Urkullu arranca un pacto fiscal a Sánchez para acudir a la Conferencia de Presidentes

La larga lista de contras que Ajuria Enea venía esgrimiendo en los últimos días, y que a priori desincentivaba con claridad la asistencia a la cumbre territorial, se esfumó a primera hora de la mañana. Los gobiernos vasco y central llegaron entonces a un acuerdo para convocar este jueves mismo el foro, en el que se concertarán nuevos impuestos y se cifrará el límite de déficit de Euskadi para 2022. Se trataba de una reivindicación largamente reiterada por parte ya no sólo del Ejecutivo autonómico, sino también del PNV, que ve en esta cita un primer paso de cara a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado con el Gabinete de coalición PSOE-Unidas Podemos.

En realidad, lo que se acordará en la reunión de este jueves no es nada nuevo. Era una mera cuestión de tiempo que el pacto fiscal se sustanciara, si bien es cierto que el Gobierno central se resistía a redondear una fecha en el calendario. Aquí el meollo de la cuestión es el 'momentum'. Porque su convocatoria ahora, prácticamente de urgencia y en la víspera del foro territorial, pone la pista de aterrizaje perfecta para que el lehendakari aparezca mañana en el convento salmantino de San Esteban. «Eso es lo que significa el respeto a un autogobierno reconocido», se felicitó este miércoles el propio Urkullu.

La otra razón en la que el mandatario nacionalista apuntala su decisión, largamente meditada, es la trascendencia de los asuntos que se abordarán en la Conferencia de Presidentes. Aunque en los últimos días, y a través del portavoz Bingen Zupiria, había expresado sus dudas sobre la «naturaleza» y el «sentido» de este órgano, este miércoles Urkullu no desdeñó el orden del día. Todo lo contrario. La gestión de la pandemia en pleno pico histórico de contagios, los fondos europeos de recuperación y el reto demográfico le parecen temas «importantes» que «redundan en el beneficio del conjunto de la ciudadanía».

Evitará así el choque con el PSE, su socio en el Gobierno vasco, que tachaba de «irresponsabilidad» un escenario de plantón institucional en el que será el primer cónclave desde octubre de 2020 y el primero presencial en un año. La vicelehendakari segunda, la socialista Idoia Mendia, no dudó en expresar su «celebración» por la decisión del jefe del Ejecutivo autonómico. «La defensa de los intereses de Euskadi está garantizada cuando toca hablar de la recuperación económica y social a través de los fondos europeos», se congratuló la también consejera de Empleo y Trabajo.

En cualquier caso, lo que Urkullu tampoco está dispuesto a hacer es comulgar con ruedas de molino y ocultar su malestar con Sánchez, también explotado por su partido en el Congreso en la antesala de la negociación presupuestaria. Por mucho acuerdo 'in extremis' que haya habido, las relaciones siguen estando maltrechas. En la lista de agravios Lakua sigue contemplando incumplimientos como el traspaso del Ingreso Mínimo Vital -ya acumula nueve meses de retraso sobre el plazo inicialmente fijado- y la llegada del Tren de Alta Velocidad (TAV) a Euskadi.

Es por eso que el lehendakari tampoco tuvo remilgos en denunciar que las formas del Gobierno central no son las idóneas. Apeló así al recién remodelado Gabinete Sánchez a que trabaje «de forma diferente la bilateralidad» con Euskadi. Se lo recordó especialmente a la nueva ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez, con quien habló por teléfono y a la que rogó «reactivar» las negociaciones en materia de transferencias para cumplir el Estatuto de Gernika.