Sánchez dispara el gasto social en plena crisis para afrontar la carrera electoral de 2023
Sube las pensiones un 8,5% y buscará ahora el apoyo de los nacionalistas para aprobar su último Presupuesto
El tira y afloja se mantuvo casi hasta el último minuto, como es ya liturgia en el Gobierno de coalición que conforman PSOE y Unidas Podemos. Pero tal y como estaba previsto, el acuerdo para los Presupuestos de 2023 llegó de madrugada, a tiempo para el Consejo de Ministros de ayer, y se oficializó con la foto previa de rigor entre Pedro Sánchez y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en el Palacio de la Moncloa. Ambos con aire satisfecho. En sus manos tienen ya el instrumento con el que intentarán navegar no solo económica, sino también políticamente, la crisis inflacionista que sacude el país y que reducirá a la mitad el crecimiento del país (hasta el 2,1% del PIB).
Un manguerazo de gasto social de 266.189 millones -seis de cada diez euros del Presupuesto-, sin contar los fondos europeos. «La mayor cifra -defendió ayer la ministra de Hacienda, María Jesús Montero- nunca registrada para esta partida». Sánchez ha decidido disparar el gasto para afrontar la carrera electoral de 2023 con medidas estrella como la subida de las pensiones en un 8,5%, lo que hará que el gasto para cubrir esta partida ya suponga un histórico 42% de las Cuentas.
Al proyecto le queda aún una tramitación parlamentaria de tres meses, pero pese a las previsibles tensiones en torno a asuntos pendientes como la ley de vivienda, en este momento nadie contempla la posibilidad de que no sea apoyado por los aliados habituales de Sánchez, léase ERC, Bildu o el PNV, que ya respaldaron las Cuentas de 2021 y 2022. El acuerdo con Unidas Podemos abre un escenario de estabilidad que apuntala la intención de Sánchez de agotar el mandato y no celebrar elecciones generales hasta diciembre del año próximo, casi siete meses después de las autonómicas y municipales de mayo.
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«Son los terceros Presupuestos de este Gobierno y quiero subrayarlo, porque frente a los agoreros, frente a los de cuanto peor mejor, que decían que no seríamos capaces de aprobar ni unas solas cuentas y que desean sembrar el miedo y la intranquilidad, estos son unos Presupuestos que dan tranquilidad a España», se felicitó con crítica implícita al PP la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros junto a Montero y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
Sánchez se dispone ahora a aprovechar el impulso que pueda proporcionarle este logro en su confrontación con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. De hecho, ya ha solicitado su comparecencia tanto en el Congreso como en el Senado, donde tiene escaño el líder de la oposición, para informar sobre el contenido del Consejo Europeo que tendrá lugar este viernes, 7 de octubre, y para defender las medidas acordadas por el Ejecutivo para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania. Previsiblemente, los debates se celebrarán los días 13 y 18 de este mes.
El relato de Podemos
El propósito del presidente es claro: confrontar con los populares como ya hizo ayer mismo Montero y como vienen haciendo ambos en las últimas semanas a raíz de la política fiscal ya contemplada en las próximas Cuentas; impuesto a las grandes fortunas incluido. La ministra de Hacienda alegó que sus Presupuestos son la prueba de que la «justicia social» que propugna el Ejecutivo es, además, la mejor manera de garantizar la «eficiencia económica».
El socio minoritario de la coalición también ha logrado colgarse medallas que considera importantes, entre las que luce el impuesto a los ricos que el PSOE rechazaba hace tan solo cuatro meses. La vicepresidenta Díaz se felicitó de haber recuperado el 60% de la base reguladora a partir del séptimo mes en la prestación en materia de desempleo o el aumento en un 15% del IPREM (indicador público de renta para conceder una serie de ayudas).
El presidente no tiene, en todo caso, garantía alguna de que el ruido interno, que tanto desgasta la acción del Gobierno y que tantas veces ha pedido amortiguar, vaya a disminuir. Los morados se han resignado a dejar fuera de la negociación la 'ley mordaza' y la ley de vivienda, que permanecen atascadas desde hace meses en el Congreso. También han acabado claudicando con un gasto en Defensa que asciende hasta un 25,8% si se contemplan las partidas del plan de modernización (contratos con compañías como Navantia, Indra o Airbus de carácter plurianual).