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A finales del año pasado se produjo un hecho significativo. Orkatz Gallastegi, miembro de ETA condenado entre otros delitos por participar en el asesinato de ... José María Lidón, anunció a través de un comunicado que rompía con el EPPK (Euskal Preso Politikoen Kolektiboa), el colectivo oficial de presos de la banda que durante décadas se encargaba de ejercer la ortodoxia dentro de las cárceles. Se trataba, en cierta medida, de la crónica de una ruptura anunciada tras años de paulatino distanciamiento. Siete años después de la disolución de la banda, la mayoría de los internos siguen fieles al EPPK. Pero hay fugas. Alrededor del 13% de los reclusos que fueron condenados por sus vínculos con la organización terrorista funcionan ya por libre. Los motivos son diversos.
El gesto de Orkatz Gallastegi no es un caso aislado. Hace apenas unos días, tres presos de la banda han vuelto a mostrar su distanciamiento del EPPK en una entrevista en Gedar, un medio próximo a GKS. Mikel San Sebastián, Garikoitz Etxeberria y Jon Kepa Preciado cuentan que salieron del colectivo oficial «hace años» y lo tildan como «un muro de contención al reformismo». A su juicio, «sus líneas responden a los intereses de una estrategia política completamente apegada a las instituciones burguesas». También censuran que permitan a los reclusos trabajar en prisión y dar pasos en justicia restaurativa.
A punto de cumplirse siete años desde que ETA escenificase su adiós en Cambo el 4 de mayo de 2018, en estos momentos hay alrededor de 130 presos que cumplen condena por sus vínculos con ETA. De ellos, 115, aproximadamente, están encuadrados en el EPPK. Eso significa que, en principio, también apoyan la estrategia de la izquierda abertzale, es decir, de Sortu, principal partido de la coalición EH Bildu. Entre los motivos que históricamente han llevado a los miembros de ETA a distanciarse del EPPK destacan dos, muy diferentes entre sí e incluso opuestos.
Por un lado, hay en torno a una decena de reclusos que han abandonado las siglas oficiales porque se muestran críticos con el final de la violencia. Los que en su momento orbitaban alrededor del grupo ATA (Amnistía Ta Askatasuna) o de diferentes colectivos a los que les une el mismo principio: su rechazo explícito al giro estratégico de EH Bildu y las críticas furibundas a la dirección capitaneada por Arnaldo Otegi.
Es en este grupo donde se encuentra Orkatz Gallastegui. No es un preso cualquiera. Es cuñado de Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote'. Aunque el exjefe de ETA y responsable del asesinato de Miguel Ángel Blanco, entre otros, no se ha distanciado de forma pública del EPPK, su nombre sí ha aparecido en algunos escritos contra la política penitenciaria junto a los críticos.
La otra razón por la que históricamente los internos se distanciaban era la contraria: buscaban alejarse de la línea oficial y dar pasos en su reinserción o colaborar con la Justicia en el esclarecimiento de crímenes, algo que tenían vetado por el EPPK y la izquierda abertzale. Un buen ejemplo son los que en su momento participaron en la 'vía Nanclares'.
El fin de la dispersión, que ahora todos compartan espacio y estén juntos en las tres cárceles vascas y en la de Pamplona, ha modificado las dinámicas internas, según fuentes conocedoras de la situación. A esto hay que añadir que hay algunos presos, sobre todo los que tienen penas más largas, que han visto frustradas sus aspiraciones de una rápida excarcelación tras el fin del terrorismo. De hecho, la red ciudadana Sare se movilizará el 17 y el 18 de mayo en una treintena de localidades para reclamar el fin de la política penitenciaria «de excepción» y reivindicar que los 58 presos condenados por pertenencia a ETA que permanecen encarcelados en régimen cerrado puedan terminar de cumplir condena en régimen abierto.
La marcha llega, además, en otro momento muy concreto. Cuando la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha empezado a echar para atrás algunos de los terceros grados concedidos por el Gobierno vasco. La mayoría de las progresiones concedidas por el Departamento de María Jesús San José han obtenido luz verde, pero se da la circunstancia de que en apenas un mes ha revocado los concedidos a Xabier Zabalo y Jesús Narváez Goñi.
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