El tun tun sonará... en la pantalla
Retreta. Los atabaleros y trompeteros vuelven a la carga plenos de energía en un acto a puerta cerrada que se podrá seguir en el correo.com
Esta vez sí, sonarán el tun tun y la trompeta. El año de obligado parón no ha oxidado las muñecas de los atabaleros y los ... pulmones y dedos de los trompeteros. Están listos para volver, puntuales, a su cita con los patrones de Álava. Aunque la todavía complicada situación de la pandemia no les permitirá reencontrarse con su público, que los veneran como auténticas estrellas del rock, no perderán el compás.
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Mikel Delika, Iker Larrauri y José Miguel Nanclares, dos trompeteros y un atabalero, acuden dispuestos a la cita con EL CORREO. El reto no es otro que entonar un toque de retreta a los pies de San Prudencio. Su presencia intimida e ilusiona a partes iguales. Cumplen con nota. Están listos para colarse en las pantallas de los alaveses esta noche. «Es un poco diferente a lo normal. Pero teniendo en cuenta que el año pasado no se pudo ni tocar, este año al menos tocamos. Aunque será en diferido, poco a poco salimos del túnel», explica Delika, todo un experto en la materia y trompetero desde hace tres décadas. El año pasado, para quitarse el gusanillo, ya se animó a entonar desde su balcón un toque de retreta.
Aunque no es lo mismo. La devoción puede con todo, pero se perciben incompletos. Pocas sensaciones similares hay a asomarse al balcón del Palacio de la Diputación y encontrarse con decenas de vitorianos que atienden sin pestañear a cada nota. Esa cercanía es la clave de todo, cree Nanclares. «Hay ganas de llegar, la gente es lo que da el sentido a la retreta. No tiene sentido hacer algo para que no lo oiga ni lo disfrute nadie», apunta. «La emoción es diferente», añade Delika. Por segundo año consecutivo, no tendrán a sus fieles cerca.
«Esto no se olvida»
Pero miran el lado bueno. Su retreta se retransmitirá -se podrá seguir en elcorreo.com- y recuperan poco a poco la normalidad. «Es un poco especial, pero por lo menos tenemos la oportunidad de salir a tocar la retreta, ya que el año pasado no se pudo. Este año se agradece por lo menos. La gente podrá aprovechar para vernos, es una buena manera de aprovechar de San Prudencio», apunta Larrauri, el benjamín de los tres. Agradecen, también, poder tocar los unos junto a los otros. «No se puede tocar a la vez con una persona si no estás al lado de ella», explica Nanclares.
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Como las casi estrellas que son, viven ajenos al miedo escénico. Tampoco a inoportunos olvidos. Llevan un año sin tocar en público, pero los tres coinciden en que es algo que «no se olvida». Algo así como andar en bicicleta. «Esto lo llevas en los genes, es una cosa que estás deseando que llegue el momento para tocar y prepararte para ello», sentencia Delika. Después de mucho esperar, su momento ha llegado.
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