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El futuro de Jon Darpón dentro del Gobierno vasco es cada vez más negro. La presión es máxima. Todos estaban pendientes del PP vasco y los populares ya han decidido bajar su pulgar, según ha podido saber este periódico. La formación liderada por Alfonso Alonso se sumará finalmente a Elkarrekin Podemos, autor de la iniciativa, y EH Bildu para reprobar al consejero durante el pleno que el Parlamento celebrará el 21 de marzo como consecuencia de los escándalos de la OPE de Osakidetza .
Esta decisión, adoptada el jueves por el comité ejecutivo de los populares vascos, mete más presión a Iñigo Urkullu, que debe ahora decidir si deja caer al máximo responsable de una de las joyas de la corona del autogobierno. De momento, ha hecho oídos sordos a los requerimientos del PP para que adopte decisiones antes de que la oposición las tome por él. No hay que olvidar que la coalición gubernamental formada por el PNV y el PSE está en minoría al sumar 37 de los 75 escaños de la Cámara.
Las fuentes consultadas insisten en que el lehendakari cerrará filas con él hasta las últimas consecuencias, tal y como viene haciendo en los últimos meses. Tanto Urkullu, como la plana mayor del PNV, con Andoni Ortuzar a la cabeza. Sin embargo, las manifestaciones realizadas este miércoles por el propio Darpón dejando la puerta abierta a dejar la cartera si la Cámara vasca aprueba su reprobación, le coloca con un pie fuera del Ejecutivo. No obstante, podría ser reprobado y no ocurrir absolutamente nada. Es verdad que en lo político, su imagen y la del Gobierno quedaría muy tocada, pero en la práctica, podría seguir ejerciendo su cargo de consejero sin el menor problema.
Todo estalló el pasado lunes, día 19, cuando trascendió que la Fiscalía apreciaba indicios de delito en la OPE de Osakidetza al considerar que pudo haber una «revelación de secretos» en las pruebas que se celebraron en mayo y junio del pasado año. La oposición olió sangre y ese mismo día salió en tromba exigiendo el cese inmediato de Jon Darpón. Podemos decidió tomar la iniciativa legislativa y registró la proposición no de ley que puede convertirse en la tumba política de Darpón. En ella, además de solicitar su reprobación, «el Parlamento vasco muestra su indignación por la capacidad del Departamento de Salud y su máximo responsable para esclarecer las filtraciones en las pruebas médicas», así como «su incompetencia para depurar responsabilidades y por la mala gestión de los reiterados problemas internos de su departamento».
La palabra reprobación es la clave de bóveda de la iniciativa que el día 21 aprobarán la formación morada, la izquierda abertzale y los populares. No obstante, el texto todavía puede ser modificado vía enmiendas. «En caso de cambiarse, se hará para endurecer el tono de los reproches y pedir incluso el cese», explican fuentes parlamentarias.
Que esto iba a suceder no ha pillado por sorpresa a nadie ya que, a mediados del año pasado, el PNV evitó por los pelos la reprobación a cambio de reconocer que se habían producido irregularidades y comprometerse, además, a llegar hasta el fondo del asunto. «Urkullu verá hasta qué punto quiere quemarse, pero está claro que ya no hay mucho más recorrido político», sentenció el lunes Alfonso Alonso. El 21 de marzo, bajará su pulgar.
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