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El overbooking de políticos convierte las elecciones en el tema estrella entre los corrillos durante la subida del telón a San Prudencio
Se cuchicheó en la trastienda de la escalinata sobre el fresquito a la intemperie, del imposible precio de los perretxikos y de los imprevisibles resultados ... de las elecciones generales. Y no por este orden. El 'overbooking' de políticos, por la coincidencia de los comicios con el tributo al 'santo meón', cambió el guion. Lo varió por completo. Hubo una portavoz del Gobierno central, un lehendakari que repitió presencia y la práctica totalidad de representantes provinciales y locales. Lo nunca visto en estas fechas.
Sus llegadas fueron como las de esos equipos deportivos profesionales al estadio. En grupo, compactos, con gesto concentrado. Mientras en el exterior una abrigada marea humana cubría la plaza de la Provincia, dentro cada equipo ocupaba su espacio. Por un lado, los del PNV, muy cerca la tropa de Unidas Podemos, esquinados los del PP, más centrados la gente del PSE y casi en fila los de EH Bildu. Todo muy endogámico. El único al que se vio sin compañía fue el juntero Miguel Ángel Carrera, quien arrancó la legislatura con Ciudadanos y la acaba en la lista de los populares en Zigoitia.
Cae el muro invisible
Mientras las autoridades se cuadraban ante los dantzaris, intramuros bullían los dos salones con una irresistible oferta de canapés y vinos de Rioja Alavesa. Quizá fuera por la suave influencia del dios Baco o por la relajación que daba el cara a cara. Pero, poco a poco, cayó el muro invisible entre todas las formaciones. La parlamentaria popular Laura Garrido se acercó a su homólogo socialista Txarli Prieto. Lo mismo que su candidato al senado Pablo de Oraá con Ana Morales.
Javier Maroto, que tuvo la fortaleza mental de dejar a tiempo una boda en Bilbao, se colocó a escasos metros de Iñaki Ruiz de Pinedo (EH Bildu). Los dos protagonistas del último vídeo viral, captado por EL CORREO, de la campaña más bronca de los últimos años no cruzaron mirada. Más relajado, el exalcalde departió con Mikel Legarda (PNV), recién llegado de degustar el empate del Alavés en San Mamés.
Y como marcan las pautas de esta tradicional reunión ya bicentenaria, con toques programados cada quince minutos, los elegidos de la sociedad civil disfrutaron de lo lindo. Algo menos el presidente de Confebask, y consejero baskonista. Roberto Larrañaga aún andaba alicaído por la eliminación ante el CSKA. «Se ha hecho un buen papel, pero ellos son muy buenos», asumió. Y atención a la confidencia de Satur García, alma de Bultzain. «Fui dantzari hace 30 años», dijo con gesto de nostalgia.
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