Pradales celebra que Euskadi «avanza» pero admite no haber «acertado en todo»
Hace balance al cumplirse un año de su investidura, alaba la labor de la oposición porque «nos ayuda a mejorar» y pide no contagiarse de «tics populistas»
A punto de cumplirse un año de la investidura de Imanol Pradales, el próximo día 20, y mientras la política española temblaba tras la dimisión de Santos Cerdán por las revelaciones de la UCOsobre una presunta trama criminal de cobro de mordidas en el PSOE, el lehendakari comparecía ayer, prácticamente a la vez que Pedro Sánchez pedía perdón en Ferraz, para hacer balance de estos primeros doce meses de mandato con un acto con clara vocación de erigirse en reverso del «bochornoso ambiente político madrileño». El jefe del Ejecutivo vasco, arropado por todos sus consejeros y frente a 120 invitados de todos los ámbitos sociales elegidos entre aquellos con los que el Gobierno vasco ha interactuado este año en visitas o reuniones, habló de «autocrítica», de «autoexigencia» permanente, de seguir mejorando porque «no hemos hecho todo bien» ni «hemos acertado en todo». En un gesto de lo más inusual, incluso se detuvo a valorar las aportaciones concretas de cada grupo de la oposición y alabó su trabajo porque «nos ayuda a mejorar».
El objetivo era evidente, poner en valor la labor de un Gobierno que hace de «la disposición al diálogo y al acuerdo» su «seña de identidad» y conjurarse para mantener a Euskadi alejada del «insulto, la descalificación personal, el mal tono o la polarización». «En ocasiones, también vemos aquí ligeros tics populistas o demagógicos.Debemos evitarlos a toda costa», arengó Pradales, que agradeció que en el debate público vasco se estén manteniendo «las formas y el respeto». «Esta idea es importante porque no todo vale en política», subrayó el lehendakari, que citó, uno por uno, a todos los grupos de la oposición.
Al primero, al PP, por su «preocupación por la situación de la industria vasca», que, según dijo, ha contribuido a impulsar el debate sobre el tejido productivo. A Bildu, por su interés en «confrontar modelos» –una manera de decir que el suyo y el de la coalición soberanista sonantagónicos– e incidir en el «control público» de la educación, la sanidad o las renovables; a Sumar y a Vox, integrantes del Grupo Mixto, por interpelarle acerca del derecho a decidir –no hubo ni una sola mención más a ello, y silencio absoluto sobre el nuevo estatus–, la situación de la vivienda, la Ertzaintza o el sistema educativo. «Hemos mantenido un debate constructivo, nuestra obligación es escuchar a quien opina diferente y además nos ayuda a mejorar», resumió.
Sin corbata y sin atril, en un acto en Lehendakaritza con formato desenfadado y sin posibilidad de preguntas y aplaudiendo a sus consejeros desde fuera de la foto de familia, Pradales concluyó que empiezan a verse los «resultados» que les exigió al tomar posesión. Eso sí, subrayando que suGobierno, lejos de discursos adanistas, «construye sobre lo construido» porque en Euskadi «no empezamos de cero, se ha hecho mucho y se ha hecho bien».
«Estamos avanzando, pero no es suficiente. Debemos seguir mejorando cada día», enfatizó el lehendakari, que citó como logros, entre otros, la reducción de las listas de espera en Osakidetza, el recién presentado plan industrial, la gratuidad del transporte público para menores de 12 años, los planes de ayudas para la emancipación juvenil, la firma de los nuevos convenios de la Ertzaintza o la educación pública. Aludió también a la nueva ley de medidas urgentes pactada entre PNV y PSEpara liberar suelo para nueva vivienda, o el gran foro previsto en dos años para la revitalización del euskera.
«Arriesgar con valentía»
A su juicio, una de las características centrales de su Gobierno, y una de las exigencias que sigue haciendo a los integrantes de su Gabinete, es la de «arriesgar con valentía» para responder a los «nuevos retos» en un mundo cambiante donde ya no sirven las viejas recetas.«Somos un Gobierno de acción en tiempos de incertidumbre, que mira a los problemas de frente», enfatizó.
Según dijo, son tres los retos a los que su Ejecutivo debe seguir haciendo frente en lo que queda de legislatura. Por un lado, tras los datos que siguen señalando una caída exponencial de la natalidad, el demográfico, con la vista puesta en garantizar la «solidaridad intergeneracional». En segundo lugar, el de la competitividad. Y como tercera meta, la «cohesión social», un epígrafe que Pradales aprovechó para insistir en garantizar una migración «ordenada, segura y regular» sin renunciar la «integración», lo que, dijo, pasa por fortalecer nuestros «valores, cultura, identidad propia y sentir comunitario».
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