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Consuelo Ordóñez, en una entrevista. Damián Torres

«Quiero ir a por los que no se manchaban las manos de sangre»

En enero de 2016 se cumplieron 21 años del asesinato de Gregorio Ordóñez. La Audiencia Nacional imputó en 2015 a cinco exdirigentes de ETA

ALBA CÁRCAMO

Miércoles, 18 de abril 2018

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Consuelo Ordóñez (Caracas, 1959) desata a su paso elogios y críticas a partes iguales. La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco cofundó Covite en 1998. Tres años antes un comando de ETA se cruzó en el camino de su familia. Su hermano, el teniente de alcalde de San Sebastián y parlamentario vasco del PP, Gregorio Ordóñez, no sobrevivió a los disparos de los terroristas. El día 23 de enero de 2016 se cumplireron veintiún años de su asesinato. Aquel crimen significó un cambio de estrategia por parte de la banda armada, que decidió poner en la diana a dirigentes políticos.

Dos décadas después del atentado se reabrió el caso, con el objetivo de determinar quién ordenó el crimen. Ordóñez quiere que paguen los que en aquellos años «no se manchaban las manos de sangre», que se construya «un relato con la verdad» y que la sociedad cambie para que ninguna familia más tenga que escuchar frases como «Ordóñez, devuélvenos la bala».

Su hermano fue la primera víctima de ETA en la estrategia de la banda de «socializar el dolor».

– Hemos estado décadas y décadas denunciando que, en esa estrategia, estaban por un lado los pistoleros y por otro las órdenes de aquellos que se dedicaban a hacer política y a crear las estrategias de terror. Siempre se ha dicho que mi hermano estrenó esa estrategia, derivada de la «ponencia Oldartzen». Todo el mundo sabe cómo funciona ETA. ETA no ha sido sólo el pistolero, ETA han sido los miembros de KAS (Koordinadora Abertzale Sozialista), que estaban por encima de ETA militar y política. Esa cúpula la integraban políticos de Batasuna en activo y dirigentes de la banda. Ellos diseñaban las estrategias. Aunque yo he sido privilegiada porque los autores materiales del asesinato de mi hermano han sido condenados, tengo la espina clavada de que no haya nadie en la cárcel por ordenar el atentado.

– Ahora están imputados cinco exdirigentes (Ignacio Gracia Arregi, alias 'Iñaki de Renteria'; Mikel Albisu Iriarte, 'Mikel Antza'; Julián Atxurra Egurrola, 'Pototo'; José Javier Arizkuren Ruiz, 'Kantauri'; y Juan Luis Agirre Lete, 'Insun tza').

– Estamos investigando el tema de la cúpula de ETA. Mi aspiración judicial es llegar a ésos y también a los que están ahora haciendo política con alfombra roja; a los que estaban en el despacho de al lado al de mi hermano, los de Batasuna, que pertenecían a KAS.

¿Qué sabe del proceso?

– Las cosas de palacio van despacio. Con la justicia todo es muy lento. El afortunado que tiene juzgados a los autores materiales ha tenido que esperar quince años de media. El último paso que se ha dado, hace un mes, es que se citó a declarar a Gracia Arregi, el único que está en la calle. Para que acudan al resto hay que hacer un requerimiento a Francia, que seguro que contestará favorablemente. Ahora estamos en ese paso burocrático, a la espera de que nos contesten.

¿Esa lentitud hace que algunas víctimas tiren la toalla?

– Las víctimas no se rinden, pero lo tienen difícil. ¿Conocen las leyes? Primero se enfrentaban al desconocimiento, en plenos años del plomo, en momentos duros. La mayoría de la gente se enteraba por la prensa de quiénes eran los asesinos de su familiar. Yo soy jurista, tengo esa ventaja, y llevo toda la vida peleando, pero la gente en general... Asesinaban a un vigilante, a un taxista... Sus familiares se veían con ese drama encima y no sabían qué hacer. Confiaron en el Estado de Derecho, que ha funcionado tan mal... Aunque ahora trabajamos como nunca. En mi caso, la reapertura de la causa de mi hermano, que la volví a llevar a los tribunales antes de que prescribiera, es porque quiero ir a por los que no se manchaban las manos de sangre.

Falso arrepentimiento

Uno de los asesinos materiales, Valentín Lasarte, está en la calle.

– Por su falso arrepentimiento, que nos lo han impuesto.

¿No cree en el arrepentimiento?

– En el de Valentín Lasarte, no. Incluso le visité en la cárcel. También me he recorrido todos los juicios en los que estaba como imputado o como testigo, y siempre encubría a sus compañeros de comando, no daba ninguna información. Se tiene que aplicar la ley, tienen que cumplir los requisitos que contempla la ley para su reinserción. Pero en este país se prevarica mucho y nunca se ha exigido la cuarta condición, que es la colaboración con las autoridades para evitar nuevos crímenes y esclarecer otros que ya han sucedido. Trabajamos para denunciar y poner en evidencia que la 'vía Nanclares' está basada en una perversión, porque llama arrepentidos a los que no lo están, llama justicia restaurativa a algo que no lo es.

Su hermano decía que había 'barra libre' a la reinserción de los presos.

– Es que ya entonces era verdad. Fue de los pioneros en eso. Lo único que tienen que decir es 'me voy de ETA', y con eso ya salen a la calle. Así que la izquierda abertzale, que los llama presos políticos vascos, está imponiendo todo el día una mentira respecto a la dispersión, que además es perfectamente legal. De todas formas, qué más quisiéramos nosotros que de verdad estuvieran todos arrepentidos.

Tras su entrevista con Lasarte dijo que ni olvida ni perdona, pero otras víctimas sí que lo hacen.

– El tema del perdón creo que no debería estar legislado, porque la potestad de perdonar es muy personal. Respecto a los que quieren perdonar, pueden hacerlo, pero la mayoría es verdad que ni olvida ni perdona. Además, el perdón es algo incompatible con un delito de asesinato, porque el que tiene que perdonar no puede hacerlo ya que está muerto. Yo estoy viva, y no puedo perdonar por mi hermano.

¿Quién era Gregorio Ordóñez?

– Era un político diferente, nada tópico. Tenía vocación de servir a los demás, le apasionaba la política y estaba transformando la sociedad. Convencía de lo que decía porque él creía con gran convicción en lo que transmitía. Además era un gran trabajador, desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche y recibía a todo el mundo, sin importarle quién era o a quién había votado. Era feliz sabiendo que podía ayudar a la gente. No tenía pelos en la lengua, aunque en vida yo no fui consciente de que era un héroe.

Un titular de hace veinte años decía: 'ETA asesina a uno de sus más valientes enemigos'.

– ETA y Batasuna, que era ETA. Él fue de los primeros que empezó a señalar a Batasuna como ETA. Eso lo sabíamos todos, ¿pero alguien se atrevía a decirlo públicamente? Él iba a los debates con los representantes de ETA y se lo decía a la cara.

Acoso a la familia

¿Cómo cree que debe construirse el relato?

– Con la verdad. ¿Vamos a pasar página a cinco décadas de terror? Ha sido la mayor vulneración de derechos humanos de este país en época de paz.

Siempre ha rechazado la teoría del conflicto.

– ¿Mi hermano estaba en una trinchera con un rifle disparando a los otros? Mataban a bocajarro, por la espalda. ¿La sociedad vasca y española conoce todas esas historias? Nadie conoce nada. Las instituciones no han trabajado nunca por el relato. Lo estamos haciendo nosotros, para que no se vuelva a repetir. ¿Matar a alguien que va a trabajar por la mañana ha sido un conflicto armado? Las familias además han vivido como apestados, ocultando su condición de víctimas. Son crímenes de lesa humanidad y no se puede pasar página porque ETA ya no esté. Hay que investigar todos los sumarios, construir la historia con la verdad, con mayúsculas.

Usted también sufrió la violencia.

– Hubo una violencia de persecución contra miles de personas, no por el hecho de ser familiar de una víctima, sino por significarte públicamente. Un mes después del asesinato de mi hermano salí a la calle, a concentrarme con esas personas que rechazaban el terrorismo, los vascos más valientes, algunos de ellos asesinados después. Y, con el tiempo, he terminado exiliada forzosamente en Valencia, adonde me fui en 2004. Aunque nunca he dejado el activismo, y creo que somos más necesarios que nunca para deslegitimar la violencia. También porque la justicia es una asignatura pendiente. ¿Quién haría todo ese trabajo si no estuviésemos nosotros?

Acuden a actos de ex presos, documentan los recibimientos...

– Para nosotros es un trabajo fundamental, registrar cómo se les recibe como héroes. Realizaremos todo el activismo que podamos frente a los que siguen legitimando el asesinato de nuestros familiares.

En los últimos años han denunciado en los tribunales los homenajes a presos.

– Este verano nos han dado bastante trabajo, pero para nosotros es una prioridad. Nos hemos leído todos los programas de fiestas, porque en algunos programas oficiales, de los ayuntamientos, se recogían homenajes. El delegado del Gobierno en Euskadi, Carlos Urquijo, nos ha llamado bastante, porque lleva un par de años actuando muy rápido, a través de los juzgados de lo Contencioso-Administrativo, y funciona muy bien esa fórmula. En ese sentido, Navarra es una de nuestras prioridades, sobre todo ahora que Uxue Barkos es presidenta con el apoyo de los que justifican el asesinato selectivo de los que no piensan como ellos.

¿Cómo ve el futuro?

– Vamos a seguir siendo una mosca cojonera. No vamos a descansar hasta que la izquierda abertzale no condene la historia criminal de ETA, de la que son responsables. Lo vamos a exigir siempre, por activa y por pasiva. ¿Imaginas en París, tanto a autoridades políticas como a ciudadanos, homenajeando en Bataclan a los autores de los atentados? Pues eso es lo que pasa aquí. Y lo vamos a contar a todos los niveles, también en Estrasburgo, adonde hemos acudido en más de una ocasión. Vamos a decir que han hecho fraude para colarse en las instituciones, porque controlan a ETA y ahora no les conviene que mate. No han hecho una reflexión, han cambiado de estrategia.

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