La marcha por sorpresa de Goia abre en el PNV la carrera por el liderazgo en Bilbao y Vitoria
Los jeltzales asumen que las elecciones locales y forales de 2027, vitales de cara a las autonómicas de 2028, serán a «cara de perro» con Bildu
Dos años pueden parecer mucho tiempo, pero en política –sobre todo en la actual política– suponen una meta a corto plazo para los estrategas de ... los partidos. Quedan exactamente 20 meses para la celebración de las próximas elecciones municipales y forales, que en Euskadi tendrán una inusitada relevancia no solo por los resultados en sí, sino por lo que puedan alterar el actual tablero político vasco y sus actuales alianzas. Y desde las 11.00 horas de ayer, se puede afirmar que ya ha comenzado la precampaña de esos comicios.
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Fue el aún alcalde de San Sebastián, con el inesperado anuncio de su renuncia a la Alcaldía a mitad de legislatura, el que dio el pistoletazo de salida a un periodo a buen seguro agitado en el que todas las formaciones deberán recolocar sus piezas en un tablero sobre el que se jugarán varias partidas simultáneas. Porque en esas elecciones estarán en juego mucho más que las makilas de los ayuntamientos y de las diputaciones –de por sí ya políticamente muy trascendentes–. En el horizonte estarán las autonómicas de 2028, que tras lo visto en la convocatoria del pasado año, en las que PNVy EH Bildu empataron a 27 escaños, serán la «gran batalla» electoral en Euskadi, en palabras de un dirigente jeltzale.
De ahí la trascendencia del anuncio de ayer de Goia, cuya marcha tiene muchas más lecturas que la meramente local. En clave interna, puede ser el primero de varios movimientos en los cabeza de cartel del PNV, sobre todo en dos instituciones clave: los ayuntamientos de Vitoria y Bilbao. A día de hoy y por diferentes razones, no se da por segura la continuidad ni de Beatriz Artolazabal ni de Juan Mari Aburto. Y tras las explicaciones de ayer del primer edil de San Sebastián, menos aún. Goia, que llevaba diez años en el cargo, los mismos que Aburto, justificó su marcha en que nunca pensó en eternizarse en el puesto y que «todos los ciclos tienen un principio y un final». «La inercia es peligrosa. Además, hay cantera y hay que apostar por el futuro», afirmó el regidor, comprimiendo en unas pocas frases un relato comprometedor para el futuro de Aburto.
En Bilbao ya hay quinielas desde hace tiempo por motivos puramente biológicos: el alcalde tiene 64 años. Si repitiese como cabeza de lista sería la cuarta vez que lo hiciese y, de ganar, terminaría el próximo mandato con 70 años. Tanto desde el Ayuntamiento de Bilbao como desde el Bizkai buru batzar (BBB) aseguran que el compromiso del alcalde con el partido es «al menos» terminar este mandato. Y de cara al futuro, el proceso oficial para designar candidato se iniciará el próximo año. Como que públicamente no quieren abrir ese melón aún, y será el presidente del BBB, Iñigo Ansola, el que hará los honores cuando toque.
Pensar en el legado
Aburto no quiere entrar en este debate tampoco. Preguntado por su continuidad en una entrevista con este periódico el pasado mes de agosto, despejó el asunto diciendo que «no estoy en esa clave». Y añadió algo que sonó a aviso: «Y espero que mi partido tampoco». En cualquier caso, da la impresión de que el alcalde de Bilbao sí empieza a pensar en términos de legado. En el último debate sobre el pleno de la villa, el mes pasado, tomó como referencia temporal en su análisis no este ejercicio ni este mandato, sino los diez años que lleva al frente de la ciudad.
Tal y como avanzó este periódico el pasado mes de junio, en los corrillos y en las quinielas jeltzales suenan cinco nombres con distinto nivel de intensidad para aspirar a la Alcaldía. Dos de ellos se corresponden con concejales ejercientes, y los otros tres han formado parte del pleno municipal en el pasado. Los primeros son la teniente de alcalde y concejala de Seguridad Ciudadana, Amaia Arregi (1970) y el concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público, Asier Abaunza (1978). Los otros tres, Ibone Bengoetxea (1967), actual vicelehendakari primera; Xabier Ochandiano (1975), viceconsejero de Relaciones Institucionales del Gobierno vasco; y Oihane Agirregoitia (1980), diputada en el Parlamento Europeo.
En el caso de Vitoria, en el seno del PNV se admite que la apuesta por Beatriz Artolazabal se ha quedado muy lejos de las expectativas generadas. En los comicios de hace dos años los jeltzales sufrieron un descalabro al verse relegados al cuarto puesto tras perder más de 6.700 votos y caer cuatro puntos. Las apuestas que se hacen en círculos jeltzales de la ciudad es que el partido podría tratar de apostar por otro perfil de candidato. Aunque nadie se atreve a descartar a Artolazabal de las quinielas para repetir en 2027, que tras arrancar la legislatura con un papel un tanto gris como teniente de alcalde, ahora ha enderazado su imagen con su gestión en áreas complejas como seguridad y espacio publico.
Beatriz Artolazabal, actual teniente de alcalde, quedó cuarta en los comicios de 2023, en los que se dejó 10.000 votos y un edil
Juan Mari Aburto cumplió en junio 10 años en la Alcaldía. En las elecciones de 2023 perdió 17.000 votos y dos concejales
Si finalmente Artolazabal se cayera del cartel, casi todas las miradas están puestas en el actual diputado general de Álava, Ramiro González, que en 2027 finalizará su tercera legislatura en el cargo. Precisamente, ese bagaje al frente de la institución foral sería su principal aval para liderar la plancha municipal en Vitoria. Es una figura respetada y conocida en la ciudad y con peso a nivel interno, que podría pelear por mejorar los resultados y abrir esperanzas de regresar a la Alcaldía tras el mandato de Gorka Urtaran.
González ha evitado hasta ahora posicionarse sobre esta posibilidad. Preguntado por este periódico a finales de agosto, lanzó balones fuera y se limitó a apuntar que «todavía» no estaba «en esa clave». «Ya llegará el momento de hablar del futuro», zanjó. En caso de que mudara de forales a municipales, la cabeza de lista jeltzale para la Diputación podría ser la actual diputada de Desarrollo Económico, Saray Zárate.
Poner en el escaparate
En Sabin Etxea, de momento, aseguran que el movimiento de Goia es algo muy concreto que concierne sólo a San Sebastián y que no tiene por qué implicar un efecto dominó en los otros territorios históricos. Mantienen que los candidatos para las elecciones de dentro de 20 meses se elegirán por los procesos internos estipulados en sus estatutos. «Ahora no está previsto anunciar más relevos», zanjan en el partido.
Pese a que el alcalde de San Sebastián aseguró ayer que su renuncia es una decisión personal, a nadie se le escapa que los malos resultados que obtuvo en las últimas municipales –se dejó 10.000 votos, ocho puntos porcentuales y un concejal– habían complicado mucho su futuro. El PNV buscaba un cambio y en esa estrategia era necesario tiempo para poner en el escaparate a su sucesor, que gracias a este relevo a mitad de legislatura, podrá desde la Alcaldía forjar un nuevo relato como candidato. Una operación que, en el caso de Vitoria, no sería del todo necesaria si se apuesta por González.
Porque detrás del anuncio de ayer y de todos los movimientos que pueda realizar el PNV está el gran 'elefante de la habitación': el ascenso de EH Bildu en todas las encuestas. Si ya en los anteriores comicios, la coalición logró ser el partido con más alcaldías, ahora el temor en Sabin Etxea es que pueda lograr hacerse con alguna gran institución –ayuntamiento de capitales y diputaciones–. De ahí que un alto cargo jeltzale augure unas «elecciones a cara de perro», sobre todo porque si Bildu sale reforzado de mayo de 2027, tomará impulsó de cara a las autonómicas de 2028 y lograr su verdadero objetivo: Ajuria Enea.
Para ello necesitará buenos resultados, tal vez un cambio de alianzas del PSE y unos malos resultados del PNV. Es en este último punto en el que se enmarca la marcha de Goia y los posibles relevos en Bilbao y Vitoria. En el caso de la capital vizcaína, no tanto para evitar la pérdida de la Alcaldía –una hipótesis quimérica que supondría una hecatombe para Sabin Etxea–, sino para contener el auge de EH Bildu. Es cierto que los soberanistas están muy lejos aún de competir con los jeltzales en Bilbao, pero necesitan contar con un candidato, sea quien sea, no solo con capacidad de gestión, sino también conocido en la calle. Que sea capaz no solo de retener apoyos, sino de recuperar los votos perdidos en las últimas elecciones.
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