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La política vasca comienza a tomar cierta velocidad a la hora de abordar la reforma del autogobierno. Tras los comicios del pasado mes de abril ... y la formación del Gobierno de Imanol Pradales, llegaron unos meses en los que las diferentes formaciones se dedicaron a ordenar sus respectivas casas. Ha sido un periodo de congresos y asambleas -salvo en el PP y Vox- que ha servido para poner al día idearios y, en la mayoría de casos, afianzar los liderazgos ya asentados. Sólo el PNV ha vivido un proceso un tanto convulso que ha desembocado en la marcha de Andoni Ortuzar y el regreso a Euskadi de Aitor Esteban como presidente del EBB.
Pasado ya ese periodo comienza a clarificarse por qué derroteros se conducirá la actual legislatura. Y ahí aparece sobre la mesa la reforma del Estatuto de Gernika, en vigor desde 1979 y que, según todos los partidos, es necesario actualizar. Hasta dónde y en qué sentido son las cuestiones nucleares que separan a los grupos. Un debate que, según parece, va a protagonizar parte de la actualidad política los meses venideros.
El próximo hito de este incipiente -aunque en absoluto nuevo- debate será la reunión que este próximo miércoles tendrán las direcciones de PSE y EH Bildu dentro de la ronda de contactos que los socialistas vascos han puesto en marcha tras la reelección de Eneko Andueza como secretario general. El líder socialista actuará de anfitrión y se da por hecho que Arnaldo Otegi encabezará la delegación de la coalición independentista.
En principio podría interpretarse como un mero encuentro 'protocolario', pero inevitablemente los asistentes abordarán el tema del autogobierno y evidenciarán hasta qué punto llega la sintonía y comienzan las desavenencias. Y en cómo evolucione esa relación entre socialistas e independentistas residirán gran parte de las opciones de que el nuevo estatus pueda ver la luz esta legislatura o, como ya ocurriera hace 5 años, se quede guardado en el cajón.
Porque se da por hecho que el PNV podrá alcanzar puntos de acuerdo tanto con los socialistas, sobre todo en la cuestión del reconocimiento de Euskadi como una nación, como con EH Bildu en los planteamientos -con muchos matices- más soberanistas sobre el derecho a decidir. Pero la clave para que desde el Parlamento vasco salga un texto con la suficiente legitimidad política y social es que estas tres formaciones consigan un pacto de mínimos que llegue a las Cortes Generales con opciones de contar con el apoyo del PSOE de Pedro Sánchez.
De ahí que la reunión del miércoles haya adquirido especial interés. Si el resumen que los partidos hagan de ese encuentro se centra en los aspectos en los que ambos están de acuerdo, se podrá colegir que el debate del nuevo estatus tiene cierto recorrido en el Legislativo autonómico. En cambio, si las conclusiones evidencian sus diferencias, la reforma del Estatuto podría estar condenada a encallar una vez más.
A grandes rasgos, el PSE podría acercarse a EH Bildu y PNV en el reconocimiento de Euskadi como nación. El secretario general de la formación, Eneko Andueza, ya ha deslizado que con cierta 'cocina' podría aceptar esa premisa, bien recurriendo a la definición en términos culturales, históricos y lingüísticos, o incluso sin tantos matices. Pero nunca como sujeto político con derecho a decidir que pueda emprender aventuras soberanistas que busquen la independencia.
Los socialistas plantean que la reactivación del debate sobre el nuevo Estatuto debería apoyarse en las conclusiones de la ponencia de autogobierno que se desarrolló en el Parlamento vasco hace dos legislaturas. Y de ahí encauzar los trabajos hacia una actualización del articulado para incluir, por ejemplo, los derechos sociales alcanzados en estas cuatro décadas de vigencia del Estatuto de Gernika.
El encuentro del miércoles llega, además, tras el primer rifirrafe entre el nuevo líder del PNV, Aitor Esteban, y Arnaldo Otegi, precisamente por la negociación del nuevo estatus y la necesidad de que el jeltzale muestre «ambición nacional». Esteban subrayó que no quiere que nadie le marque el ritmo en esta cuestión y exigió «tranquilidad y confidencialidad» al secretario general de EH Bildu.
Por eso el encuentro Andueza-Otegi puede dar cierto aire a Esteban, puesto que si el socialista enfría cualquier opción de avance, el jeltzale se quitará de encima presión por el flanco soberanista. Así ganará un valioso margen de tiempo para asentar su liderazgo y comenzar a plantear su hoja de ruta política.
EH Bildu ha registrado en el Parlamento vasco una solicitud para la celebración antes del verano de un pleno monográfico con el objetivo de abrir un «debate de país» sobre el modelo social y económico. La iniciativa busca analizar la dirección de la «política económica e industrial, establecer prioridades y debatir sobre las iniciativas «más relevantes en el nuevo escenario económico». La formación soberanista considera que «nos encontramos en un momento de cambios globales de gran magnitud, con consecuencias directas en la economía vasca». Así, señaló que la llegada del segundo mandato de Donald Trump ha supuesto «la configuración de un nuevo orden internacional, caracterizado por un mundo multipolar en el que las instituciones globales creadas tras la Segunda Guerra Mundial han perdido influencia». «En Euskal Herria la incertidumbre económica es palpable en la sociedad y en la agenda política», analizó su portavoz parlamentario, Pello Otxandiano, tras un encuentro con los dirigentes de LAB. «Los casos como Guardian, Talgo, Balenciaga y Bridgestone evidencian la necesidad de una estrategia industrial sólida», añadió.
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