hasta el 97%, cuando en 2015 era del 64%.

Los padres y madres, sin embargo, optan por el cuidado en casa cuando sus hijos tienen menos de un año, del 23% al 9% actual. El incremento de semanas de permiso para el cuidado explica esta variación.

Hasta los 6 años, ellas cuidan más tiempo de sus hijos

Hasta los seis años, las madres cuidan a diario más tiempo de sus hijos que los padres. Llevarles o recogerles del colegio, darles de merendar o cenar, acompañarles a las actividades extraescolares, ayudar con los deberes... La atención en solitario fuera del horario escolar recae más sobre las mujeres, lo que «quiere decir que son ellas, principalmente, las que reducen su jornada laboral». En concreto, según el Observatorio Vasco de la Juventud, un 18,5% respecto a un 1% de hombres que cuidan solos de sus hijos.

En la mayoría de los casos, no obstante, el 46%, ese cuidado recae en «familiares o personas sin remuneración». En el 23% de los casos son ambos progenitores los que se encargan de esa atención y en un 8% de situaciones, personas contratadas para el cuidado.

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