Pradales y Rueda sellan su alianza para que el Eje Atlántico logre una «posición de fuerza»
El lehendakari y el presidente de Galicia alertan de la «pérdida de competitividad» debido a la falta de conexiones eléctricas y ferroviarias
Hace dos años, el entonces lehendakari, Iñigo Urkullu, reunió en Vitoria a los presidentes de Galicia, Asturias y Cantabria para escenificar que el Eje Atlántico ... va a dar la batalla para no quedar relegado en un escenario cada vez más competitivo tanto en España como en Europa. Fue el lanzamiento del bautizado como 'lobby del Norte', un inédito frente común en defensa de los intereses de las comunidades de la cornisa cantábrica que, tras el cambio de inquilino en Ajuria Enea, sigue en plena vigencia. Los retrasos en el desarrollo ferroviario y la falta de interconexiones eléctricas, entre otros déficits, explican la necesidad de mantener una alianza estratégica más allá de los colores políticos.
Las dos comunidades situadas a cada extremo, Euskadi y Galicia, han revalidado este jueves su unión en Bilbao en el marco del Foro Agenda Atlántica, organizado por EL CORREO y 'La Voz de Galicia' con el patrocinio de Bankoa-Abanca. En un coloquio moderado por los directores de ambos periódicos, Oscar Villasante y Xosé Luís Vilela, respectivamente, y ante cerca de 300 personas reunidas en el auditorio del Guggenheim, Imanol Pradales y Alfonso Rueda han coincidido tanto en el diagnóstico de la situación como en los pasos a dar. «Pretendemos que el Eje Atlántico tenga una posición de fuerza en el conjunto del Estado y ser aliados en proyectos para dar un paso adelante», ha sintetizado el lehendakari.
Los mandatarios vasco y gallego basan sus llamamientos mutuos a la colaboración en la premisa de que, a nivel europeo, se está produciendo «un desplazamiento hacia el Este» y, a nivel nacional, el Corredor Mediterráneo está adquiriendo cada vez mayor «potencia». Un cambio de coordenadas en el que la fachada atlántica –un conglomerado de territorios de España, Portugal, Francia, Irlanda e incluso Reino Unido (fuera de la UE)– corre el riesgo de «quedar desplazada en la periferia». «Aliarnos es una cuestión de sentido común porque la masa crítica, el tamaño y la conjunción de intereses siempre ayudan», ha justificado el presidente de la Xunta.
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Y es que, pese a la distancia que separa a ambas comunidades, los riesgos y desafíos son comunes. «Nuestra conexión con Europa pasa por que Euskadi tenga una buena conexión con el resto del continente», ha ejemplificado Rueda en referencia a la unión de los sistemas de alta velocidad de España y Francia. Ahí el País Vasco ocupa evidentemente un lugar estratégico, pero los sucesivos retrasos a ambos lados de la frontera están provocando una «pérdida de competitividad». «Me alegro de que el tren llegue a Ourense, pero manda carallo –ha bromeado Pradales en gallego– que Irún sea el último lugar del Estado al que llegue la alta velocidad».
El apagón como ejemplo
El lehendakari aboga por intensificar la «presión política a todos los niveles» para acelerar el despliegue de las infraestructuras. Pero no ya sólo en el ámbito ferroviario, que lleva décadas siendo motivo de fricción política, sino también en el energético, en el que el Eje Atlántico puede tener un papel clave para las interconexiones eléctricas con el resto de Europa. «La importancia de esto se vio el día del apagón», ha afirmado primero Rueda y luego Pradales, quien también ha aludido a iniciativas como el cable submarino entre Gatika y Cubnezais (Francia) y el Corredor del Hidrógeno.
Son demandas que, han subrayado ambos mandatarios, no tienen por qué ir en contra de ningún otro territorio. «En la zona del Mediterráneo hace tiempo que vienen trabajando y presionando. Lo que tenemos que hacer nosotros es recuperar el tiempo perdido porque para ganar no puedes pretender que otros dejen de competir», ha explicado Rueda, contrario en todo caso a una España «a dos velocidades». Pradales, por su parte, quiso situar el foco en cómo la capitalidad de Madrid «drena elementos de la periferia» y llamó a una «respuesta de quienes compartimos valores, proyectos, necesidades y retos».
En definitiva, reivindicaciones comunes que, como se ha visto, superan las diferencias ideológicas entre un presidente autonómico del PNV y otro del PP. «Todos compartimos necesidades independientemente de los colores políticos», ha antepuesto el lehendakari. «¿Colaborar entre diferentes? No es que se pueda, es que se debe», ha rematado el presidente de la Xunta.
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