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El president Torra pasa revista a la guardia de honor en los actos previos a la Diada de hoy. :EFE
Torra promete en vísperas de una Diada fracturada «hacer efectiva la república»

Torra promete en vísperas de una Diada fracturada «hacer efectiva la república»

El president de la Generalitat mantiene el pulso con el Gobierno y arenga a los suyos para llenar la Diagonal en la manifestación de hoy

ADOLFO LORENTE

Enviado especial. Barcelona

Martes, 11 de septiembre 2018, 01:37

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La de Sant Jaume es una de esas plazas que la televisión las convierte en infinitas y al natural, no pasan de coquetas. El verano caluroso aún no ha dado paso al otoño caliente catalán. Allí, a escasas horas de la celebración de la enésima «Diada histórica», se levanta la sede del Govern de la Generalitat, un palacio del que cuelga un cartel que en catalán e inglés pide la «libertad para los presos políticos y exiliados». Un palacio donde a lo alto, junto a la senyera, se atisba la bandera de España que Puigdemont, el pasado 27 de octubre, no se atrevió a retirar después de que el Parlament declarase de forma unilateral la independencia. Un palacio ahora presidido por Quim Torra, un líder decidido a arriar, por fin, la bandera que anoche presidió el final de la polémica 'marcha por la libertad' que organizó el Govern. Una convocatoria «sectaria» para la oposición que provocó, por ejemplo, que el PSC, por primera vez, no participase en el acto institucional previo a la fiesta nacional de Cataluña. La división era esto.

«Nuestro Gobierno se ha comprometido a hacer efectiva la república por los presos políticos y los exiliados», zanjó Torra en el tradicional discurso que el president ofrece con motivo del Once de Septiembre. Lo del cuándo o el cómo ya es otro cantar, pero ayer se trataba de seguir arengando al personal para alentar una movilización independentista que se celebrará en la Diagonal y para la que ya se han inscrito 440.000 asistentes, según sus organizadores, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium. «Lo haremos por todos los presos políticos y exiliados, y por todos aquellos que son perseguidos por defender la libertad de Cataluña y por haber dado la palabra al pueblo en el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre. Este es un pueblo que se siente y se quiere libre. Que ha decidido ser soberano de su destino», recalcó.

Tras reiterar la exigencia de «libertad», recurrió al abecé de los mítines políticos para mantener el pulso independentista de cara a unos meses clave con el juicio del procés a la vuelta de la esquina. «Como ocurrió hace 300 años, estamos en una nueva encrucijada histórica para nuestro país. Necesitamos decidir si ante las injusticias, las amenazas, el miedo, la violencia, las cárceles y el exilio, nos conformamos o resistimos y avanzamos. Os invito a hacer valer siempre la verdad, desenmascarar la mentira cuando haga falta, con la mejor de las sonrisas ante las provocaciones».

Otegi visita en prisión a los exconsellers

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, visitó ayer en el penal de Lledoners (Barcelona) a los exconsejeros catalanes de Presidencia, Jordi Turull, de Interior, Joaquim Forn, y de Territorio, Josep Rull, encarcelados por la causa del 1-O. Tras el encuentro de cuatro horas, con fines «humanitarios y políticos», Otegi dijo haber encontrado a los dirigentes catalanes presos «muy fuertes». «Les he visto muy bien, físicamente muy bien, y sobre todo con la conciencia clara de que están encarcelados injustamente, cosa que compartimos, por haber podido darle la voz y la palabra a su pueblo, por haber facilitado que democráticamente su pueblo se pudiera expresar», declaró. La reunión se enmarca en la visita que una delegación de EH Bildu, encabezada por Otegi y sus portavoces de los parlamentos vasco y navarro, Maddalen Iriarte y Bakartxo Ruiz, respectivamente, realiza estos días a Barcelona para participar en la Diada.

Quim Torra fue elegido por el dedo índice de Carles Puigdemont para seguir adelante con una misión, no para ser el presidente de todos los catalanes. Así lo viene denunciando la oposición y así se evidenció ayer, con un teórico «acto institucional» que sólo contó con la presencia de los partidos independentistas. «Participaremos en los actos de la Diada, pero no en el acto institucional que debería haber sido para todos y no algo sectario. Es la primera vez que decidimos no acudir. No vamos a hacerle el juego a nadie. Es más, vamos a preguntar al Gobierno cuánto dinero de todos se han gastado en este acto de partido», explican fuentes del PSC a este periódico. El sentir es el mismo en Ciudadanos o el PP.

«Es el ahora o nunca»

El acto que tanta indignación ha provocado en la oposición es una «marcha por la libertad» que partió del Parlament, ubicado en el parque de la Ciudadela, pasó por el Centro de la Cultura y la Memoria del Born, y terminó en la plaza Sant Jaume, donde se celebró un espectáculo de luz y sonido pasadas las diez de la noche. Miles de personas, ya ataviados con el kit del buen independentista, participaron en una convocatoria que sirvió, sobre todo, para calentar el ambiente de cara a la manifestación de esta tarde, que sí tiene carácter 'privado' al estar ideada, organizada y destinada a independentistas.

Unos colectivos que ayer ultimaban las ventas de 'merchandising' en el entorno del Fossar de les Moreres, en pleno barrio Gótico, donde Torra hizo una ofrenda floral a las 18.30 horas compañado de todo el Govern y el cuerpo de gala de los Mossos d'Esquadra. Tras entonar Els Segadors, saludaron orgullosos a decenas de personas que asistieron al acto y lanzaron proclamas «en favor de la libertad de los presos y la unidad de los independentistas».

No es casual. Hay tambores de división, de nuevo, entre el PDeCAT y ERC tras la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. «¡Todos a una, dejaos de tonterías, aprended de ellos!», gritaba un joven con una estelada colgada al cuello. Por 9 euros, te llevabas una y tres pulseras. Barato, barato, no es. «Tengo dos, ¿eh? pero hay que contribuir a la causa Es el ahora o nunca», aseguraba Andrea.

Hay prisa, ansiedad. El tiempo pasa y la bandera que Puigdemont no se atrevió a arriar sigue allí a lo alto, en la plaza Sant Jaume. Es la hora de Torra. «Nos hemos comprometido a hacer efectiva la república», zanjó.

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