Entrada al Valle de los Caídos, con la cruz al fondo. Efe

La última orden para exhumar a Franco

Expertos creen que el Rey tiene que avalar con su firma la salida de los restos del dictador del Valle de los Caídos

Sábado, 30 de junio 2018, 03:31

La intención del Gobierno de Pedro Sánchez de exhumar los restos de Franco en el Valle de los Caídos, convertido en el mausoleo del dictador, abre un interrogante que hasta ahora había estado fuera del debate político, siempre muy polarizado. ¿Corresponde al rey Felipe VI franquear ese camino? ¿La comunidad benedictina es autónoma para tomar esa decisión? ¿Qué papel juegan en este delicado proceso la Iglesia española y el Vaticano?

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El cuerpo de Franco reposa en Cuelgamuros desde las 14.10 horas de la tarde del 23 de noviembre de 1975 tras una intervención institucional protagonizada por el ahora Rey emérito. Don Juan Carlos firmó en La Zarzuela una carta de su puño y letra en la que ordenaba la entrega de los restos del jefe del Estado a la comunidad de los monjes benedictinos, cuyo abad era el padre Luis María de Lojendio e Irure, por las personas designadas para su acompañamiento, en concreto el primer y segundo jefes de la Casa Militar y el jefe de la Casa Civil. Fuentes consultadas por este periódico coinciden en que la exhumación, por lo tanto, requiere de una orden expresa del Rey al prior de la abadía.

La comunidad benedictina del Valle se fundó en 1958 con una intervención oficial de la Santa Sede (una autorización de Pío XII) con monjes procedentes del cenobio burgalés de Santo Domingo de Silos, dependiente junto al de Leyre (Navarra) de la abadía francesa de Solesmes. El abad histórico del Valle de los Caídos ha sido Anselmo Álvarez, pero en la actualidad la autoridad recae en Santiago Cantera, un fraile que se ha negado de manera sistemática a colaborar con las autoridades políticas y judiciales en algún caso de exhumación de restos de víctimas de la Guerra Civil.

Don Juan Carlos ordenó la entrega de los restos de Franco a la comunidad de los monjes benedictinos

En el recinto convergenla autoridad civil y la religiosa, lo que añade confusión a la situación

En el recinto, sin embargo, convergen dos autoridades, una civil y otra religiosa, lo que añade confusión a su situación. Por un lado Patrimonio Nacional, que depende de Presidencia, y gestiona los bienes del Estado mediante un convenio que firmó en 1958 con la Abadía de la Santa Cruz. En el recinto se encuentran depositados los restos de más de 33.000 personas. El conjunto de sepulturas, según estipula la Ley de Memoria Histórica, está sometida a la normativa de Cementerios. Por otro lado, resulta que la tumba de Franco se encuentra ubicada en una fosa excavada entre el altar mayor y el coro del templo, y ahí sí que se actúa en función de los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado. Para llegar a los osarios hay que pasar por la basílica. El abad no tiene potestad sobre los cementerios, pero sí sobre los restos de Franco (y de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange), porque el Rey se los dio en custodia y están en zona eclesiástica.

El precedente de Jáuregui

El choque de autoridades ya se evidenció hace siete años cuando el socialista Ramón Jáuregui, entonces ministro de Presidencia, creó una comisión de expertos plural para tratar el futuro del Valle. La recomendación más importante fue que había que buscar otra resignificación al recinto para convertirlo en un memorial de todas las víctimas de la Guerra Civil. Las conclusiones fueron matizadas por algún voto particular en el que se aconsejaba prudencia hasta alcanzar un gran consenso político y social. El informe se metió en un cajón. La Iglesia, entonces liderada por el cardenal Rouco Varela, no se quiso comprometer en el asunto.

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Hoy ha cambiado la relación de fuerzas en el Episcopado español. Ricardo Blázquez, presidente de los obispos, ya le comunicó en su día al actual prior que, en los casos de exhumación, lo que tiene que hacer es apartarse. El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, también se movió en esa dirección para cambiar la actitud del superior de la comunidad benedictina. En este caso, el prior se tendría que guiar por Blázquez y Osoro y, sobre todo, por el criterio de Roma, sobre el que ambos cardenales tienen gran peso. También ha aumentado el grado de consenso entre los grupos parlamentarios. Salvo el PP, el resto de las fuerzas políticas están por la resignificación democrática del Valle de los Caídos, lo que, a su juicio, requiere la exhumación de Franco y su inhumación en otro lugar. Por ejemplo, el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, junto a los restos de su mujer y de su hija, y muy cerca de la residencia donde vivió.

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