Sánchez sobre las causas judiciales contra su familia: «Hay jueces haciendo política y políticos haciendo justicia»
El presidente del Gobierno descarta adelantar las elecciones aunque no logre aprobar los Presupuestos
«La parálisis sería meter a España en un proceso electoral ahora». Bajo esta máxima y afirmando que los Presupuestos son «un instrumento y no ... un fin», Pedro Sánchez está dispuesto a intentar agotar la legislatura aunque no logre el apoyo de sus socios para sacar adelante las Cuentas Públicas para el año que viene, una posibilidad cada vez más cercana ante la disparidad de exigencias de sus aliados. «Vamos a pelear», insistió este lunes el presidente, quien recalcó en que, a pesar de las dudas generadas, el Gobierno presentará en breve su proyecto en el Congreso, pero que si una mayoría «los tumba», en la práctica, no pasará nada.
Las declaraciones de Sánchez, en una entrevista concedida a TelevisiónEspañola –la primera a un medio de comunicación en un año– llegan en el arranque de un curso político marcado por las incertidumbres que rodean al Gobierno. Con unos socios que cada vez elevan más la presión con peticiones en muchos casos incompatibles y una sucesión de presuntos casos de corrupción que afectan tanto a su entorno personal –su esposa y su hermano– como a su propia gestión política –la trama Cerdán, Ábalos, Koldo; la imputación del fiscal general del Estado–, el presidente del Gobierno se mueve en el alambre encima de un precipicio.
Porque aunque desde La Moncloa se insiste en que no habrá adelanto –en teoría los comicios tocarían a mediados de 2027– y que su intención es presentar el proyecto de Presupuestos para 2026 en los próximos meses, nadie lo da por seguro. Una sensación de final de mandato que Sánchez intentó combatir este lunes aferrado a su habitual manual de resistencia.
De hecho, el jefe del Ejecutivo se esforzó en rebatir esa hipótesis. Porque, pase lo que pase, no está en su mente convocar a corto plazo elecciones. Sánchez defendió su gestión, recalcó que esta legislatura será «la de la vivienda» y, vino a decir, que lo realmente importante es la continuidad de su proyecto porque el fin es «crecer y crear empleo como lo está haciendo la economía española».
La declaración de Sánchez llegaba, además, a menos de 24 horas de que Salvador Illa se reúna con Carles Puigdemont en Bruselas. La aprobación de la ley de amnistía ha sido una de las jugadas más arriesgadas y que más desgaste ha supuesto a los socialistas. Pero, aun así, eso sigue sin garantizar el apoyo de los neoconvergentes. La visita de Illa se entiende como un claro gesto político para convencer a Puigdemont.
«Mirar hacia adelante»
Porque para el líder del PSOE, que el presidente de la Generalitat se desplace a Bélgica para entrevistarse con su antecesor en el cargo –huido de la Justicia– supone una «decisión coherente desde el punto de vista de la normalidad». Algo «acertado» desde el «punto de vista político», recalcó Sánchez, porque de lo que se trata es de «mirar hacia adelante, no hacia detrás».
Y si la ausencia de Presupuestos no le obliga a plantearse una hipotética salida de La Moncloa, tampoco lo hacen los casos de presunta corrupción que rodean a su esposa, a su hermano o a exdirigentes del PSOE. «Esto proviene de denuncias falsas, recortes de prensa, organizaciones ultraderechistas... Defiendo su honestidad y su inocencia, lo voy a defender siempre», afirmó Sánchez, quien reconoció que hubo un momento en el que se planteó dimitir pero que, por responsabilidad, no podía «abandonar el barco».
Fue, incluso, mucho más allá, y puso en duda la labor de algunos magistrados porque «hay jueces haciendo política y políticos haciendo Justicia. «Aun pensando que la inmensa mayoría de jueces hacen bien su trabajo y cumplen con la ley, hay jueces que no. Hay un problema de desempeño, de instrucción, de pena del telediario, que al final están pagando dos personas por ser familiares míos», zanjó Sánchez, quien volvió a negar la existencia de corrupción sistémica en el PSOE.
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