Las instituciones admiten el daño a la imagen de Bilbao y Bizkaia para atraer grandes eventos
Arremeten contra quienes provocaron la cancelación de la Vuelta en la ciudad y ponen el foco sobre EH Bildu por «jalear» los incidentes
Jueves, 4 de septiembre 2025
El lehendakari, la diputada general de Bizkaia y el alcalde de Bilbao esperaron hasta ayer por la mañana para pronunciarse sobre lo que ocurrió el ... miércoles: la protesta de un nutrido grupo de manifestantes propalestinos impidió culminar la etapa de la Vuelta en la Gran Vía y terminó con tres detenidos -ya han sido puestos en libertad-, cinco identificados y cuatro ertzainas heridos. Imanol Pradales, Elixabete Etxanobe y Juan Mari Aburto salieron cada uno por su lado pero con mensajes muy medidos. Primero, todos proclamaron su rechazo a las matanzas perpetradas por Israel en Gaza y entendieron las protestas contra el «genocidio»; segundo, criticaron que esas protestas legítimas derivasen en los actos «violentos» que terminaron reventando el evento en la capital y que dejaron una «mala imagen» de la ciudad; y, tercero, endosaron a EH Bildu parte de la responsabilidad de esta situación, siendo este el último capítulo de esa pugna que tienen jeltzales y soberanistas por el cuerpo electoral y que encuentra terreno abonado en el campo de la seguridad y los asuntos policiales.
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Por orden de contundencia, de menor a mayor. Pradales, en una entrevista en RNE, calificó como «nada edificante» e «incívico» lo ocurrido. El jefe del Ejecutivo vasco reconoció que «hay derecho a la protesta, pero no a poner en riesgo al público y a los ciclistas». «El espectáculo no fue edificante», añadió, y «la imagen que se trasladó no fue la mejor». Pero, sobre todo, el lehendakari puso el foco en la actitud de EH Bildu, que en su opinión se dedicó a «jalear» los incidentes que terminaron por suspender la Vuelta. Tras manifestar su condena por la «barbarie» que se está cometiendo en Gaza insistió en que las protestas deberían haberse mantenido en modo pacífico y sin caer en actuaciones «incívicas».
Luego habló la diputada general de Bizkaia, y lo hizo en tono más tajante: «Es un hecho lamentable que la etapa de la Vuelta de ayer tuviera que terminarse como lo hizo. Daña la imagen del territorio y de Euskadi». Etxanobe sí respaldó la reivindicaciones contra la agresión israelí, pero «no deben perjudicar» al desarrollo de eventos como el paso de la Vuelta por Bilbao. Eventos que «posicionan» a Bizkaia y Euskadi en el marco internacional. Reventarlos «daña la imagen del territorio y echa tierra al trabajo que desde la Diputación llevamos años realizando en una estrategia muy trabajada con el objetivo de posicionarnos internacionalmente y atraer eventos culturales y deportivos de primer nivel».
Pero el más duro fue el alcalde de Bilbao, que elevó varios grados la temperatura en una intervención muy meditada que leyó en el Salón Árabe del Ayuntamiento. Acusó a los manifestantes propalestinos de «usar la violencia poniendo en riesgo la seguridad, la salud y hasta la propia vida de los ciclistas». Les tildó de «incívicos e intolerantes» que «serán recordados como los grandes héroes de cargarse la buena imagen de Bilbao y de Euskadi». E incluso cuestionó sus motivaciones: «¿De verdad el objetivo era solidarizarse con Palestina y denunciar la participación del equipo que lleva el nombre de Israel? No lo creo».
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Fue duro el alcalde. Pero antes de mostrar con tanta crudeza su rechazo a los incidentes del miércoles él también quiso dejar clara su postura con respecto a las masacres que está perpetrando Israel: «Estamos contra el genocidio que está sufriendo le pueblo de Gaza, nos solidarizamos con Palestina, criticamos la violencia por parte de Israel y condenamos también los asesinatos de Hamás contra el pueblo israelí».
A partir de aquí, no dejó duda de su rechazo a los altercados de «un grupito que no nos representa en ningún sentido» y que «usa la violencia poniendo en riesgo la seguridad y la vida de los ciclistas». Como derivada, también aprovechó el alcalde para arremeter contra la actitud que ha mostrado EH Bildu en un análisis que el PNV está esgrimiendo de un tiempo a esta parte frente a una fuerza política que le pisa lo talones en términos electorales pero que aún tiene ciertas dificultades para gestionar su pasado y su relación con la violencia y con los cuerpos policiales.
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Aburto pidió a los partidos de la oposición, en clara referencia a la coalición abertzale, que «salgan a condenar y reprobar la actitud incívica e irresponsable de las personas que rompieron vallas y pusieron en riesgo la seguridad». Que «señalen a quienes perjudicaron la imagen de esta Villa y llevaron su protesta lícita a comportamientos reprobables». Por si no quedaban claros los destinatarios de esas palabras, se refirió a «quienes siempre callan en estas situaciones, culpan a las policías o a este gobierno municipal, los que nos han acostumbrado a ver cómo tiran la piedra y esconden la mano y encima se felicitan por lo ocurrido».
Polos opuestos
Con esto último se refería a Arnaldo Otegi, que sacó pecho por lo ocurrido situando a Euskadi como defensora de las causas justas. «Se mofan de nosotros diciendo que lo de ayer (por el miércoles) demuestra en el mundo que somos un referente... ¿referente de qué?», se preguntó Aburto. «Vergüenza ajena dan esas palabras y esas exaltaciones en redes sociales por lo conseguido». Y remachó que tales actitudes «recuerdan a otros tiempos no tan lejanos».
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Sin embargo, EH Bildu no recogió el guante y el grupo municipal rechazó ayer hacer declaraciones, ni siquiera para respaldar lo dicho por su secretario general el día anterior. Quienes sí hablaron fueron los otros dos partidos de la oposición. La portavoz del PP, Esther Martínez, fue muy categórica al calificar a los manifestantes que provocaron los altercados de «gentuza» y «mamarrachos» que iban «dirigidos por Otegi»; también tuvo críticas para el PNV, que «les deja hacer» porque «les viene bien» que estas cosas ocurran, y consideró que el operativo policial fue altamente ineficaz. En el otro extremo, Ana Viñals, de Elkarrekin, valoró «la actitud de la ciudadanía, que se echó a la calle para protestar mayoritariamente de forma pacífica y respetuosa por el blanqueamiento al estado terrorista de Israel» por lo que a su juicio, la etapa de la Vuelta «la ganó Palestina».
Por otro lado, Aburto volvió a mostrar su respaldo a la Ertzaintza y la Policía Municipal por «evitar males mayores y por entender bien cuál es su función y autoridad en este país. Gracias por tratar bien a quien se comporta bien, y por cuidarnos al resto de quienes se comportan mal». También aquí había mensaje para los soberanistas, muy críticos con las fuerzas policiales tras un verano en el que se produjeron varias agresiones contra uniformados y una Aste Nagusia en la que, como cada año, los operativos policiales fueron un punto de fricción entre Ayuntamiento y comparsas.
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Por último, incidir en el impacto que todo esto tiene en la estrategia de Bilbao y Bizkaia de atraer grandes eventos para ganar presencia en el mundo. ¿Será para tanto el impacto de este suceso? Lucía Saez, doctora de la Facultad de Economía y Empresa de la UPV/EHU y experta en competitividad urbana asume que habrá un «efecto reputacional negativo». Que eso es inevitable. Pero lo relativiza y considera que «en el largo plazo» se irá diluyendo.
De fondo, una parte de la sociedad sigue entendiendo que cualquier protesta es poca para condenar las decenas de miles de muertes que está padeciendo el pueblo palestino y que, ante semejante enormidad, sobran los cálculos sobre estrategia de ciudad. Aunque otra parte aprecie que poco favor se hace a la causa identificándola con altercados violentos en eventos deportivos.
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