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M. balín / a. lorente
Jueves, 28 de febrero 2019, 00:15
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Fue la declaración 'estrella' del juicio al 'procés' por la enorme relevancia política del testigo. Mariano Rajoy entró en escena a las cuatro de la tarde y después de contestar a las preguntas de los abogados de Vox (mucho más dóciles de lo barruntado) y de la Fiscalía, llegó el turno de Jordi Pina, letrado de Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull. Un nombre centró su interrogatorio: Iñigo Urkullu. Si fue el gran mediador en la sombra, si se reunió con él personalmente, si contactaron por 'whatsapp', mensajes de texto, llamadas telefónicas...
Todo giró en torno al rol que desempeñó el lehendakari aquellos días de octubre de 2017. Si quería respuestas, Pina conoció de primera mano en qué consiste el 'galleguismo' de Rajoy. Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Reconoció a su manera que sí habló con el presidente vasco y confesó, además, que también lo hizo con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. «Hablé con muchas gente durante aquellos días. No recuerdo con cuántos ni el cómo. Pero ahí no hubo mediadores de nada», zanjó el expresidente del PP. «Bueno, mañana (por hoy) nos lo contará Urkullu», confesó el abogado de Sànchez, Rull y Turull.
Así será. Hoy, a las diez de la mañana, comenzará el interrogatorio del lehendakari, la persona encargada de tener puentes imposibles a petición del entonces president catalán, Carles Puigdemont. Así lo han confesado todos los agentes implicados y así se filtró aquella mañana del 26 de octubre de 2017 en la que Puigdemont estuvo a punto de ceder y convocar elecciones. Sin embargo, presionado por las redes sociales y el fuego amigo de ERC, se echó para atrás, declaró un día después la pseudorrepública catalana y se fugó a Bélgica el 30 de octubre.
Más allá del rol de Urkullu, la declaración de Rajoy se centró en explicar el devenir de los acontecimientos políticos durante el 'procés'. Desde su atalaya del Palacio de la Moncloa, destacó sobre todo la paciencia que tuvo su Ejecutivo para hacer entrar en razón al Govern de Carles Puigdemont y su deriva ilegal. «Fuimos muy prudentes. Avisamos hasta la saciedad (al Govern) de que por ese camino no íbamos a ninguna parte. Y lo peor de este asunto es que ellos sabían las consecuencias (políticas y judiciales) que tendrían actuar de esta manera», aseguró.
El expresidente del PP incidió en la «paciencia» que tuvo hasta la intervención de Cataluña con el artículo 155. Explicó que «ocurrieron muchas cosas» en poco tiempo y que intentó «dar la posibilidad de rectificar». Sin embargo, añadió, «era evidente que cuando se produce la declaración unilateral de independencia (DUI), el 27 de octubre de 2017, y el presidente (Carles Puigdemont)se niega a rectificar, no cabía otra que aplicar el 155», zanjó.
Antes del episodio de la declaración secesionista en el Parlament, Rajoy recordó al tribunal que ya le dejó claro a Puigdemont que «no se iba a saltar la Constitución». «Si quiere un referéndum vayan al Parlamento y propongan la reforma de la Constitución para que la consulta tenga un carácter vinculante», le propuso. «El conjunto del pueblo español es el único competente para modificar la soberanía nacional», aseguró que le recordó entonces.
También declaró Rajoy que esto mismo se lo advirtió a Artur Mas. «En la Generalitat eran plenamente conscientes de que mientras yo fuera presidente no iba a haber referéndum. En cualquier caso, la consulta del 9 de noviembre de 2014 (acabó con la inhabilitación de Mas) no tiene nada que ver con el 1 de octubre», matizó.
Coincidió éste con Soraya Sáenz de Santamaría en dos aspectos. Por un lado que desconocía las interioridades del dispositivo policial puesta en marcha en el referéndum, dado que las fuerzas de seguridad son «autónomas» para organizar sus planes de actuación. Por otro, que pese a la «excepcionalidad» del 'procés', no aplicaron los estados de excepción o sitio porque afectaba a derechos individuales de las personas: «Preferimos respetar los derechos individuales a cambiar un gobierno», justificó.
Fue una manera, además, de distanciarse de aquellas voces de dentro y fuera de su partido que ahora le critican que no se aplicara antes el 155 o de aquellos, en el caso de su sucesor Pablo Casado. Otro de los puntos fuertes de la declaración de Rajoy fue su reconocimiento, por vez primera en público, de que lamentaba las imágenes de las cargas policiales que tuvieron lugar el 1-O.
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