El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, en una de las reuniones que han mantenido en La Moncloa. efe

Sánchez choca con la reticencia de los partidos y halla algo de oxígeno en los agentes sociales

Casado vuelva a mostrar su desconfianza mientras la patronal no rechaza ir a la cita si la convoca el Gobierno y los sindicatos piden una mejora de la protección social

Martes, 14 de abril 2020, 01:12

Esta será la semana en la que Pedro Sánchez retome su propuesta de acuerdo y contacte con los partidos y los agentes sociales para intentar reeditar una suerte de Pactos de La Moncloa con los que paliar los efectos de la epidemia. No parece, sin embargo, que el clima, de acusada tensión política, sea el más propicio para el consenso ni que el terreno esté abonado para aproximar posturas. Aún resonaban ayer los ecos del pleno áspero del jueves en el Congreso y, aunque el presidente del PP, Pablo Casado, confirmó que atenderá al menos la llamada del jefe del Ejecutivo, también dejó constancia de sus recelos.

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Todo fueron prevenciones. Casado ni intuye «sinceridad» en la petición de Sánchez de «desescalar» el cruce de reproches ni considera que este sea el momento para explorar un acuerdo de «reconstrucción» social y económica cuando, tal y como lo ve, el país está «en el campo de batalla». Abogó por hablar de «mascarillas y test» y de cómo «evitar el paro», y se inclinó por aplazar otras aspiraciones de pacto. Aun así, y sin anticipar el resultado de los contactos de esta semana, la cuerda no terminó de romperse.

Aunque en las filas del PP anida la desconfianza, se mantiene la máxima de que si el jefe del Ejecutivo llama, aunque más tarde se vea el recorrido de esa conversación, se coge el teléfono. Por un respeto institucional mínimo, pero también porque, así como el Gobierno difícilmente puede construir un gran acuerdo sin la principal fuerza de la oposición, tampoco los populares pueden desmarcarse sin más de la búsqueda del pacto.

En la formación conservadora, sin embargo, temen que tras la iniciativa de La Moncloa haya un intento de diluir a la oposición o de socializar la gestión de la crisis tras el malestar de muchos sectores por la falta de coordinación previa a la hora de tomar decisiones. «Le apoyaremos para salvar vidas, pero no para intentar repartir responsabilidades en plena batalla», se parapetó Casado, que para restar crédito a los planes del Gobierno recordó, además, el tono de la vicesecretaria del PSOE, Adriana Lastra, en la sesión parlamentaria del jueves. Pese a todo, el Ejecutivo se quedó con la confirmación de que Casado atenderá «como siempre» la llamada de Sánchez e interpretó que el líder del PP accederá a explorar un eventual pacto.

Las reticencias del PP no son, en todo caso, las únicas con las que tendrá que lidiar Sánchez. Vox, que no le cogió el teléfono para abordar la segunda prórroga del estado de alarma, condicionó ayer cualquier conversación sobre pactos a que se excluya al vicepresidente Pablo Iglesias y a los independentistas. Y desde la Generalitat se aplazó la decisión sobre su participación hasta conocer la propuesta. Esquerra trasladó la semana pasada sus reservas y el PNV es muy reticente.

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El presidente del Gobierno iniciará esta semana los contactos con las fuerzas políticas para un acuerdo de «reconstrucción»

Experiencia inédita

Puede que sea porque la cultura de la negociación está más enraizada en los agentes sociales, pero son ahora mismo los que se muestran más proclives a negociar este gran pacto. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, advierte de que habrá que «hacer un gran esfuerzo» y que seguramente la mejor manera sea a través de un acuerdo político, económico y social. Una experiencia inédita en España, «porque los Pactos de La Moncloa sólo fueron un acuerdo político».

A ese carácter político se refiere CEOE para puntualizar que quienes lo tienen que promover son los partidos, a los que insta a «unir fuerzas» y llegar a acuerdos porque eso daría «estabilidad institucional». Las mismas fuentes de la patronal señalan que, no obstante, si se la convoca acudirá «con lealtad institucional y sentido de Estado» para abordar las cuestiones económicas y empresariales.

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¿Qué debería incluir ese pacto? En primer lugar, medidas todavía para la fase de contención del virus, que «nutra» de rentas a los que han perdido el trabajo o la actividad, explica el secretario general de CC OO, Unai Sordo. Seguir facilitando crédito y liquidez a las empresas, a modo de 'bypass' financiero, ya que ahora muchas de ellas tienen que pagar gastos fijos sin ingresos. Hay además cerca de un millón de hogares sin ningún ingreso y sin posibilidad de obtenerlo por ahora.

Pero el grueso del acuerdo tendría que ver con la activación de la economía tras el confinamiento. Va a haber sectores que recuperen con cierta velocidad su actividad anterior, pero otros, como el turismo o la hostelería, tardarán muchos meses y necesitan un plan específico.

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